El diputado de La Libertad Avanza ancló su postura en que cada uno debería poder “disponer sobre su cuerpo”; también se mostró en contra de la pena de muerte y defendió la educación en el hogar; días atrás propuso que se pueda intercambiar un brazo por una casa.
El diputado nacional de La Libertad Avanza, Javier Milei, volvió a mostrarse a favor de permitir la venta de órganos entre privados y eliminar todas las regulaciones estatales. “Es un mercado más”, dijo. Días atrás propuso que un individuo pueda intercambiar un brazo por una casa.
Durante una extenso diálogo con el periodista Jorge Lanata, conocedor del tema debido a que en 2015 se sometió a un trasplante de riñón, el economista libertario de ultraderecha encendió la polémica porque sostuvo sobre la venta de órganos: “Es un mercado más y vos podrías pensarlo como un mercado. El problema es por qué todo tiene que estar regulando el Estado. Hay estudios de Estados Unidos que [dicen que]si dejaras esos mercados libres funcionarían muchísimo mejor y tendrías menos problemas”.
Siguiendo esa línea, argumentó que se trata de una decisión sobre el cuerpo de cada individuo. “¿Cuál es el problema? Si el liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, mi primera propiedad es mi cuerpo ¿Por qué no voy a poder disponer de mi cuerpo?”, dijo.
En una escalada aún mayor de su insólita argumentación, el diputado señaló como posible que el individuo esté en una circunstancia desesperada que lo empuje a esa situación. “Entonces lo vamos a poner en otros términos: si no le terminás comprando ese órgano, se termina muriendo de hambre y ni siquiera tiene vida”, agregó.
En ese sentido, dijo que el Estado dispone del cuerpo de las personas cuando les “roba” más del 50 por ciento de lo que generan. “Hay un doble estándar: para que el Estado me esclavice, sí. Ahora, si yo quiero disponer de una parte de mi cuerpo por el motivo que fuera, ¿cuál es el problema?”, insistió en Radio Mitre.
Lanata, por su parte, escuchó atentamente la postura de Milei y acto seguido contó la experiencia personal que vivió mucho tiempo antes de someterse a la mencionada intervención quirúrgica, la cual lo hace posicionarse en la vereda opuesta al economista. “Cuando empezó todo mi problema, un día me vienen a ver y me preguntan, ¿por qué no comprás un riñón en Bolivia? Y yo no puedo comprar un riñón... El problema de la discusión de los órganos me parece que no está en el hecho de la disponibilidad de la persona, sino que está en el hecho de tasar en dinero algo que es irremplazable”, planteó.
Firme en su postura, Milei insistió en que “si había un precio, alguien se lo puso”, además de sugerir que “la persona que está haciendo eso, probablemente haya algo que lo lleve a tomar esa decisión”.
“La desesperación Javier, el hambre...”, interrumpió Lanata, dando muestra que la justificación de Milei no lo convencía del todo. Y Milei no se quedó callado: “Es una decisión del individuo. Es decir, ¿quién soy yo para meterme con el cuerpo de otra persona? El que decidió venderte el órgano, ¿en que afectó la vida, la propiedad o la libertad de los demás? ¿Quién sos vos para determinar qué tiene que hacer él con su vida? Si es su vida, su cuerpo, su propiedad”.
No es la primera vez que el libertario se expresa de esa manera sobre la venta de órganos. Días atrás, en el debate televisivo del canal Net Tv que lo puso frente a Juan Grabois, se mostró a favor de que un individuo pueda disponer la comercialización de su cuerpo, incluso para intercambio de mercancías, como podría ser un brazo a cambio de una casa.
“Si alguien se lo quiere vender, ¿cuál es el problema?”, dijo el legislador, a lo que el dirigente social le respondió: “Te aseguro que vas a encontrar mucha gente dispuesta a vender su brazo a cambio de una vivienda para su familia. Ahora eso es una inmoralidad, es una monstruosidad que no se puede aceptar, porque eso es la imposición de la perversión del poderoso”.
Pero Milei no se quedó ahí sino que esbozó un intento de argumentación para la insólita propuesta: “Ese es el error. Porque decís que el tipo decida sobre su cuerpo, si quiere utilizarlo para financiar algo, para dárselo a los hijos. Y en el fondo, cuando tenés un Estado que te saca el 50 por ciento, como que te hubiera cortado la mitad del cuerpo, es muchísimo peor. Lo que pasa es que se hace con una pátina distinta, pero el resultado final es muchísimo peor porque no te sacó la pierna, te sacó la pierna, te sacó el brazo, te sacó la mitad de los órganos, lo único que hizo fue ser eficiente en cómo robarte, para que tenga una pátina distinta”.