En estos días del año 2000, ciento ochenta y nueve países elaboraron la Declaración del Milenio, que los comprometía a resolver todos los dramas del mundo.
El único objetivo que se ha cumplido no figuraba en la lista: se ha logrado multiplicar la cantidad de expertos necesarios para llevar adelante tan difíciles tareas.
Según escuché decir en Santo domingo, uno de esos expertos estaba recorriendo las afueras de la ciudad cuando se detuvo ante el gallinero de doña María de las Mercedes Holmes, y le preguntó:
—Si yo le digo, exactamente, cuántas gallinas tiene, ¿usted me da una?
Y encendió su computadora tablet con pantalla táctil, activó el GPS, se conectó a través de su teléfono celular 3g con el sistema de fotos satelitales y puso en funcionamiento el contador de píxeles.
—Usted tiene ciento treinta y dos gallinas.
Y atrapó una.
Doña María de las Mercedes no se quedó callada:
—Si yo le digo en qué trabaja usted, ¿me devuelve la gallina? Entonces, le digo: Usted es un experto internacional. Yo me di cuenta porque vino sin que nadie lo llamara, se metió en mi gallinero sin pedir permiso, me dijo algo que yo ya sabía y me cobró por eso.
Capítulo para el 7 de septiembre del libro Los hijos de los días de Eduardo Galeano.-