La historia que estudiamos en todos los libros de secundaria y universitarios, coinciden que el Imperio Romano, cayó como consecuencia de las invasiones bárbaras y la corrupción política y militar que concluyó en 1453, un período de decadencia que había durado siglos.
Un estudio publicado en la revista “Science”, afirma ahora que una serie de erupciones volcánicas principalmente, sumada a otros fenómenos naturales adversos, causó tales hambrunas y enfermedades, que diezmaron a la población y dejaron a los demás sometidos a los avances de las hordas asiáticas.
El estudio se derivó de una investigación llevada adelante por el profesor Michael Sigl, investigador en el Instituto Paul Scherrer de Suiza, y del Instituto de Investigación del Desierto, de Nevada EE.UU., sobre las erupciones volcánicas a lo largo de 2.500 años de historia de la Humanidad. El técnico ha reproducido las consecuencias generales de 300 erupciones que se registraron en ese lapso y que tuvieron elementos determinantes sobre el futuro de las poblaciones que afectaron.
Dentro de esos estudios se incluye lo ocurrido en el Imperio Romano, a partir del año 536 D.C., desde cuando comenzó una serie de actividades volcánicas que cambiarían el destino de los itálicos y de Occidente todo, según las investigaciones.
Un “castigo divino” que derivó en el hambre
En el año 536 D.C. el historiador Prokopios, consignó una serie de nubes de polvo de tal magnitud, que acabaron con las cosechas, generando uno de los peores momentos de la historia romana, en tanto la llamada “Plaga de Justiniano”, fue interpretada como un “castigo divino” sobre una población que quedó sin alimentos y cubierta por nubes de polvo que no desaparecían, con lo cual sufrió el impacto de múltiples enfermedades en el futuro inmediato. Otros historiadores como Casiodoro, ratifican los hechos, al escribir que hubo: “inviernos sin tormentas y veranos sin calor” por varias temporadas.
Los estudios revelan ahora que una serie de erupciones volcánicas en Norteamérica en esas fechas, fueron de tal magnitud que lograron desplazar miles de quilómetros, nubes de ceniza y sulfato, capaces de acabar con la vida vegetal allí donde cayeran.
“El estudio nos ha permitido esclarece los largos debates que hay sobre el origen y las consecuencias de las anomalías climáticas severas y mundiales del año 536 A.C. Hemos encontrado al menos dos grandes erupciones volcánicas en este período que, entre otras cosas, provocaron que las temperaturas bajaran debido a que las grandes cantidades de sulfato volcánico que expulsaron impidieron que los rayos del sol incidiesen sobre la Tierra”, explicó el investigador a Science, en declaraciones que reproduce el diario ABC de España.