Juan Núñez del Prado es un maestro de sabiduría andina nacido en 1943 en el Cuzco, pero también es antropólogo al modo occidental y estudioso de las tradiciones de diversos pueblos y civilizaciones del mundo. Su hipótesis es que a pesar de la prolija e intencionada destrucción que sufrieron las culturas de nuestro continente tras la invasión europea iniciada en 1492, hay entre los pueblos originarios de Abya yala depositarios sobrevivientes de la filosofía perenne, porque de lo contrario no hubiera subsistido como él ha verificado en los Andes.
La tradición persiste
Como se ha dicho de otros saberes tradicionales, la cadena de transmisión del conocimiento de los principios, esto es la tradición, se mantuvo a pesar de la hoguera, la horca, la espada, el envilecimiento, la persecución y el descrédito sistemático. Está viva y espera la oportunidad, que puede llegar con la decadencia ya evidente de occidente, para retomar un camino solo interrumpido pero no cancelado.
Núñez del Prado estudió durante 40 años con conocedores de la sabiduría andina, que le revelaron prácticas para desarrollar la consciencia muy elaboradas y coherentes, en ocasiones más que sus equivalentes del Oriente.
Confirmó que tales prácticas se corresponden con el proceso de "individuación" detallado por el psicólogo suizo Carl Gustav Jung, discípulo disidente de Freud, en su ¨Psicología de la Transferencia". En ese y otros libros, Jung expuso una elaboración o adaptación de las doctrinas de la antigüedad pagana, egipcia y oriental en la medida en que pudo conocerlas. Por ejemplo: en los últimos años de su vida tuvo conocimiento de los manuscritos del siglo IV descubiertos en Nag Hammadi, que pusieron en jaque al catolicismo y al protestantismo.
La consciencia andina
Según Núñez del Prado, las cosmovisiones son perspectivas diferentes de una realidad única, y por tanto por mucho que parezcan diferir entre ellas no pierden la unidad esencial.
Una joya, por ejemplo, se puede apreciar mejor según el ángulo bajo el que se la mire: sus colores, su diseño, sus reflejos; pero los puntos de vista no multiplican la joya, que no deja de ser una sola.
Su exposición de la doctrina tradicional como se conserva en los Andes se puede resumir arriesgando a sintetizar demasiado ideas difíciles de transmitir fuera de su lenguaje, que para expresar ideas abstractas es mucho más apropiado que el castellano o que cualquier otro idioma occidental.
Espacio-tiempo y energía
En el caso de la cosmovisión andina hay dos conceptos principales: uno es Kausay Pacha o cosmos de energía viviente, idea que se corresponde con el "mahaprana" hindú. Kausay se puede traducir como energía viviente y Pacha como el continuo espacio-tiempo, llamado Akasha en el hinduismo.
De acuerdo con Kausay Pacha, el cosmos está construido a partir de energía viviente, de modo que los fenómenos son formas diferentes de esa energía, tanto los humanos como los animales, las plantas o las estrellas. Kausay es virtualmente ilimitada, cada uno puede tomar lo que necesite y habrá siempre para todos.
Inka, el nombre de los gobernantes, es también un equivalente de "iluminado", de lo que la tradición oriental llama jivan mukti o liberado, alguien que eliminó su "sombra" según la definición de Jung, alguien para quien ya no hay inconsciente.
La semilla no perece
Según la tradición andina, cada ser humano es portador de una semilla de Inka, puede desarrollarse hasta por lo menos un equivalente al Buda, o "perfecto despierto".
Cada uno puede conectar la semilla de consciencia que tiene adentro y que habitualmente no conoce, con la energía que está afuera de modo que la conexión produzca una germinación o desarrollo natural. Conectar una cosa con otra es una relación, que para los andinos se basa en el "Ayni" o principio de reciprocidad. No se trata solo de solidaridad ni de valores morales o sociales. El Ayni es similar al Karma o ley de causación universal, pero a diferencia del concepto hindú, para Núñez no hay que esperar a otra vida para que la reacción siga a la acción: es inmediata
La reciprocidad
El Ayni explica por qué el cosmos está dividido en tres segmentos: el Hanak Pacha o cosmos superior, el Kay Pacha, donde estamos nosotros, y el Uku Pacha o cosmos inferior. Los habitantes del mundo superior están rodeados de energía fina o sutil porque han practicado un Ayni perfecto. Los seres de nuestro mundo, el Kay Pacha, a veces honramos al Ayni y generamos energía fina (Sami) pero a veces nos olvidamos de honrarlo y generamos energía pesada o Hucha. Por causa de un Ayni imperfecto nuestro mundo es mezcla de energía fina con pesada: Los habitantes del Uku Pacha o mundo interior no han aprendido a practicar el Ayni y su mundo está lleno de energía pesada.
Todo es energía viviente, sea fina o pesada, que no puede ser considerada nunca negativa porque la vida es afirmativa. El Uku Pacha no es un lugar de castigo. No es el "lugar de los muertos" como se lo ha considerado teniendo en mente el infierno cristiano, sino un estado donde los seres están adaptados a desplazarse a su modo, en su medida.
Ellos practican un intercambio que se llama Challay, en que tratan de dar lo menos y recibir lo más. Es una especie de regateo a diferencia del Ayni, que es un intercambio generoso, con intención de beneficiar a todos los que participan.
