La secretaria de Defensa de los Bienes naturales comunes de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), Verónica Veik, indicó a AIM que “hay una perspectiva privatizadora de la educación que avanza en el mundo”, pero aseguró: “En los 90 luchamos contra ellos y estamos preparados para volver a hacerlo”.
En un escenario complejo, el proyecto educativo argentino atraviesa un momento clave, en un mundo globalizado donde el capital busca, por todos los medios, transformar derechos en mercancías. En ese marco, Veik indicó que los docentes tienen que inscribir muchos de los discursos que circulan sobre educación en los modelos económicos y culturales que se pretenden imponer: “A veces nos sorprende la falta de creatividad de los impulsores del proyecto neoliberal. Porque lo que pretenden maquillar como ‘novedades’ son recetas educativas que ya fracasaron en los ‘90. Y si hay algo que tenemos los docentes es memoria. Cuando ellos piensan en educación no lo asocian a ‘derechos’ sino a ‘gasto’. Nos hablan de achicar el Estado y resulta que los y las docentes también somos el Estado. Así que cuando dicen estas cosas están pensando claramente en el recorte a educación”.
En ese marco, la dirigente sindical aclaró que lo que ocurre en Argentina no está disociado del resto del mundo, ya que el espíritu de época pasa hoy por la mercantilización de derechos: “Hay una perspectiva privatizadora de la educación que avanza en el mundo: los argentinos ya la conocimos en los años 90. Inclusive se repiten algunos nombres que siguen sosteniendo las mismas lógicas que nos llevaron al 2001”.
“Te hablan de las ventajas de lo privado, de vaucherizar y eliminar el derecho de los trabajadores a luchar por la inversión educativa, declarando servicio esencial la educación. Lo que tenemos que preguntarnos como sociedad es ¿La educación es un asunto del mercado o es un tema público, de todos?”, indicó y agregó: “¿Se lo dejamos en sus manos a las fundaciones internacionales o asumimos que el proyecto educativo debe ser soberano?”.
Al respecto, apuntó que lo que se observa en este año electoral “es la vieja idea de aplicar las lógicas del mercado a todas las relaciones sociales, incluidas las escuelas; hablan de ‘revolución educativa’ actores que están planteando ideas que son lo contrario de revolucionarias, son profundamente conservadoras ¿Qué es menos revolucionario que impedir o reprimir el derecho a la protesta de los trabajadores, por ejemplo? ¿O sería revolucionaria desde la perspectiva de qué interés? Porque precisamente en la esencia de la palabra revolución está la capacidad de transformar la realidad. Y no se transforma una sociedad sin participación”.
“Cuando ellos hablan de reforma de contenidos en realidad están hablando de sacar del currículum todos los espacios que promueven un pensamiento crítico. Y –como en los ‘90- los argumentos son: que no sirven para el mundo del trabajo. Nada mejor que mercantilizar las lógicas sociales para avanzar con la privatización y la depredación de los bienes comunes naturales, por ejemplo, la educación ambiental les resulta incómoda. Tampoco resulta conveniente que en las escuelas se reflexione en clave histórica, la mayoría de las reformas neoliberales reducen drásticamente el área de ciencias sociales”, aseguró.
La lucha docente
Lo que callan todos los discursos de corte neoliberal es que los docentes nunca lucharon sólo por el salario que, es sin duda, central para cualquier trabajador: “Nuestra lucha siempre fue mucho más allá: inversión en infraestructura, formación en servicio, comedores, mantenimiento, entre muchas otras cosas. Peleamos por la educación pública. Luchamos en pleno auge neoliberal en contra de la Ley Federal de Educación, que transfirió a las provincias el sistema educativo con un montón de recetas y discursos que volvieron a reciclar sobre ‘calidad’ y ‘eficiencia’ que en realidad significan ajuste. Así que nos vienen a disfrazar de novedad cosas que los docentes conocemos bien”.
“Por eso no nos sorprenden estos proyectos. En los ‘90 luchamos contra ellos y estamos preparados para volver a hacerlo. La Ley Nacional de Educación es hija de esa lucha, la paritaria docente que recuperó el rol del Estado Nacional, el Infod como instrumento de formación docente. Y en nuestra provincia no nos extraña que haya voces que en esta sintonía planteen avanzar contra el Estatuto del Docente, que garantiza nuestros derechos como trabajadores y trabajadoras y el Consejo General de Educación (CGE), desde donde hemos peleado por derechos como la estabilidad y el ascenso pero, también, por la perspectiva política pedagógica que hace posible una educación democrática e inclusiva. Fue desde la paritaria y el trabajo de nuestros representantes en el CGE que se titularizaron más de 60.000 horas en secundaria, miles de cargos en primaria, y en este mismo momento hay miles de docentes rindiendo para ascender en su carrera a cargos directivos. Cuando dicen que van a eliminar las paritarias, el CGE, y a declarar servicio esencial la educación, en realidad nos están diciendo que vienen por esto. Por todo lo que hemos conquistado colectivamente a lo largo de la historia. Y que vamos a defender con organización, como lo hicimos cada vez que avanzaron contra la educación pública a lo largo de la historia”, indicó.
En ese sentido, aseveró: “¿Para qué sociedad educamos los docentes? Para una sociedad con mayor justicia social e igualdad. Cada día, en cada escuela, un grupo de docentes pone toda su imaginación y creatividad para gestar proyectos que inviten a transformar, en los que todas las voces sean escuchadas. Trabajamos colectivamente para que la educación sea un derecho social, con inclusión efectiva y no un privilegio para pocos”.