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En el día del amor, poliamor

Juan Pablo, Cecilia, Florencia y Sebastián forman un cuarteto poliamoroso que convive en una casa del conurbano bonaerense. Hablan sobre la falta de consentimiento en las relaciones sexuales dentro del matrimonio y muestran que hay amor más allá de la exclusividad sexual. El día de San Valentín puede ser también una invitación a repensar los vínculos amorosos.

En el día del amor, poliamor
En el día del amor, poliamor

“San Valentín era un tipo que casaba a los libertarios, un open mind” dice Juan Pablo D´Orto, 34 años, programador web. Él vive con Cecilia, Sebastián y Florencia en una casa en Berazategui y forman un cuarteto poliamoroso: cada uno duerme en su habitación pero mantienen vínculos sexuales y afectivos entre todos, en los que el consentimiento es la regla.

Hoy se celebra el “día de los Enamorados” en honor a San Valentín, un sacerdote que casaba en secreto a soldados jóvenes -quienes tenían prohibido ese sacramento- durante los tiempos del Imperio Romano, en el siglo III. El matrimonio de soldados jóvenes estaba prohibido porque se consideraba que, al tener menos ataduras, los solteros sin familia serían mejores soldados.

Es por el entramado de esta historia que Juan Pablo asegura que San Valentín era un “open mind”: hacía algo que estaba prohibido en cuestiones del amor. Sin embargo los festejos por este día están muy vinculados al llamado “amor romántico”: Los varones regalan chocolates a su pareja, peluches o flores o las invitan a compartir una cena a la luz de las velas. Al menos esa es la imagen típica de esta fecha. Pero el día de San Valentín puede ser también una invitación a repensar los vínculos amorosos.

“El amor romántico es un sistema de creencias y valores según la cual el amor es sufrimiento, implica sacrificar cosas, tolerar y aguantar”, dice Cecilia Figlioli, 34 años, licenciada en Ciencias Políticas y una de las dos mujeres que integran el cuarteto poliamoroso que comparte casa en Berazategui.

Cecilia no juzga a quienes eligen el camino de la monogamia, pero sí cuestiona la idea romántica del amor. Y lo hace con ejemplos cotidianos que se resumen en frases por todos conocidas: “Cuando te casas ya no es lo mismo”, “se llevan muy mal, pero hay que aguantar”, “ahora que sos mi novio todos los domingos vas a ir a comer a lo de mi mamá porque yo siempre fui a comer los domingos a lo de mi mamá y vos no me podés dejar sola. Es un compromiso marital”.

Cecilia explica que el amor romántico es eso: imponer, doblegar, obligar a otro “por amor” a hacer algo que no desea. “Lo criticable es que vos le quieras cagar la vida a otra persona solo porque es tu pareja”, sintetiza. Aunque hay parejas que “comprenden mejor al amor romántico y tienen relaciones monogámicas más sanas”.

También hay personas que disfrutan de los actos de galantería, de los detalles, de un ramo de rosas o de una caja de bombones como regalo. No se trata aquí de cuestionar esos gestos o gustos, sino de ver que la idea romántica del amor -que se puede sintetizar en frases como “hasta que la muerte nos separe”, “te celo porque te amo”, “serás mía por siempre”, “si me dejás me mato”- muchas veces causa sufrimiento y muerte: el 63 por ciento de los femicidios sucedidos en 2019 fue cometido por la pareja o ex pareja de la víctima, de acuerdo a datos relevados por el Observatorio de las violencias de género Ahora que sí nos ven.

En Chile, las mujeres organizadas realizarán hoy una actividad con la que buscan visibilizar las formas de violencia, y convocan a vivir las relaciones mediante “un amor que nos haga florecer y no desaparecer”. En Argentina, el CCK tendrá hoy varias actividades para celebrar el amor y la diversidad: espacios literarios, debates, baile y conciertos: una propuesta para celebrar los vínculos afectivos de manera colectiva.

El amor: ¿Un sistema de relaciones de poder?

Para muchas personas que no tienen pareja, San Valentín puede ser un día oscuro: sienten soledad y angustia, o al menos así se representa a “los solos y solas” en muchas películas de Hollywood: el cine ha sido el gran precursor de la idea romántica que tenemos sobre el amor; visión que en estos tiempos está bajo la lupa.

“Hay una discusión, un debate permanente sobre el amor romántico que viene, sobre todo, de las arcas del feminismo y los movimientos de diversidad sexual, quienes disputan la noción monogámica”, analizó en diálogo con Infobae Eleonor Faur, doctora en ciencias sociales y autora, junto a Alejandro Grimson, del libro “Mitomanías de los sexos. Las ideas del siglo XX sobre el amor, el deseo y el poder que necesitamos desechar para vivir en el siglo XXI”.

