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Política
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Trigo transgénico, una lucha sin fronteras

En una lucha contra el avance agroindustrial “más peligroso que se ha presentado en los últimos años, juntos con nuestros compañeros del Movimento Sem Terra y otras organizaciones del Brasil, nos movilizamos en contra del #trigohb4”, informaron a AIM desde la Unión de Trabajadores de la Tierra, quienes reclamaron por la soberanía alimentaria.

“Nos unimos sin fronteras mediante #panazos, juntando firmas y convocando a todas las organizaciones que quieran sumarse contra este trigo que ya fue prohibido en el continente europeo como en otros países por la alta peligrosidad de sus químicos, tanto para la tierra como para sus habitantes y consumidores”, explicaron a AIM desde la UTT.

En ese sentido, “la aprobación de la medida para su siembra afecta la alimentación y el suelo de argentinos, brasileños y a los consumidores de los países donde se exporte, sentando un precedente para que se pueda seguir sembrando en otras partes del mundo”.

La organización Trigo Limpio, conformada por científicos y organizaciones socioambientales, manifestó su preocupación y rechazo por la posible aprobación del trigo transgénico HB4 en Brasil, decisión esperada en Argentina para comenzar la producción en escala de ese tipo de cultivo. La vinculación entre la normativa brasileña y los cultivos argentinos es que el vecino país es el principal importador de trigo, además es la condición que el propio Estado argentino impuso para comercializar cualquier derivado de ese evento transgénico.

El trigo HB4 implica un modelo de agricultura que profundiza la inequidad y daña al ambiente. «Nos encontramos a días de que una decisión tomada por un gobierno extranjero pueda marcar irremediablemente el destino de la soberanía alimentaria de nuestro país», advierten. Argentina ya avanzó en aprobar el trigo transgénico de la empresa Bioceres-Indear —fue el primer país del mundo— y su cultivo significa una amenaza para las poblaciones campesinas y para nuestro ecosistema.

A fines de abril, la firma rosarina Bioceres -que desarrolló el trigo HB4- comenzó a cotizar en el Nasdaq Global Select Market: su acción subió 145 por ciento desde comienzos de 2021. Además, la empresa anunció una “alianza estratégica” con Havanna para la elaboración de productos a base de trigo transgénico.

Especialistas y activistas ambientales renuevan su solicitud al Estado argentino para que deje sin efecto la aprobación del trigo transgénico y que, al mismo tiempo, abra un amplio espacio de debate ciudadano informado, tal como lo prevé el Acuerdo de Escazú (Ley Nacional 27.566).

El origen del trigo transgénico

Los orígenes del trigo transgénico se remontan al descubrimiento de la bioquímica Raquel Chan, de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Chan localizó en 1995 el gen que le posibilita al girasol administrar la escasez del agua. En 2004 se patentó esta tecnología, en una colaboración conjunta del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (dependiente del Conicet y de la UNL) y de la empresa Bioceres (que tiene entre sus accionistas al multimillonario Hugo Sigman y al «rey de la soja» Gustavo Grobocopatel). Se trata de la misma empresa que hoy espera la aprobación del trigo HB4 en Brasil para avanzar con ese cultivo en las tierras de Argentina.

El trigo transgénico había recibido el visto bueno, en 2016, del Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa) y, en 2018, de la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia). Vale aclarar que ni Senasa ni Conabia realizan estudios propios sobre transgénicos y agroquímicos, solo validan los presentados por las compañías que los comercializan.

Trigo transgénico

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