Los estados de consciencia
La etnosociología andina tiene la intención de desarrollar sucesivos estados o niveles de conciencia. Comienza con la noción de Ayllu, que se aplica en principio a familias, pero se extiende a grupos más extensos o pequeñas comunidades. La responsabilidad del grupo local es del Ayllu Paqo, un oficiante. El segundo nivel está a cargo del Llakta Paqo, y está formado por 10 o más ayllus, una gran localidad. La organización de tercer grado es el Suyu Paqo.
El Suyu es una gran región o una nación. El Suyu Paqo tiene capacidad de hacerse cargo de una comunidad nacional. Luego está el Teqse Paqo o Paqo universal, que puede identificarse y oficiar en todo el mundo. Es el que los une a todos y se identifica como el mayor de los "masticadores de coca", que es una ceremonia simbólica ritual de máxima importancia en los Andes.
A estos grados se puede acceder por aprendizaje o iniciación. Hay tres niveles mas; el Inka Mallco, o "próximo al Inka". Este nivel está caracterizado por la capacidad de curar toda enfermedad al solo toque de las manos.
El nivel siguiente se llama Sapa Inca que era el título del emperador hasta la invasión europea; pero ahora se reserva a las personas capaces de emitir luz visible. Hay finalmente un séptimo nivel, Taytanchis Ranti, del que no se sabe sino el nombre, pero que sería una especie de plenipotenciario de la divinidad.
La espera
Según los resultados de la investigación de Núñez del Prado hay cuatro niveles accesibles por entrenamiento o iniciación. Y hay otros tres que serán restituidos a la tierra en una nueva era, el "tiempo del reencuentro de los seres humanos" cuyo signo será la aparición de personas del quinto nivel de conciencia o el Inka Mallco.
En Perú, Bolivia y Ecuador hay 12 santuarios. De cada uno surgirá un sanador, seis varones y seis mujeres, que se reunirán en el antiguo templo de Viracocha y de allí surgirá una pareja del sexto nivel, un Inka y una emperatriz o Kolla. Se trata de una expectativa mesiánica que se llama "el regreso del Inka".
No es la restauración de un modo social antiguo, sino la recuperación de una calidad, de un nivel de consciencia y no el retorno de una persona ni de una civilización.
La caracterización como pesada y fina para la energía viviente es relativa. Por ejemplo lo que es Hucha o pesado para un maestro de cuarto nivel puede ser Sami o ligero para alguien del segundo o tercer nivel.
La tradición andina afirma que todos estamos rodeados por una burbuja de energía (pranayama kosha en la India), que podemos imaginar como una pompa de jabón.
Cada uno tiene una burbuja, la que es instransferible. La semilla está dentro de cada uno. Por eso para conectarla con el cosmos de energía viviente que está en el exterior debo abrir la burbuja, para conectar y permitir que toque la semilla e inicie la germinación natural.
La semilla germina
Sobre esta base, la tradición andina tiene tres técnicas básica. El saminchakuy, el saywachakuy y el juchamijuy.
Saminchakuy quiere decir "recibir" y consiste en que el practicante enfoca su intención en abrir su burbuja por su parte superior y tirar de la energía fina del cosmos para que fluya a traves de la burbuja. Entonces, cuando se evidencia la presencia de energía pesada dentro del cuerpo, se la ofrece a la Madre Tierra.
Cuando hay un recién nacido no se le ofrece pan, sino leche de su madre. Pero es su madre la que come el pan y lo ofrece a su hijo convertido en leche.
Otro ejercicio resulta del saminchakuy. Hemos ofrecido la energía pesante a la madre tierra. Entonces tenemos con ella una relación de ayni o reciprocidad. El practicante le pide a la tierra su energía viva, que entra en él a través de sus pies desnudos. Entonces el practicante hace fluir la energia fina de la tierra por su cuerpo y la ofrece al cosmos.
La tercera técnica o juchamijuy es absorber energía pesada, característica del cuarto nivel, que puede absorber la energía de su entorno.
Esta absorción se produce a través de un centro energético en la zona del ombligo llamado Cozco, el nombre antiguo de la capital de los Incas, la ciudad natal de Núñez del Prado. Aquella ciudad tenía una función semejante, pero con relación a todo el Tahuantinsuyu.
Hoy en día es una práctica que sirve para relacionarse con el medio ambiente humano. Todos los seres del cosmos irradian energía fina; el único que irradia energía pesada es el ser humano.
Esto es así porque todos los seres intercambian energía con todo el resto y la energía se mantiene fluyendo, fina. Sólo el ser humano puede rechazar la energía o retenerla, y entonces genera energía pesada. Si un arroyo fluye el agua se conserva pura, pero si se la represa, se estanca. Al abrir el dique el agua corre de nuevo y se purifica. Hay un solo tipo de energía, que se vuelve pesada cuando se estanca por obra humana y es ligera cuando circula.
Saminchakuy y saywachakuy son herramientas que sirven para relacionarse con la totalidad del cosmos salvo con los hombres y juchamijuy es la herramienta de relacionamiento horizontal, con los demás seres humanos.
La ley del ayni es un principio universal que se aplica en la medicina andina. El médico se cura a sí mismo y con la energía desarrollada en la curación sana a los otros. Y a la inversa: sana a otros para sanarse a sí mismo mediante un servicio desinteresado, la base del ayni.
De la Redacción de AIM.