Según la mirada de esta académica asistimos a un “debate permanente” sobre el amor en el que se muestra al patriarcado como un sistema que construye relaciones de poder y “en el que la aspiración de las mujeres es ser deseadas mientras los varones tienen otras libertades al momento de decidir tener pareja. Hoy hay nuevas formas de relacionamiento que son incipientes y están en construcción. Una cultura no se transforma por decreto”, asegura.

El cambio que atraviesan las estructuras “sexo afectivas”, como las llama Faur, se puede ver en algunas novelas, películas y series como en “Wanderlust”, que cuenta la historia de una pareja de más de 20 años, desgastada por el paso del tiempo, que decide abrir la relación. O en “Yo, tú, ella”, otra serie en la que un matrimonio tradicional se enamora de una tercera persona.

Como en el universo de la ficción, en la vida real también hay mucha gente “tratando de dejar atrás una pauta impuesta sobre cómo deben ser los vínculos. Lo más difícil es encontrarnos con lo que deseamos y sentimos sin apelar a un manual de cómo tienen que ser la relaciones”, asegura Faur.

Un cuarteto poliamoroso

La historia del vínculo poliamoroso que forman Juan Pablo, Cecilia, Florencia y Sebastián, no se hizo en base a ningún manual, y se remonta a 13 años atrás, cuando ella y Juan Pablo comenzaron a salir. Estudiaban juntos en el mismo secundario católico, en Berazategui.

Al comienzo, fueron una pareja “tradicional”. Pero un día, mientras debatían sobre otras formas de organización social, en las que la monogamia no era ley, se preguntaron qué pasaría si abrían la relación y mantenían vínculos sexo-afectivos con otras personas. Coincidieron en que relacionarse con otras y otros no cambiaría el sentimiento que tenían y decidieron abrir la pareja.

Sebastián era el mejor amigo de Juan Pablo y empezó a salir con Cecilia. Luego Juan Pablo comenzó a vincularse con Florencia y la relación poliamorosa fue tomando forma. Así se construyó este vínculo de relaciones en simultáneo que ya lleva varios años, donde el “para toda vida” no es un mandato, pero sí lo es la necesidad de que haya consenso y consentimiento para cualquier cosa que quieran hacer.

La cuestión del consentimiento no es menor: uno de los temas que se abordan al hablar de violencia en las relaciones tiene que ver, justamente, con el consentimiento a la hora del sexo dentro del matrimonio.

“Antes las parejas duraban mucho más pero, por ejemplo, una mujer no le podía decir que no a su marido para tener sexo. Y en muchos casos, cuando se negaban al sexo, los maridos podían ir ante un juez y denunciarlas. Las familias antes duraban pero porque todo el poder lo tenía una parte. ¿Así queremos que dure la familia?” se pregunta Juan Pablo.

Cecilia cuestiona “la asignación de los roles de género que hay dentro del amor romántico: no es lo mismo si sos mujer que si sos varón”. Y otra vez apela a una frase típica para ejemplificar la idea: “Mirá, hoy no podés ver a tus amigas porque te tenés que quedar en casa cuidando a los chicos, sino yo no puedo ir a jugar al fútbol”, parafreasea en relación a lo que muchos varones imponen a sus parejas mujeres heterosexuales. “Eso eso es toxicidad, posesión. Eso es lo que hay que cuestionar”, dice.

Esta noche Cecilia tendrá una velada anti San Valentín: celebrará al santo del amor viendo porno feminista en Rosario, en el marco de una actividad que organizó junto a Amor Libre Argentina, la agrupación que formó con Juan Pablo. Ayer festejó con Juan Pablo, Florencia y Sebastián en la casa de Berazategui: cocinaron rico y abundante y compartieron una cena amorosa.

Para Tamara Tenembaum, autora de “El fin del amor. Querer y coger”, “se habla mucho de nuevos vínculos aunque yo trato de evitar esa frase. La monogamia como la conocemos hoy tiene incorporada a la infidelidad. Hay personas que están tratando de llevar esos mismos vínculos de forma sincerada”.

Esa “forma sincerada” son las relaciones abiertas: lazos donde la exclusividad no es la regla, aunque el mandato es que haya consenso para trazar relaciones más allá de la pareja.

En el marco de una charla que Tenembaum dio en el Centro Cultural Recoleta dijo: “Estamos pensando si la infidelidad es realmente la cosa tan grave que nos hicieron creer durante tanto tiempo y si todas las personas la vivimos de la misma manera o, si en realidad, la lealtad pasa por otro lado. Por supuesto es mucho más fácil decirlo que hacerlo”.

Sin dudas que, en este caso, la teoría es más simple que la práctica. Después de todo de eso se trata: de repensar el amor y echar luz sobre lo prohibido o lo mal visto, tal como hizo San Valentín dieciocho siglos atrás.

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