El 10 de enero de 1863 fue inaugurado en Londres el primer ferrocarril subterráneo metropolitano del mundo, que tiene ahora 156 años. Cuando se abrió en 1863, el objetivo del metro era permitir el movimiento en una congestionada ciudad.
Para 1900 la red de transporte se había distribuido entre varias compañías y tenía diferentes nombres, por lo que se sintió la necesidad de unificar la administración.
En 1908 nació el nuevo logo y la red empezó a ser conocida como el Underground (en español, subterráneo) o simplemente el "Tube" (tubo).
El subterráneo de Londres fue construido por unos 2000 trabajadores de una empresa privada, tenía 5,6 km y conectaba las estaciones de Paddington, Euston y King's Cross con el distrito financiero de Londres.
El tren original era impulsado por locomotoras de vapor, pero en 1900 fue electrificado.
Los humos nocivos de los trenes siempre fueron un motivo de quejas y hoy, a pesar de los esfuerzos de ventilación, persisten. El metro no tiene aire acondicionado.