Frente a la profundización a niveles acelerados de la crisis alimentaria, desde diferentes organizaciones ven con preocupación la implementación del protocolo antipiquetes que: “A lo que viene es a agudizar, profundizar, la violencia hacia las poblaciones que se manifiestan en contra de políticas que atentan contra los pueblos mismos”, afirmó a AIM Facundo Scattone Moulins, integrante de la Coordinadora Basta es Basta y de Nuevo Brote Nativo.
“Las políticas que se llevan a cabo desde el gobierno nacional atentan contra la agroecología, porque la misma manera de producir agroecológicamente y a través de la soberanía alimentaria, rompe los negocios de unos pocos para redistribuir; hace que el productor tenga más opciones, no tenga que depender de un agrotóxico importado sino que pueda generar un biopreparado o comprárselo al vecino, entonces genera más opciones, más libertad en esos marcos, a la vez que cadenas de cercanía, el producto se genera en un mismo predio, genera vecindad, comunalidad y eso es lo fundamental para reconstruir, porque las políticas actuales van contra lo común”.
Desde las organizaciones socioambientales, remarco Scattone: “Creemos que es fundamental volver a fomentar la comunalidad, lo común, porque nacimos de eso, de organizarnos colectivamente para poder pensar los problemas que son colectivos, que no me afectan solo a mí”, como por ejemplo, “un río contaminado no me afecta solo a mí, sino a todas las poblaciones”.
“Somos organizaciones que buscamos objetivos colectivos, como el vivir en un territorio donde se produzca sin contaminar, porque si la comida se contamina no es un alimento, no busca el objetivo de salud. Hay que volver a pensar en los alimentos como salud y, por ende, a su producción como saludable para el territorio. Queremos poblaciones rurales que no tengan que irse, que el campo sea un lugar que se habite desde el deseo y no se huya por necesidad de no enfermarse o morir. Por eso insistimos en que la salida es organizarse, entrelazarse. Es fundamental no solo ir por los derechos ambientales, sino evitar las regresiones de derechos culturales, en materia penal, civil, en derechos democráticos como la protesta”.
Al respecto señaló que: “En estas políticas que se están desarrollando y agudizando,algo que vemos con mucha preocupación es el protocolo antipiquetes que a lo que viene es a agudizar, profundizar la violencia hacia las poblaciones que se manifiestan en contra de políticas que atentan contra los pueblos mismos”.
Como ejemplo de esto, Facundo Scattone Moulins señaló las políticas extractivistas y que contaminan. “Entonces cuando esa protesta se busca a partir de un protocolo interrumpirla, limitarla, negarla, invisibilizarla, es preocupante y es un alerta muy fuerte en términos de democracia”.
Scattone remarcó que “el derecho a la protesta, que se deriva del derecho a la libertad de expresión, es un derecho neurálgico, que le da vitalidad a la democracia”.
En el marco de la lucha socioambiental, se entiende que se “heredera de la lucha por la democracia, ampliar las luchas socioambientales” lo que proponen las resistencias “es el robustecimiento de la democracia; por ese motivo, el problema del protocolo antipiquetes es muy preocupante, más aún en las luchas de movimientos sociales que muchas veces la única alternativa que tenemos es la calle, es la visibilidad pública, como se hace en la ronda de los martes en Paraná a partir de la iniciativa de la coordinadora desde hace seis año”.