Si eres de los que dejan las cosas «para luego» esto es para vos.
Seguramente más de una vez has sentido una urgencia de posponer algunas actividades incómodas, difíciles o aburridas (haciendo otra cosa en su lugar) y, ya conoces el estrés y la sensación de derrota que conlleva procrastinar constantemente.
En este artículo tengo la estrategia perfecta para dejar de procrastinar que podés usar como un salvavidas eficaz en cualquier momento y, otras nueve estrategias que se pueden adaptar a tu personalidad. ¡No lo dejes para después! acaba con la procrastinación ahora.
Tal vez piensas que estás leyendo este artículo porque escribirlo era una tarea muy importante.
Bueno, eso no es del todo cierto.
La verdad es que estaba escribiendo un artículo sobre cómo bajar de peso, pero en vez de terminarlo (como lo había planeado) sentí ese impulso incontrolable de procrastinar…
Fui a facebook y, no sé cómo terminé viendo un video sobre cómo tocar la guitarra (aunque no tengo una).
Después, me dio hambre, me preparé una tostada y, decidí lavar los platos en ese momento.
Cuando estaba a punto de sentarme a escribir, preferí leer la correspondencia que había llegado y leí de principio a fin el folleto con las ofertas del supermercado.
Me sentí culpable y derrotada.
¿Seré la única procrastinadora en el mundo? ¿por qué pospongo terminar ese importante artículo? ¿qué puedo hacer para ya no procrastinar?…
Esa es la razón por la que estás leyendo esto.
Me puse a investigar y escribir un artículo sobre cómo dejar de procrastinar (para procrastinar)
¿Te ha pasado algo parecido?
Muchos de nosotros vamos por la vida con una gran variedad de tareas sin hacer, grandes y pequeñas, importantes o cotidianas.
Seguramente te estás preguntando ¿cómo logré dejar de procrastinar para terminar esto que estás leyendo? ….
Bueno, aquí te explico la estrategia perfecta para dejar de procrastinar que puse en práctica además de otras nueve estrategias más que se pueden adaptar a tu personalidad.
Yo ya las puse en práctica y me funcionaron para terminar este artículo (y además el que procrastiné en primer lugar). Si estás procrastinando, leyendo este artículo (para dejar de procrastinar), te recomiendo que lo leas hasta el punto final. Te aseguro que esta última distracción será de gran utilidad (y cuando termines de leer escribe en los comentarios qué estrategia estarás usando para no procrastinar más)
¿Qué significa la palabra procrastinación?
La palabra procrastinar proviene del latín cras que significa mañana o adelante.
Y es precisamente la lógica que tenemos cuando posponemos. Dejamos para luego las cosas, formando un círculo vicioso entre ansiedad y culpa que genera más ansiedad.
¿Recuerdas cuándo fue la última vez que pospusiste algo? Sin darte cuenta, estas son las etapas que seguiste:
Primera etapa: Percibes ansiedad o incomodidad frente a esa actividad-que-hay-que-hacer.
Segunda etapa: Como reacción lógica, tu cerebro busca aliviar esa sensación con alguna otra tarea. Por eso, te vuelves sumamente productivo en otras actividades (que no son prioridad en ese momento).
Tercera etapa: Tu cerebro almacena esa actividad-que-hay-que-hacer, como dolorosa y busca más distracciones o alguna razón lógica que explique por qué la aplazaste. Aparecen en ese momento todas las excusas reconfortantes: “mañana será otro día”, “era muy importante contestar ese correo”, “la reunión era inevitable”, etc., etc.
Cuando vuelves a recordar esa tarea o actividad pendiente que procrastinaste en un inicio, te genera culpa o remordimiento y vuelves al punto de partida.
Consecuencias de procrastinar
Además del estrés y culpabilidad que conlleva el procrastinar, estas son otras consecuencias de posponer lo que tienes que hacer:
- Ganar una mala reputación con los compañeros de trabajo, amigos y familia
- La pérdida de tu ambición de tener éxito o lograr metas importantes
- No tener los resultados que esperas, quieres o el choque de expectativas
- Puede amenazar tu bienestar si se trata de una tarea relacionada con la salud (como un chequeo anual o empezar a hacer ejercicio).
