Para los judíos será el 5779, y arranca el domingo 9 de septiembre al atardecer. Los musulmanes iniciarán el 1440 el lunes 10 a la misma hora. [{adj:19635 alignright}]
El domingo al atardecer comenzará el Año Nuevo judío (Rosh Hashaná) 5779, cuando salga la primera estrella. Lo mismo sucederá para los musulmanes el lunes, a la misma hora, cuando entrarán en el 1440 según su calendario.
La festividad judía se celebra los dos primeros días del mes tishrei del calendario hebreo, que en esta oportunidad cae del 9 al 11 de septiembre (por contarse como días lunares).
La islámica es el 10 a 11 del mismo mes.
La celebración judía se inicia con el sonido del shofar (un cuerno de carnero), llamando a la meditación, al autoanálisis y a retomar el camino de justicia. Se festeja en estas fechas por comenzar el mes tishrei, cuando Dios creó el mundo, momento también en el que, según el Antiguo Testamento, fue creado el primer hombre: Adán.
El lunes y martes serán días no laborables para aquellos que profesan la religión judía, mientras para los musulmanes corresponde el martes.
Para los judíos, Rosh Hashaná, junto con Yom Kippur (Día del Perdón), forman un período de introspección y balance sobre las acciones realizadas y sus consecuencias.
No es tan raro que las fechas de ambas culturas coincidan.
Para esta festividad, las familias se reúnen en una cena, donde se preparan comidas típicas de la celebración. Concurren abuelos, padres, hijos, hermanos y tíos, en algunas oportunidades se invita a los amigos, aunque más que nada, es una celebración intima. Se prepara una mesa muy bien arreglada, con los mejores platos, vasos, y cubiertos.
No pueden faltar manzanas y miel, que simbolizan la dulzura. La miel significa el augurio de un próximo año dulce. El pan jalá y platos sencillos elaborados con pescado o pollo con miel y una copa de vino dulce ritual es bebido. En la cena, se realiza una bendición con el vino y se moja una rodaja de manzana en miel. Para el postre, no puede faltar la torta elaborada con miel.
En la Sinagoga, el sonido del shofar recuerda al que tocaban en épocas de guerra para asustar al enemigo. Para desearse buen año, se dice ‘shaná tová, jatimá tová’, que significa que sea inscripto y sellado.
Calendarios
¿Por qué 5779 y 1440? La respuesta tiene que ver con los distintos calendarios por los cuales se rigen estos acontecimientos, y que guían la vida religiosa de esas comunidades.
En cuanto al judaísmo, la historia oficial le atribuye la versión final de este calendario al sabio Hilel II, en el año 359 de la era cristiana.
A través de un complejo algoritmo, le dio forma al calendario hebreo (lunisolar), que combina los meses lunares con las estaciones del año solar. Esto hace que cada tanto haya un año bisiesto (7 años en ciclos de 19), durante el cual se duplica uno de los meses (Adar).
El día comienza en el ocaso, hasta el ocaso siguiente. Por eso el Año Nuevo comenzará el domingo al atardecer.
El calendario hebreo se inicia con la simbólica creación del mundo según figura en el Antiguo Testamento, que habría tenido lugar el 7 de octubre de 3760 antes de la era cristiana.
Islam
A diferencia del judío (lunisolar) y del gregoriano (solar), el calendario islámico es lunar: se basa en ciclos lunares de 30 años, 19 de los cuales tienen 354 días, y 11 de ellos, 355. Hay meses de 29 días y otros de 30. Un ciclo de 33 años musulmanes equivale a 32 años gregorianos.
Así, el mundo islámico transcurre ahora en el año 1439.
El año 1 de este calendario es la Hégira, cuando Mahoma huyó de La Meca a medina, el 16 de julio de 622, según el calendario gregoriano.