¿Cuántas veces se desea algo o incluso cuando se comienza a realizarlo, se encuentran motivos o pensamientos negativos respecto a la autoeficacia que declinan la motivación, el ánimo y energía inicial al punto de creer que no se puede y, así, abandonar? Por la Lic. en Psicología Mariela Garabello.
Para la psicología, el autoboicot es la resistencia al cambio, incluso cuando donde se está, hay sufrimiento, desvalorización, malestar en general.
Habitualmente, ante una problemática o alguna nueva situación se tienen tres opciones:
1- Afrontar: buscar una solución para resolver eso que está incomodando.
2- Evitar: haciendo muchas veces como si nada, autogenerándose el convencimiento que no es necesario, que no se necesita, que no molesta, que no es tan importante. Huir con la creencia que es lo mejor, que no se tiene los recursos.
3- Postergar: esperando tener las ganas, la motivación o peor aun creyendo que solo después de un tiempo solo se resolverá.
4- En este último punto, si bien es cierto que el pensar antes de actuar, evitando la impulsividad, lleva a mejores respuestas o soluciones, la procrastinación que se genera muchas veces con el autosabotaje solo empobrece cada vez más la autoestima que, en gran medida, está compuesta por la autopercepción de los propios logros, de todas aquellas metas que se proponen y concretan.
En ese sentido, muchas veces es parte de un autocastigo, de una creencia errónea de no merecimiento que mantiene en la zona de confort, donde a su vez no se está bien, pero se está en lo conocido, en lo cómodo y en lo que se considera correcto. Se trata del hecho de que el inconsciente domina entre el 70 y 80% de las acciones humanas y, hasta que no se detecte qué es lo que hay debajo, la persona seguirá frustrando su progreso.
Muchas veces lo que se quiere lograr conscientemente lleva a la cancelación, a la pérdida de un beneficio secundario, y eso lo que se debe detectar para poder superarlo, de lo contrario, seguirá reinando el no cambio.
Por eso, es clave la reflexión para lograr una concientización y congruencia entre ambos mundos que permita ir en la misma dirección, hacia el mismo objetivo.
Una primera actividad muy funcional para ello es el llamado balance decisional, que consiste en preguntarse con profundidad. Se trata de una técnica que conlleva preguntarse más de siete veces ¿por qué?
De ese modo, se favorece a la persona yendo desde respuestas más instantáneas y superficiales hacia lo más movilizante y profundo sobre cuáles son las ventajas y las ganancias.
Hay que identificar en que área se está saboteando para trabajar en ello con planificación y estrategias previas. También el auto diálogo que se sostiene y que desde la psicología siempre se considera fundamental, ya que genera la profecía autocumplida; “lo que se cree, se crea”. Si se desea un objetivo, pero a la vez se comienza con esa voz interna de “no se si podré” o “esto es imposible”, donde existe una tendencia de las creencias inconscientes, lo más probable es que por ello mismo se termine abandonando a destiempo o ni intentándolo.
Es clave ser cuidadosos con cómo se habla la persona así misma, entendiendo que nada que no se esté acostumbrado a realizar, se va a poder hacer desde el inicio sin alguna dificultad o incomodidad. Nadie es bueno en lo que nunca hizo ni esta entrenado o habituado.
El cambio es un proceso en el que se va aprendiendo a base de práctica, estrategias y también errores que se van corrigiendo. No se puede lograr algo distinto a base de hacer siempre lo mismo.
Aquí ayuda mucho la pregunta; ¿que nunca se ha hecho para conseguir eso que siempre se intenta y no se consigue o no se logra luego sostener? Hay que entrenarse y trabajar en nuevas conductas.
También en estrecha relación es fundamental poner el foco en los logros que ya se ha obtenido y todas las cualidades y capacidades que se poseen para conseguir lo buscado, más allá que actualmente, tal vez haya que re-trabajarlas/reforzarlas porque han sido últimamente dejadas de lado o fuera de acción.
Luego, comenzar a realizar paso a paso, poniendo pequeños objetivos que vayan motivando, reforzando la percepción de autoeficacia, y eviten esa resistencia que ante lo grande se percibe inalcanzable.
Y, finalmente y lo más importante, trabajar el amor propio, ya que sin él todo progreso por falta de este, se tirará por la borda, por no sentirse merecedor. Aquí se juegan las experiencias pasadas, los mandatos, las creencias que se han grabado cuando se es niño. Es necesario identificar y trabajar pudiendo erradicar y reprogramar en positivo, de lo contrario, seguirá reinando, impidiendo poder permitir el progresar y autosuperarse.
Articulo publicado en el Material Educativo de Icarus Centro de Salud & Longevidad
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