- Las cosas se ponen peor, porque procrastinar puede afectar tu autoestima y estado de ánimo.
- De no hacer algo al respecto, el hábito de la procrastinación inunda otras partes importantes de nuestras vidas: evitar una conversación difícil solo prolonga el conflicto. Y posponer una decisión importante en la vida, como separarse, hacer un compromiso serio, o cambiar de trabajo, puede hacer que vivas insatisfecho de por vida.
Pero, si reconocemos que existen estás consecuencias ¿por qué seguimos procrastinando?
¿Por qué tenemos el hábito de procrastinar?
George Akerlof, economista ganador del premio Nobel, escribió un ensayo sobre la dinámica de la procrastinación, curiosamente después de ser víctima de este hábito. Él cuenta que pospuso durante ocho meses el envío de un paquete a un amigo, siempre estaba a punto de enviar la caja, pero el momento de actuar nunca llegó. Hay algo reconfortante en esta historia: los ganadores de premios Nobel ¡también posponen las cosas!
Él llegó a la conclusión de que la procrastinación podría ser algo más que un mal hábito. Se trata en realidad de un impulso natural en los seres humanos. De hecho, se calcula que el porcentaje de personas que admitieron procrastinar se cuadruplicó entre 1978 y 2002. Y, por si fuera poco, un estudio reciente descubrió que la tendencia a procrastinar está también en nuestro genes!
Es cierto que existen muchas razones, pero, a continuación, tengo cinco de los principales motivos detrás de la procrastinación
- Por qué la actividad no es un hábito (y entra en conflicto con otros hábitos)
Una de las razones más importantes por las que las personas posponen las cosas es porque una tarea entra en conflicto con sus hábitos establecidos. Cuando intentas hacer algo que no forma parte de tu rutina diaria, tomará cierto esfuerzo para completarlo. Esto es especialmente cierto si la tarea es desagradable
- Queremos tener una recompensa instantánea
No tenemos consecuencias negativas inmediatas (aunque vamos a pagar por ello más tarde) por el momento todo está bien. Por ejemplo: Descansar en el sofá es más cómodo en este momento que salir a hacer ejercicio. Revisar el correo es más fácil ahora, que hacer ese proyecto que has estado posponiendo. Comer pastel de chocolate es más sabroso ahora, que comer la ensalada de verduras que te prometiste.
- Sobre-estimamos nuestra productividad futura.
Pensamos que está bien posponer las cosas, porque vamos a hacerlo más tarde, sin ninguna excusa. Creemos ciegamente que el momento perfecto será después, no ahora. Pero cuando llega ese futuro seguimos sin poder acabar, o peor aún sin lograr empezar.
- Nuestras expectativas no empatan con la realidad
Muchas veces pensamos que la actividad será muy fácil y al empezar nos damos cuenta de que no es así, lo que genera una resistencia para continuar. Y al revés, a veces tenemos la expectativa de que una tarea es muy compleja y requiere de mucho esfuerzo y, por eso aparece esa resistencia antes de empezar.
- Tememos miedo.
El miedo a fracasar nos paraliza y nos hace dejar para luego una tarea o actividad importante, para así evitar un posible fracaso en el futuro. Las personas más perfeccionistas son a veces las que más suelen procrastinar. Prefieren evitar hacer una tarea que sienten están ejecutando o terminando de forma imperfecta.
Aunque suene extraño, algunas personas también le tienen miedo al éxito, inconscientemente piensan que triunfar de alguna forma los llevará a asumir más tareas y tener más responsabilidades que no quieren tener.
Las razones pueden ser muy personales también, pero lo que es cierto es que todos tenemos diferentes niveles de procrastinación ¿tú en qué nivel estás?…
Cuando procrastinamos, en realidad no es que dejemos de trabajar en algo. Lo que realmente ocurre es que nos volvemos sumamente productivos en otras tareas que no son importantes en ese momento.
