El Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral (Icivet) del Conicet Santa Fe, participa en el proceso de creación de vacunas nacionales y brasilera contra la Covid-19. El organismo está involucrado desde el inicio de la pandemia en la etapa de validación de cinco desarrollos nacionales y uno del vecino país. En diálogo con AIM, el director del instituto, Hugo Ortega, sostuvo que a mediados de 2022 podrían aprobarse el tratamiento, y que disponer de una vacuna nacional permitiría poder contar con una respuesta rápida ante la aparición de alguna cepa local.
En el Icivet del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) Santa Fe, funciona el Centro de Medicina Comparada, plataforma orientada a desarrollar soluciones tecnológicas en el campo de la salud mediante la realización de estudios preclínicos de alta complejidad, la provisión de animales de laboratorio y la aplicación de modelos experimentales. “Es el único centro del país, por las habilitaciones de agencias regulatorias y certificaciones de calidad que tiene, que puede evaluar fármacos de uso humanos y que esos resultados sean reconocidos en el exterior. Llevamos ejecutados más de 2.000 protocolos desde que se inscribió el Centro en 1997, y entre ellos este año nos tocó trabajar con varios proyectos de candidatos vacunales y la vacuna Sputnik V, producida en el país”, detalló Hugo Ortega, director del Instituto, quien en contacto con esta Agencia, reveló que de “los candidatos vacunales argentinos, se están iniciando las etapas pre clínicas. La idea es sobre fin de año entrar en fase clínicas y a mediados del año que viene, estar aprobadas”, anticipó.
Respecto a los tipos de vacunas, el científico detalló que “los tipos de vacunas que se desarrollan son a vectores virales y a péptidos, todas de última tecnologías, incluso a vectores virales más modernas de las que están actualmente en producción”. Y en cuanto a las dificultades que han tenido que sortear, precisó que “las principales dificultades son los tiempos y los costos. A nivel mundial se logró avanzar rápido principalmente por una disponibilidad de fondos. A nivel nacional todo lleva su tiempos y se va avanzando, pero se comenzó con plataformas no tan versátiles como las aprobadas en otros lugares del mundo”.
Ortega se mostró confiado en el trabajo de su equipo y en poder lograr en conjunto con las instituciones participantes una vacuna propia. “La principal ventaja que nos daría en el país disponer de una vacuna nacional es que ante la aparición de una cepa local va a hacer mucho más fácil modificar esa vacuna nacional que pedir al instituto (ruso) Gamaleya que modifique su vacuna”, explicó.
Detalles
Los candidatos vacunales, es decir una vacuna aún no ha sido aprobada, que se encuentran en proceso de evaluación y que han realizado o iniciarán en breve pruebas preclínicas en el CMC, son: “ARVAC Cecilia Grierson” -de la Universidad Nacional de San Martín y el CONICET-; la vacuna desarrollada por el Instituto Leloir, el Conicet y la empresa Vaxinz; y la “UFRJ-Vac.” de la Universidad Federal de Rio de Janeiro. Además, se está asesorando a otros grupos nacionales que poseen candidatos en estudio.
Respeto a la vacuna Sputnik-Vida, el CMC se encargó de realizar parte de las pruebas de validación para la producción local. “Las pruebas a la Sputnik-Vida consisten en una serie de ensayos, pedidos por Laboratorios Richmond-, para poner a punto los nuevos lotes de la vacuna. Las pruebas se hacen siguiendo unas guías que vinieron de los laboratorios del Centro Gamaleya, son ensayos para verificar que los procesos de fabricación que se están usando en nuestro país, sean similares o el producto sea similar, al producido en Rusia”, subrayó Ortega.
Los ensayos preclínicos son imprescindibles para garantizar la seguridad de los nuevos medicamentos y por ello pasan por estrictas evaluaciones. En el caso de la COVID-19, todos los candidatos vacunales deben cumplir esta etapa regulatoria. Finalmente, el director del CMC sostuvo: “lo que nosotros hacemos son estudios preclínicos, previos a la realización de los ensayos clínicos, son las pruebas que las agencias regulatorias le requieren a los laboratorios para autorizar los ensayos en pacientes”.
Se destacó del Centro de Medicina Comparada que cuenta con profesionales de diferente formación con los que cuenta y que incluye médicos veterinarios, bioquímicos, licenciados en biotecnología, en biodiversidad, en química, entre otros. Un equipo de más de 70 personas -incluye Investigadores, Docentes, Becarios, Personal de Apoyo, No-Docentes, Alumnos y Personal Administrativo-, “que ha demostrado su máximo compromiso en esta pandemia”.
CMC, se agregó, lleva más de 20 años desarrollando soluciones tecnológicas de alta complejidad enfocadas en mejorar la salud animal, así como también la humana. Cuenta con cuatro salas de cría y ocho laboratorios. En el año 2016, se convirtió en la primera entidad estatal en obtener la conformidad con las Buenas Prácticas de Laboratorio por parte del OAA, y el primer laboratorio de ensayos nacional en certificar esta norma con alcance específico para productos farmacéuticos. Actualmente es el único Centro integrado a una institución del Sistema Científico-Tecnológico en el país que conjuga las certificaciones y habilitaciones correspondientes a Senasa, Anmat, ISO 9001 y BPL-Ocde.