¿Alguien va llevando el registro de insultos de la casta política a la docencia y a la escuela pública de este bendito país? Yo recuerdo no menos de una docena, y de diferentes gobiernos. Igual, aclaro: de la derecha no me sorprendió ninguno, eh. Es lo que uno espera. Siempre me sorprendieron más los destratos recibidos de parte de gobiernos (supuestamente) progres. Esos duelen doble. Acá en Entre Ríos, si alguien lleva la lista, deben ser centenares. Por Américo Schvartzman (*).
Con todo esto se agiganta la labor de quienes pese a todo eso (pese a los insultos en palabras y a los sueldos que son igualmente insultos iguales o peores, y a tantas otras cosas cotidianas de la docencia que la transforman en una profesión insalubre) siguen adelante con su laburo con responsabilidad, compromiso y amor. Maestros y maestras, son sencillamente admirables. En especial, quienes trabajan en los niveles más "elementales" (siguen siendo los peor pagos, los más oprimidos y los menos reconocidos).
Mis estudiantes me han escuchado algunas veces expresar mí utopía al respecto de por dónde empezar a transformar la educación algún día para ser un país serio. Hay países que ya lo han hecho. No es una condena bíblica y eterna. No debería serlo. Pero eso lo contaré otro día.
El punto es que, siempre que suceden estos insultos (como el de la imbécil esta que ni siquiera pienso nombrar), recuerdo un párrafo del Talmud, citado por Erich Fromm en su libro "El dogma de Cristo".
Ese párrafo, que tiene no menos de 2.000 años, siempre me hace pensar que el desprecio por la docencia (por más palabras lindas que se dicen el 11 septiembre) viene de muy lejos (del mismo modo que el considerar a las mujeres poco más o menos que otra posesión, como un burro o una yegua, así como el desprecio profundo de los líderes religiosos por "la gente de la tierra", que es en realidad el motivo por el cual Fromm cita este párrafo: no había nada peor que la "gente de la tierra", el pueblo, los campesinos: ni siquiera los maestros, que como se ve estaban en la escala social por debajo de los recolectores de limosna... aunque estaban cerquita).
Bien. Ya está. Espero que no se depriman más si son docentes, hijas de... o si son o se consideran "gente de la tierra".
Ya vendrán otros tiempos, pero como dice el gran Amaro Villanueva "a lo que está por venir / hay que ayudarlo a que venga".
El párrafo del Talmud es el siguiente:
Un hombre debe vender todas sus posesiones y asegurarse por esposa a la hija de un estudioso, y si no puede obtener tal hija debe intentar obtener la hija de un hombre prominente. De no obtener éxito en ello debe empeñarse en obtener la hija de un director de sinagoga, y si no tiene éxito en ello debe procurar la hija de un recolector de limosnas, y si ni una mujer así puede obtener debe esforzarse en lograr la hija de un maestro de escuela elemental. Debe evitar el matrimonio con la hija de una persona común (un miembro del Am Haretz) pues esto es una abominación, sus mujeres son detestables y en cuanto a sus hijas, se dice: "Maldito sea quien duerma con una vaca" (Deuteronomio 27)
Américo Schvartzman (*) es Licenciado en filosofía, director del periódico socialista La Vanguardia, miembro de la cooperativa El Miércoles de Concepción del Uruguay y entusiasta de la murga oriental.