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Coceramic: Obreros amenazados de muerte piden entrevista a Bordet

Obreros de la cooperativa Coceramic, de tejas y ladrillos, denunciaron tres amenazas de muerte y un intento de soborno, y manifestaron su estado de incertidumbre frente a la difusión de noticias que indican que los bienes de Coceramic fueron vendidos.

Obreros de la cooperativa Coceramic, de tejas y ladrillos, denunciaron tres amenazas de muerte y un intento de soborno.
Obreros de la cooperativa Coceramic, de tejas y ladrillos, denunciaron tres amenazas de muerte y un intento de soborno.

Frente a su estado de zozobra, pidieron por escrito una entrevista con el gobernador Gustavo Bordet. Algunos de ellos reconocieron que tienen “miedo” porque han sido advertidos de que enfrentan “a pesos pesados del empresariado y la política”, y un obrero reconoció: “yo ya no creo en ningún político, y menos en el empresario que nos presentaron”.

Los trabajadores se mostraron asombrados por la aparición de una solicitada del ex titular de la cooperativa, David Duarte, y el empresario Juan Carlos Acevedo Díaz, en la que afirman que todos los bienes pasaron a manos de la firma En Premieur, incluidas 500 hectáreas de campos anegadizos y 4 hectáreas en el centro de Paraná, valuadas en cifras multimillonarias.

Amenazas
Los obreros afirmaron que uno de ellos recibió un llamado intimidatorio, cuando un hombre que no se dio a conocer le dijo por teléfono: “si no te dejás de hinchar las pelotas con Coceramic las vas a pagar, vos o tu gente”.

En otra oportunidad, dijo, un hombre que cargaba bienes de la cooperativa “me tiró el auto encima y me pasó raspando”. Eso comentó a este diario la víctima, que trabaja desde joven en la empresa. Explicó que el hombre decía tener autorización de los “dueños”.

Lo que los obreros consideran más grave fue una amenaza directa de un alto empresario que, reunido con un grupo de obreros, fue encarado por uno de ellos por el supuesto incumplimiento de un convenio. Los trabajadores contaron que un obrero le reprochó al empresario en diciembre pasado no haber cumplido con lo pactado, y le dijo que a su criterio la empresa era de los cooperativistas, tras lo cual el empresario le respondió: “usted perdió su casa, esto es mío, y no me grite”.

Entonces el obrero le adelantó que le haría un juicio, y el empresario le contestó, ya exaltado y seriamente: “a cualquiera de ustedes que se atreva a hacer algo yo le pego un tiro, a cada uno”. Eso según el testimonio de obreros presentes.
Además de las tres amenazas y agresiones, uno de los obreros relató que recibió un llamado con la oferta de un soborno suculento, para abandonar su lucha por los derechos de los miembros de la cooperativa y los bienes. “Yo estaba reunido con la gente (los obreros) y él me llamó porque querían reunirse conmigo a solas, me ofrecían un millón de pesos”, comentó.

Este diario se reserva los nombres de los entrevistados y amenazados, porque su divulgación pondría en riesgo la salud de familiares ancianos. Los cooperativistas son 52 en total, y sólo una decena de ellos cumple tareas de vigilancia en la empresa, por lo cual cobran 1.500 pesos por semana. Eso comentaron los obreros, y aseguraron que esos trabajadores han recibido presiones para llamarse a silencio. “Nosotros estamos de acuerdo, que se callen porque es su único ingreso y tienen que cuidarlo”, manifestó un cooperativista. De modo que 42 trabajadores sobreviven sin ingresos desde mayo de 2017.

El desguace
Los cooperativistas eran propietarios de un predio de 513 hectáreas en zona de bañados, otro de cuatro hectáreas en Puerto Viejo (a pocas cuadras del centro de Paraná), y una serie de galpones, camiones, máquinas, herramientas y materiales. Poco a poco fueron advirtiendo que se estaban quedando sin nada.

Afirmaron que hace meses que no cobran un peso, que quedaron todos en la calle, y que la firma fue desguazada. Que se sienten engañados, y dan sobrados ejemplos referidos a la incertidumbre que padecen con sus familias.

“La industria fue despedazada, en poco tiempo se llevaron la matriz de bronce y los moldes, los motores, las cinco prensas, las dos amasadoras (choriceras), de la sala de máquinas. También se llevaron tres cajones alimentadores, la planta procesadora, desde la rompe terrones hasta los cilindros; incluso una amasadora que donó Desarrollo social de la nación. Se llevaron la calesita para carga, los sopletes de los hornos chicos y los sopletes de los hornos grandes de las secadoras, cinco grandes y seis chicos, que funcionan a gas.

