El aspartamo o aspartame, uno de los edulcorantes más utilizados en alimentación y bebidas, sigue generando controversia por sus posibles efectos secundarios, especialmente en niños, un fenómeno que no es nuevo, ya que otros sustitutos del azúcar antes también fueron criticados o directamente prohibidos, afirmó a AIM el médico especialista en Endocrinología y Metabolismo y experto en Promoción de la Salud y Prevención de Enfermedades Sergio Schlimovich..
La sacarina y el ciclamato, los primeros edulcorantes artificiales, fueron prohibidos en casi todo el mundo por ser cancerígenos. Catalogado hace más de 30 años como seguro para la salud humana, las agencias reguladoras aprobaron para uso general uno de los endulzantes más populares hasta hoy día: el aspartamo. “Hace más de una década, sucesivas investigaciones en animales apoyan esas observaciones, aunque otros estudios han demostrado que este edulcorante es potencialmente cancerígeno, entre otros efectos nocivos, y es riesgoso para la salud humana, especialmente en los niños”, explicó el profesional.
Mientras la controversia aún persiste, nuevas generaciones de edulcorantes sintéticos, mucho más potentes, se vuelcan al mercado. ¿Son estos nuevos compuestos potencialmente tan peligrosos o más que sus antecesores?
En diálogo con esta Agencia, Schlimovich precisó que el aspartamo (APM) (L-fenilalanina N-L-Aspartil-1-metil éster) “es uno de los edulcorantes artificiales más utilizados actualmente en todo el mundo”. Precedido por la sacarina a principios de siglo y el ciclamato en los años cincuenta, éstos últimos fueron prohibidos en la década del setenta en la mayoría de los países por su acción cancerígena. El aspartamo, aprobado primero en EE.UU. en 1981 por la Food and Drug Administration (FDA) para uso limitado en los alimentos sólidos, extendió su autorización en 1983 a los refrescos, y luego -en 1996- como endulzante general (FDA 1981, 1983, 1996). En 1994, también fue aprobado para su uso general en la Unión Europea (Directiva CE 1994), extendiéndose a la mayoría de los países.
“Se trata de un edulcorante artificial con amplias aplicaciones en la industria, y ya en 2005 estaba presente en más de 6.000 bienes de consumo, tales como: bebidas carbonatadas y no carbonatadas, chicles, golosinas, postres, productos lácteos, aderezos, edulcorantes de mesa, entre otros, y cerca de 500 productos farmacéuticos, incluidos medicamentos de uso pediátrico”, dijo el especialista. Transcurrieron más de 27 años desde que el aspartamo fue aprobado por las agencias reguladoras como un edulcorante artificial seguro para su uso general en los humanos. Pero los científicos sacaron conclusiones sobre la ausencia de carcinogenicidad (capacidad de una sustancia para producir cáncer), genotoxicidad (capacidad de una sustancia de alterar los genes) y otros posibles efectos adversos en base a la evidencia disponible en ese momento. “Desde entonces, se han publicado más de 300 trabajos científicos relevantes, donde la mayoría de estos informes, un 65 por ciento, fueron realizados por investigadores de los propios laboratorios que lo producen, y solo el 35 por ciento de ellos por autores independientes”, precisó el profesional.
La controversia surge debido a que el 100 por ciento de los trabajos realizados por los investigadores de los laboratorios, lógicamente, apoyan las conclusiones previas respecto a la seguridad del aspartamo. Sin embargo, casi todos los estudios independientes opinan todo lo contrario, y han puesto en evidencia que esta sustancia no solo es capaz de producir cáncer sino que, además, tiene otros efectos nocivos potenciales que incluyen convulsiones, depresión, dolores de cabeza, migraña y efectos paradójicos sobre el apetito. En base a esos estudios, los organismos reguladores determinaron que, en Estados Unidos, la ingesta diaria admisible (IDA) de aspartamo es de 50 mg / kg de peso corporal, y en la Unión Europea de 40 mg / kg de peso corporal. Considerando la controversia surgida, cabe preguntarse si existe siquiera alguna ingesta diaria admisible (IDA) de aspartamo que sea segura para el consumo humano.
Las evidencias Desde la década del setenta, se publicaron cerca de 70 trabajos realizados por investigadores pertenecientes a las compañías productoras de aspartamo (Searle, Ajinomoto, Nutra Sweet, General Foods Corp., Intl. Life Sciences). Ninguna de estas investigaciones reportó evidencia significativa alguna de efectos adversos para la salud humana. Una lista completa de estos estudios fue recopilada por Ralph G. Walton, profesor y director del departamento de Psiquiatría del Noreste de Ohio, Colegio de Medicina de la Universidad de Ohio, Estados Unidos.
Más adelante, el experto explicó a AIM que en la vereda opuesta a los estudios anteriores, “los resultados de investigaciones independientes accionaron la alarma sobre los potenciales efectos nocivos del aspartamo en los humanos. Por ejemplo, Olney planteó la cuestión de la posible neurotoxicidad de la sustancia química y Wurtman sugirió un vínculo con el aumento de las tasas de tumores cerebrales. Este mismo investigador demostró que el aspartamo puede aumentar significativamente los niveles de los aminoácidos fenilalanina y tirosina cerebral, y suprimir el aumento habitual de triptófano (otro aminoácido) que sigue a una comida rica en carbohidratos”. Estos cambios neuroquímicos se relacionan con numerosos eventos clínicos adversos, que incluyen convulsiones, depresión en personas predispuestas, dolores de cabeza, migrañas, y un efecto paradójico del apetito (primero lo inhibe y luego lo estimula substancialmente). En los últimos 12 años, varios autores han publicado revisiones bibliográficas de los estudios disponibles hasta la fecha sobre carcinogenicidad y otros posibles efectos del aspartamo así como de otros edulcorantes artificiales. Schlimovich afirmó que “los resultados de estas investigaciones no han hecho más que profundizar la controversia preexistente. Esto plantea una pregunta ineludible: ¿Cómo es posible que se mantenga esta gran disparidad en los resultados durante tanto tiempo?; obviamente alguien se está equivocando. Pero si fuera el caso que el error proviniese de los investigadores de los laboratorios productores del edulcorante artificial, el daño que el aspartamo estaría causando a la población mundial sería, sin lugar a dudas, de grandes proporciones”, aseveró.
Al igual que en el pasado, los trabajos más recientes auspiciados por la industria de edulcorantes artificiales continúan mostrando las bondades de éstos, sin riesgos significativos para los humanos; por lo tanto no parece necesario ahondar en mayores detalles sobre estas publicaciones. Contrariamente, resulta interesante presentar algunas investigaciones que apuntan al aspartamo como potencialmente nocivo para la salud humana.
De la Redacción de AIM.
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