Los recuentos en la zona endémica de Córdoba indican que la población de chicharrita del maíz, virus del mal de Río Cuarto, sobrepasa los umbrales de alarma. En este contexto, técnicos del Inta brindan una serie de recomendaciones de manejo y control.
Reconocida como una de las enfermedades más importantes del maíz en el país, el virus que causa el Mal de Río Cuarto puede ocasionar daños considerables en el rendimiento de los cultivares de este cereal. Los recientes recuentos de chicharritas, sus vectoras, fueron muy altos en el sur de Córdoba. En este contexto, técnicos del Inta brindan una serie de recomendaciones de manejo y control.
De acuerdo con María de la Paz Giménez Pecci –especialista en genética y biología molecular del Instituto de Patología Vegetal (Ipave) del Inta–, los recuentos de chicharritas (Delphacodes kuscheli), vectoras del virus del Mal de Río Cuarto, realizados en la zona endémica de Córdoba, dieron muy altos y son, al menos, tres veces superiores en algunas estaciones de muestreo a los de los últimos años.
En este contexto, para la zona endémica, la investigadora aconsejó atrasar la siembra de maíz lo máximo posible y sembrar cultivares tolerantes.
Para el resto de las zonas, destacó la importancia de conocer el nivel de las poblaciones de chicharritas mediante un protocolo de muestreo, prestar atención a las condiciones predisponentes y si la semilla es susceptible, atrasar la fecha de siembra lo más posible.
Por su parte, Gabriel Espósito –especialista en cereales de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba– indicó que las chicharritas superan las 500 en algunas estaciones de muestreo y “éstas cifras sobrepasan los umbrales de alarma”, situación que “pone en sobreaviso a los productores y profesionales del sector y demanda controles químicos con algún piretroide microencapsulado –siempre consultando a algún ingeniero– para que en una o dos aplicaciones se pueda mantener la población en niveles bajos”.
Asimismo, Espósito no dudó en destacar la importancia de realizar un mayor control en aquellos lotes que se siembran cerca de trigo o verdeos de invierno, como avenas o centenos, o cultivos de servicios o pasturas, como alfalfa.
“Puede haber un riesgo importante de daño por Mal de Río Cuarto en el sur y suroeste de Córdoba, en la zona de Vicuña Mackenna, Coronel Moldes, Sampacho y Chaján, que es donde se hicieron los relevamientos, aunque no se debe descartar que suceda lo mismo en otras zonas”, confirmó Espósito.
Y añadió: “No podemos saber que pasa en otras regiones porque no se hacen estos relevamientos, y creo que es un llamado de atención a todo el sector productivo que ha abandonado a esta enfermedad”.
En este sentido, puntualizó la necesidad de utilizar la información generada por la Universidad de Río Cuarto e invitó a los productores a “hacer los controles y monitoreos necesarios para evitar las sorpresas”.
En cuanto a las condiciones predisponentes para las poblaciones de vectores, Pecci enumeró los inviernos templados, las gramíneas de invierno como verdeos, trigo y cultivos de cobertura del cultivo, el germoplasma susceptible, la fecha de siembra y el estrés por sequía, viento o aplicaciones de herbicidas.
Los investigadores estiman que el aumento de los niveles poblacionales puede estar asociado al incremento de lotes con cultivo de cobertura. “Justamente la zona roja coincide con la zona donde el yuyo colorado está más grave y el cultivo de cobertura se generaliza como práctica para disminuir los daños. Si es así, la frecuencia de años severos debería aumentar en el futuro”, aseguró Andrés Corró Molas –fitopatólogo del Inta Anguil, La Pampa–.
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