Se trata de un proyecto de la plataforma Tree-Nation que apunta a la reforestación como parte de una estrategia ambiental y social.
Con una amplia biodiversidad, las yungas australes son una de las formaciones forestales más ricas de la Argentina. Además, son uno de los sistemas naturales más susceptibles a la intervención humana. Tal es así que, según el Foro Mundial de Naturaleza (WWF), su preservación “es una prioridad internacional”.
Al este de los Andes, atraviesan Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca, en la región del NOA. Se trata de 3 millones de hectáreas que, en menos del uno por ciento del territorio nacional, contienen la mayor biodiversidad del país.
Lamentablemente, la intervención del hombre ha puesto en jaque su existencia. El avance de la frontera agrícola y la expansión de las áreas urbanizadas sin el debido control, son algunas de las principales causas que hoy afectan esta zona.
Proyecto y objetivos
Por ello, la plataforma Tree-Nation comenzó con un proyecto de reforestación como parte de una estrategia ambiental y social. El objetivo principal se centra en conservar y restaurar el bosque para recuperar la riqueza del ecosistema. De hecho, ya llevan plantados cerca de unos 100 mil árboles.
“Nuestro gran objetivo es tratar de recuperar la capa superior del bosque, mejorando la calidad de los servicios del ecosistema, mejorar el valor del bosque nativo, Identificar la riqueza de la biodiversidad actual, en particular de especies endémicas y en peligro de extinción e involucrar a la comunidad local promoviendo el desarrollo social”.
Desde su página web, la entidad ofrece a las personas la posibilidad de plantar especies de crecimiento rápido, árboles fuertes y de fácil crecimiento en territorio argentino. Los árboles óptimos dentro de esta clase son la cedrela angustifolia y la cedrela balansae, que captan un promedio de entre 36 y 48 kilos de dióxido de carbono a lo largo de su vida.
Recuperar el estrato superior es un trabajo a largo plazo que están dispuestos a enfrentar. “Hemos identificado algunos lugares en el área donde trabajamos, donde el estrato superior está conservado. Los árboles parecen tener más de 150 años y miden unos 35 metros aproximadamente. Lograr ese resultado no será algo que podremos ver quienes hoy estamos trabajando, pero disfrutaremos el proceso y crearemos un equipo sólido y comprometido que continúe con la tarea en las próximas décadas”, agrega Renaudín.
Sobre el porqué de su proyecto, Renaudín reconoce que el ecosistema de yungas es un bosque nublado muy rico en biodiversidad: “durante los siglos XIX y XX, sufrió una explotación forestal selectiva debido al enorme valor de las maderas nobles que hay en el bosque. Esto resultó en la pérdida del estrato superior, donde se encuentra gran parte de la riqueza del ecosistema. Trabajar regenerando este ecosistema es un gran desafío y muy gratificante a la vez debido a su enorme riqueza y al desarrollo social que genera en la zona. Estamos conservando y restaurando el hábitat de miles de especies junto a los pobladores locales. Además, hemos trabajado durante 12 años (entre 1998 y 2010) en el ecosistema de Gran Chaco”, explica.
Según el especialista, la zona donde están plantando los árboles es un área donde ha existido una tala selectiva, perdiéndose de esta manera los árboles más altos y gran diversidad de especies. “Nuestro trabajo es revertir este proceso. Intervenimos el área plantando árboles que se convertirán en los más altos del lugar. Cada plantín es producido en nuestro vivero, y luego de plantado, lo cuidamos durante los primeros cinco años hasta que pueda cuidarse por sí solo y darse paso a crecer y regenerar el estrato superior”, concluye.
Fuente: Sin Mordaza.-