El 25 de diciembre de 1223 Francisco de Asís armó el primer pesebre navideño de que se tenga noticia, dando origen a una tradición que se sostiene seis siglos después.
El primer pesebre de Navidad se instaló en Greccio, una pequeña población italiana entre Roma y Asís, La noche la noche de Navidad, la gente del castillo de Greccio se dirigió al lugar donde vivían los frailes y prepararon un altar sobre un pesebre, junto al cual habían colocado una mula y un buey vivos. Para la celebración, Francisco había obtenido el permiso del papa Honorio III.
La idea de reproducir el nacimiento se popularizó en todo el mundo cristiano, y de los seres vivos, se pasó a la utilización de figuras.