Invitado por la Fundación para el Periodismo de Bolivia, el representante del proyecto Desconfío y el docente de Concepción del Uruguay Adrián Pino, viajó para brindar una serie de talleres para comunicadores. En diálogo con AIM, el periodista habló sobre el escenario electoral y las usinas de trols al servicio de la desinformación como puntos en común entre ambos países. [{adj:57950 alignright}]
“El proyecto Desconfío llegó a Bolivia invitado por la Fundación para el Periodismo de Bolivia que coordina una alianza de medios que se llama Bolivia Verifica, y que está haciendo verificación de noticias falsas y discursos en las elecciones de Bolivia”, contó a esta Agencia Pino, que ya se encuentra en el vecino país. El evento, detalló, cuenta con el respaldo del a Fundación Konrad Adenauer de Bolivia, una agencia alemana que allí tiene sede.
En periodista entrerriano contó actualmente el escenario en Bolivia está cruzado por el anuncio del gobierno de Evo Morales de la creación de lo que llamó “guerreros digitales”, y que según describió el integrante de Desconfío es “un organismo que funciona dentro de la órbita de redes sociales del gobierno”. Con el funcionamiento de estos “guerreros” o para algunos trols, “comenzó a notarse en el debate público boliviano la intervención en redes sociales muy fuerte de algunos actores, aparición de cuentas falsas, de viralizar contenidos al mismo tiempo, y en esto tiene mucho paralelismo con la Argentina, que tiene estas prácticas, diría de los dos lados de la grieta, desde Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, que tienen gente tuiteando e incidiendo en las redes, tratando de posicionar candidatos, de perjudicar a los adversarios”, describió. Y es aquí donde intervienen la capacitación. “Desde Desconfío vemos que las dinámicas son muy parecidas. Por eso venimos a entrenar a más de 60 periodistas de la ciudad de Cochabamba, La Paz y Tarija. La idea es fortalecer la red de alianzas de Bolivia Verifica y nutrirlos de herramientas digitales para que mejoren la instancia de verificación y detección de noticias falsas”.
En cuanto a otros aspectos comunes, Pino dijo que notaron “que tanto en Bolivia como en Argentina están poco preparados. No se ha estudiado el fenómenos de la desinformación, que es algo complejo y que relativamente tiene poco tiempo. Y porque por otro lado hay un desconocimiento de herramientas básicas que se usan para detectar noticias falsas o para identificar si una foto por ejemplo fue trucada o modificada. Que son herramientas simples pero que por alguna razón falta formación. Nuestro foco está en eso, en introducirlos en el mundo de la desinformación, explicarlo conceptualmente, brindar herramientas y horas de entrenamiento para que hagan la práctica para detectar cómo se ha distribuido un contenido, si una cuenta es real o falsa, cómo monitorear el origen de la publicación, si el posteo en redes sociales es original o es replicado”.
Por último, Pino insistió en la propuesta de enfocar el trabajo en equipo para desenmascarar las noticias falsas, “porque no alcanza en soledad; se necesitan trabajo articulado con distintas disciplinas”, concluyó