Se llevaron mil zorras (mil), una retroexcavadora, una pala mecánica, un guinche, un camión Scania, un camión Dodge, motoniveladoras, un Sampi. Se llevaron todos los techos con miles de kilogramos de hierro y chapas, un galpón de 20 metros por 10, donde guardábamos los camiones y la tierra en días de lluvia; otro galpón de dos hectáreas, con toda la estructura metálica. Parte de pinotea, parte de hierro. Una galería de metal, y las chapas, las columnas de alumbrado, quince arriba, cinco abajo; un depósito de combustible, tres cortadoras de ladrillo”, enumeraron los obreros consultados. Sólo quedaron algunos hornos, y lo adjudican a la acción de la Asamblea Ciudadana, que levantó la voz contra el desguace.

Recordaron que allí llegaron a fabricar 400 mil tejas por mes y en los últimos años hacían ladrillos huecos de tres medidas, pero hoy ya es imposible trabajar porque no quedan máquinas.

“Lo principal que nos robaron son los sueños. Hemos llorado cuando veíamos salir toda la fábrica en los camiones, ahora dicen que la fábrica se vendió”, se sinceró un obrero y se preguntó, ¿nos entregaron?

Los trabajadores dan fe de una serie de reuniones que mantuvieron con el empresario Juan Carlos Acevedo Díaz, que les fue presentado por el ex gobernador Sergio Urribarri junto al entonces ministro Roberto Schunk. “Nos llenó de promesas”, dicen, en torno de la apertura de una fábrica en el Parque Industrial, con la compra de una planta en quiebra en la provincia de Salta, una industria capaz de lanzar un millón de ladrillos por mes, y les garantizó que formaría una unión de empresas con la cooperativa. Basados en esa proposición, accedieron de buena fe a un convenio de permuta, pero hoy no pueden explicar por qué ese convenio de permuta se convirtió en un contrato de compraventa. Ese es un punto central que los desvela.

“Nos han ocultado papeles, y eso genera más sospechas”, dijo un cooperativista.
Explicaron que, en consulta con el Instituto de Promoción de Cooperativas de la provincia, el propio director Ricardo Etchemendy les aseguró que esa cooperativa (Coceramic) está acéfala, que no hay aval para ningún consejo de administración, de modo que los ex directivos no pudieron adoptar decisiones sin asamblea extraordinaria, y menos la venta.

“Acá hubo una gran estafa, no sabemos bien cómo se tejió, quiénes son los responsables, tenemos sospechas, pero los perjudicados somos los trabajadores que nos quedamos en la vía”, resumió uno de los cooperativistas amenazados.

En las antípodas
Los obreros consultados aseguraron a UNO que no se sienten representados por los ex titulares de la cooperativa, David Duarte y Luis Lencina.

En las antípodas del relato obrero, el extitular de la Cooperativa, David Duarte, y el empresario, Acevedo Díaz, aseguraron en una solicitada aparecida en medios de la provincia, que los bienes de la cooperativa son propiedad ya del empresario y que se han cumplido todos los requisitos legales. “Resaltamos enfáticamente que ningún incumplimiento tiene la compradora con la vendedora”, aseguran. “Se realizó una operación de compraventa en donde tanto los terrenos de la fábrica ubicada en el predio de la calle Osinalde (Parque Urquiza) como los terrenos de los anegadizos de 513 hectáreas (Baxada Grande) que por derechos eran propiedad de la Cooperativa Coceramic, fueron vendidos a En Premieur S.A. bajo escrituras públicas nro. 35 (de fecha 29/02/2016) y nro. 19 (de fecha 26/01/2017)”.

En la solicitada acusaron de “versiones malintencionadas y falaces llenas de mentiras”, las expresiones de los obreros. Duarte suscribió la solicitada como “presidente” de la Cooperativa, pero los obreros aseguran que la empresa está acéfala, y que nunca fueron convocados a una asamblea para vender bienes. Por eso los cooperativistas están realizando gestiones para recuperar la cooperativa y sus bienes. La Justicia deberá determinar quién ha sido estafado en su buena fe, aparte de los trabajadores.

Historia
Coceramic, de la familia Mutio, comenzó su debacle en los años 80, y en 1992 entró en quiebra, tras lo cual se convirtió en fábrica recuperada por los trabajadores reunidos en cooperativa, la primera de ese proceso en el país en la década de los 90.
Fuente: Diario Uno. Ricardo César Bazán - Daniel Tirso Fiorotto.

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