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Apofenia: Qué es y cuándo se convierte en un problema

El cerebro humano está diseñado para encontrar patrones, aunque en ocasiones cree detectar algunos que en realidad no existen. Es lo que se llama apofenia, un curioso fenómeno que el siguiente artículo explica.

¿Conoces a alguien que siempre utiliza el mismo bolígrafo en sus exámenes porque siente que le da suerte? ¿Crees que salir a la calle sin un paraguas hará que ese día llueva? ¿Alguna vez has sentido que atraes una llamada telefónica con tu pensamiento? Todos estos son ejemplos de apofenia, un fenómeno que cualquier persona ha experimentado en algún momento y que podría ser patológico.

Si te fijas en los casos anteriores, verás que todos tienen un elemento en común: se establece una conexión entre dos eventos que, en realidad, no están relacionados. En otras palabras y tomando uno de los casos, el bolígrafo utilizado y la nota obtenida en el examen no se asocian de ningún modo; pero ese alguien cree que sí.

Esta es la base de la apofenia, la cual es muy similar al pensamiento mágico y resulta potenciada por ciertas corrientes religiosas o movimientos espirituales. Si quieres saber más al respecto, te invitamos a continuar la lectura.

¿Qué es la apofenia?

La apofenia es un sesgo cognitivo que conduce a la persona a ver un patrón o una conexión entre varios objetos o eventos que no la tienen. Fue el neurólogo y psiquiatra alemán Klaus Conrad quien acuñó el término en 1958; desde entonces, se realizan diversas investigaciones al respecto.

Para comprender mejor en qué consiste esta experiencia, es pertinente destacar que consta de dos elementos que pasamos a detallar:

La persona detecta conexiones de forma inmotivada, es decir, sin razón para ello. No se trata de ver patrones que ya están ahí, sino más bien de imaginarlos, suponerlos, asumirlos y tomarlos como cierto sin que exista una evidencia que lo sustente.

Se vive la experiencia de dar un significado subjetivo a los hechos. Estos se toman como más importantes de lo que son y se presume un significado oculto detrás de su ocurrencia. No se asume que solo se trata de eventos anecdóticos o aleatorios sin ninguna relación entre sí.


Algunos ejemplos cotidianos

Aunque nunca hayas escuchado este término, es probable que experimentaras el fenómeno en más de una ocasión. Para que lo entiendas mejor, revisa los siguientes ejemplos con los que, tal vez, te identifiques:

Alguien se dirige a una entrevista de trabajo y como en el camino mira a varias personas sonriendo, entiende que es una señal de que todo irá bien.

Sientes que ves con frecuencia ciertas horas en el reloj (por ejemplo, 11:11) y que esto es una confirmación respecto a alguna preocupación en tu vida.

Un hombre se pone siempre la misma bufanda cuando juega su equipo de fútbol favorito, porque asume que le traerá suerte y ayudará a que gane el partido.

Piensas en un amigo que hace tiempo no ves y en ese momento te llama. Interpretas que, de algún modo, atrajiste la comunicación con tus pensamientos.

Has roto la relación con tu pareja y no dejas de escuchar su nombre y su canción favorita en todas partes. Entiendes esto como una señal de que la otra persona te extraña o de que deberían volver.

Una mujer está embarazada y, de pronto, no deja de ver otras mujeres encintas por la calle. Asume que esto se debe a que hubo un boom reciente de embarazos; pero, en realidad, lo único que ocurre es que ella ahora se fija más.


¿Por qué se produce la apofenia?

Como te das cuenta, cualquiera ha vivido este fenómeno alguna vez. No se trata de un trastorno mental, ni tampoco tiene porqué constituir de modo estricto un síntoma de mala salud psicológica. La verdad es que responde a la necesidad humana de seguridad.

A la mente le gusta lo predecible, necesitamos sentir que tenemos cierto control sobre nuestro entorno. Debido a ello es posible caer en la apofenia. Para evadir esa sensación de incertidumbre, se le otorga un significado a lo que no lo tiene y se crean relaciones entre eventos aleatorios.

Si bien es más probable que lo empleen las personas inseguras y que perciben su entorno como amenazante o preocupante, todos podemos caer en ello. De hecho, según afirma Michael Shermer en su artículo publicado en Scientific American, el cerebro está programado para reconocer patrones y hallar significados, ya que esta es una habilidad evolutiva que contribuye a sobrevivir como especie.

Además, como recoge Brugger (2001), la apofenia está relacionada con la creatividad y de ella se valen muchas creaciones artísticas.

Sin embargo, cuando este fenómeno ocurre con demasiada frecuencia o se convierte en el modo habitual de interpretar el mundo, es posible que exista una psicosis subyacente. De acuerdo con un artículo de Psychiatry Research, esta tendencia a percibir eventos independientes como significativamente conectados forma parte de los síntomas positivos de la esquizofrenia.

Asimismo, parece existir una correlación biológica para la apofenia. Y es que según algunas investigaciones, como la publicada en Journal of Cognitive Neuroscience, los niveles altos de dopamina estarían vinculados con una mayor aparición del fenómeno.


¿Cómo abordar este sesgo cognitivo?

Como decíamos, aunque la apofenia en principio es inofensiva y puede ocurrirle a cualquiera, es posible que lleve a tomar malas decisiones y, si sucede en exceso, desconecta de la realidad. Por ello es importante prevenir y tomar algunas medidas.

En primer lugar, activar el pensamiento crítico. Aunque este requiera más esfuerzo que el atajo mental que supone identificar patrones, puede salvar de caer en supersticiones y falacias. Por otro lado, también es importante evitar el consumo de ciertas drogas o sustancias que predispongan a la apofenia y experiencias paranormales.

Si esta deriva como síntoma de una psicosis, algunos medicamentos que regulan los niveles dopaminérgicos ayudan a reducir la tendencia a encontrar conexiones inexistentes y significados subjetivos.


Apofenia y pareidolia: ¿se trata de lo mismo?

Es fundamental no confundir la apofenia con la pareidolia, otro fenómeno relacionado pero diferente. Esta última es una alteración perceptiva que conduce a precisar formas reconocibles en un estímulo visual vago o aleatorio. Por ejemplo, encontrar figuras de animales en las nubes o creer identificar la cara de una virgen o de un demonio en una mancha en la pared.

Ambas experiencias comparten la característica de otorgar significados a objetos o eventos que no los tienen; es importante cuidarse de ellas. De lo contrario, quizás creas encontrar un orden, una causalidad o un simbolismo en hechos totalmente azarosos.

Fuente: La Mente es Maravillosa

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