Por Héctor María Maya
No pretendo expresarme sobre la cuestión de fondo del expediente Urribarri, sino acerca de la cuestión de fondo del derecho y de la adecuada administración de Justicia.
Quiero buscar objetividad y señalar que no ocupé cargo alguno en los ocho años de la administración referida y más aún debí sortear algunos inconvenientes políticos de dominio público que no viene al caso mencionar, porque son casi siempre consecuencia de las disputas políticas nuestras.
Igual, soy peronista sin beneficio de inventario, cuestión que ratifico.
Sin perjuicio de que un juez cambie su voto o sentencie a favor o en contra, en circunstancias idénticas, debemos buscar el derecho a que todos tengamos justicia y a veces para lograrla, hay que alejarse del terreno donde existieron pasiones y discrepancias, como naturalmente surge respecto de una persona que ejerció el poder máximo de la provincia durante ocho años.
Respecto de Urribarri, como de otros políticos en circunstancias similares, no hay neutralidad posible o es extremadamente difícil y ello alcanza a la Justicia, a la que le resulta un esfuerzo alejarse de esa realidad.
Por si eso fuera poco, de los muchos jueces o fiscales designados por el peronismo, algunos, pierden objetividad y por temor no hacen justicia, porque así lavan su pasado condenando peronistas.
Nadie se mete en estos temas, pero como estoy viejo y lúcido gracias a Dios y busco una mejor provincia sin desocupados, sin pobreza y fundamentalmente con Justicia, hago publica mi opinión. Digo lo que pienso y duermo tranquilo con mi conciencia.
Aquí se trata de darle a un político de protagonismo intenso, como a cualquier justiciable, la oportunidad de alejarse de las posibles pasiones y buscar una instancia de mayor objetividad, concurriendo a extraña jurisdicción como la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que diga y sentencie sobre su culpa o inocencia.
Es mucho más digno y justo el voto Schumacher que revisó su anterior, que los que negaron a un ex gobernador, hombre de la política, el derecho de encontrar sentencia final en extraña jurisdicción como la Suprema Corte. Negar esa apelación es lesivo del derecho y de la honorabilidad de quien fue votado por el pueblo.
Sé que muchos me criticaran y la mayoría no se meterá, casi diría que algunos debiendo hablar huyen. La Justicia es para todos, no para los más vinculados o privilegiados y debemos hacer esfuerzos para que Entre Ríos vuelva a esa situación.