Milton Friedman es uno de los padres fundadores del neoliberalismo. Sin admitirlo sus admiradores, en sus argumentos expone una falacia circular; es decir para demostrar una proposición razona de modo de llegar de nuevo a ella y presenta el razonamiento como demostración.
Al referirse Milton Friedman a la superioridad del mercado para coordinar actividades económicas y asignar recursos con eficiencia, dice: "una objeción importante levantada contra la economía libre consiste precisamente en el hecho de que ella desempeña esa tarea muy bien. Da a las personas lo que ellas quieren y no lo que un grupo particular piensa que deben querer. La falta de fe en la libertad como tal, subyace en la mayor parte de los argumentos contra el mercado libre".
Entonces: el libre mercado es la mejor forma de organizar la economía porque garantiza la libertad del consumidor, la libertad de compra y venta atada como condición necesaria a la prosperidad y la libertad. Estamos frente al fundamento de la propuesta neoliberal y al mismo tiempo frente a una materia de fe. Los neoliberales consideran a sus críticos, más que faltos de capacidad teórica faltos de fe en la libertad del consumidor y del mercado.
Efectivamente, los críticos del neoliberalismo no tienen fe en la capacidad de la mano invisible del mercado para asignar recursos.
Friedman entiende que el que cree en la libertad de mercado cree también que el mercado soluciona los problemas económicos y, por eso lo defiende. Pero el que lo cuestiona se equivoca, porque no cree en el poder de la libertad del mercado y, por eso, no consigue ver la superioridad del sistema de mercado sobre cualquier otro sistema.
Es una empresa intelectual que se sostiene por la coherencia de un pensamiento circular sin fisuras, blindado, que no permite la duda. Y sin duda no hay ciencia.
La razón de la fe
El neoliberalismo tiene un nivel operativo, que es casi el único que aparece en los divulgadores patrocinados; pero también un nivel filosófico menos ostensible y un nivel teológico fuera de la vista. En conjunto es una ideología hecha de medias verdades presentadas como leyes naturales inviolables.
Una de las razones de su ubicuidad es que hay en el mundo 6000 grandes medios de prensa, que tienen no más de seis propietarios, todos al servicio de un interés único, el que expresa el neoliberalismo.
Esta falta de diversidad explica que los argumentos de los neoliberales, a pesar de su debilidad, aparezcan en los medios "serios" como verdades irrebatibles, de sentido común y sana lógica, y que los economistas del establishment tengan en la televisión y la radio más espacio que las vedettes y compitan a pesar de la aridez y los tecnicismos con los programas de chimentos.
Estos "científicos" imparten lecciones que la audiencia respeta mucho sin entender nada porque son proferidas por quienes antes se nimbaron del aura del saber y están hechas más para embarullar y confundir que para esclarecer. Contienen en nombre del saber la ideología que promueven los medios de prensa donde actúan.
Los ideólogos neoliberales son fundamentalistas, no ya de las verdades bíblicas como los primeros a los que se aplicó la denominación en los EE UU, sino de presuntas verdades económicas que para ellos no tienen alternativa, como no tenía la biblia para los primeros fundamentalistas.
Promocionan los intereses de los bancos y las empresas que dominan los medios de información.
El fundamentalismo de mercado
Los fundamentalistas neoliberales instalan la idea de que la eficacia y el crecimiento son la finalidad de la economía y que "fraudes" como la justicia social y la igualdad son obstáculos menores en el camino de llegar al fin mayor .
Para imponer el dominio de la eficacia suelen presentar sus postulados como inapelables, fundados en una lógica de la que también se presentan como propietarios.
Según ellos la economía tiene reglas rígidas y uniformes, que no obstante no les permiten acertar casi nunca con una predicción, ni siquiera el precio de las acciones. Cualquier pluralismo político o ideológico debe ceder ante la verdad técnica de las soluciones económicas neoliberales. "No hay alternativa". (O "así es la vida", como acepta a veces el fatalismo popular)
En la edad media europea, la iglesia imponía su instrumento de salvación sin discusión posible. La verdad era revelada, cuestión de fe, obligatoria para todos y explicada por la teología. La razón, en posición subalterna, era la criada de la teología, "ancilla theologiae".
Para los fundamentalistas del neoliberalimo la política debe estar subordinada a la economía, "ancilla economiae". La historia no se repite, pero sus situaciones típicas vuelven en segunda versión como remedo ridículo.
En la edad media el brazo secular se encargaba de los herejes: la retractación, el potro o la hoguera, según la gravedad del insulto a la verdad. Hoy, ya que la historia no se repite, es la mano invisible del mercado, mano negra, la encargada de destruir a las personas, los países y las civilizaciones que se nieguen a admitir que no hay alternativa.
De la Redacción de AIM.