En 1791, otro amo de tierras y esclavos envió una carta desde Haití:
—Los negros son muy obedientes, y siempre lo serán.
La carta estaba navegando hacia París cuando ocurrió lo imposible: en la noche del 22 al 23 de agosto, noche de tormenta, la mayor insurrección de esclavos de toda la historia de la humanidad estalló desde las profundidades de la selva haitiana. Y esos negros muy obedientes humillaron al ejército de Napoleón Bonaparte, que había invadido Europa desde Madrid hasta Moscú.
Capítulo para el 23 de agosto del libro Los hijos de los días de Eduardo Galeano.-