Cambiamos esa actividad por otra que nos mantenga ocupados, por eso, esta estrategia funciona.
Es un truco. Pero, es un truco poderoso.
Si no estás trabajando en esa actividad, entonces no puedes hacer absolutamente nada más.
Antes de empezar a contestar ese correo-no-importante, a ver un vídeo en you-tube, a leer algún artículo o simplemente a posponer la actividad planeada, detente y congélate. Si tu mente quiere irse a las nubes por un momento y no es posible avanzar o empezar con esa tarea, está bien. Pero NO hagas nada más en su lugar.
De esta forma lograras ser mucho más disciplinado: si no haces lo que debes de hacer, entonces no estarás haciendo nada más en su lugar.
Cuando sigues esta estrategia, dejas de volverte productivo en otras actividades, lo que simplemente te orilla a hacer y terminar esa actividad pendiente.
Parece que es una pérdida de tiempo, porque no estás haciendo absolutamente nada, pero en realidad es un entrenamiento para tu cerebro. De esta forma lograrás tener el control y cuándo tengas algo que hacer, simplemente lo estarás haciendo.
Está claro que el hábito de procrastinar es común, así como las consecuencias, pero, no todos posponemos las mismas tareas o bajo los mismos contextos.
Esto quiero decir que hay personas que posponen el momento de ordenar el armario y bañar al perro, pero habrá otras personas que posponen empezar un proyecto de biología para la escuela o terminar un tedioso reporte del trabajo.
La estrategia de la congelación ayuda en la mayoría de los casos, porque entrena tu capacidad de darte cuenta en el momento exacto que estás procrastinando.
Sin embargo, creo que es útil tener más de un «rompe olas» contra las olas de la procrastinación. Es decir, que es útil contar con más de una estrategia.
- Estrategia de la frontera
Te sorprenderá saber que esta tendencia a posponer lo que no es urgente, tiene un trasfondo evolutivo. Los seres humanos están conectados a considerar las necesidades del presente mucho más fuertemente que las necesidades del futuro. Así que la estrategia es simplemente convertir esa actividad importante en algo urgente para así tomar acción.
Esto funciona porque hay dos tipos de procrastinación: pasiva y activa.
La procrastinación pasiva es aquella que todos conocemos: sabes que tienes que hacer ejercicio, pero lo pospones todo el día viendo youtube hasta la media noche.
En cambio, la procrastinación activa es «a propósito». Sabes que cuando no tienes más remedio y la fecha límite está muy cerca, terminas por ser extremadamente productivo. Muchas personas logran trabajar mejor y con más enfoque bajo presión.
Un estudio con estudiantes demostró que la procrastinación pasiva afecta de forma negativa sus notas, en cambio, las calificaciones de los procrastinadores activos son buenas.
Si tú eres un procrastinador activo, marca una frontera de tiempo o una fecha concreta, momento en el cual debe estar lista esa tarea importante, así crearás la urgencia necesaria para actuar.
- Estrategia del topping o motivación
Sí, un topping es como la motivación, la galleta o las chisipitas de colores por encima de un helado.
Estoy de acuerdo de que no procrastinamos el comer un helado, en parte por qué es urgente (sino se derrite) y en parte por qué está sabroso, pero, creo que entiendes el punto: con los toppings adecuados estoy segura de que te comerías con ganas hasta un brócoli simplemente porque lo hace más atractivo.
Un estudio demostró que el motivo por el cual muchas personas procrastinan es porque encuentran dicha tarea o actividad aburrida.
Así que lo único que tienes que hacer es encontrar una actividad que disfrutes (y que sea saludable) para “espolvorear” sobre esa actividad aburrida.
Si no es posible ponerle un topping a tu actividad, entonces piensa en una recompensa saludable al llegar a esa frontera que te marcaste.
- Estrategia del pixel
Es muy común procrastinar cuando una actividad porque no genera un beneficio inmediato y el futuro aún es muy lejano. La solución es encontrar la forma de tener una perspectiva más amplia, ver esas tareas “no importantes” con la lente de una imagen más grande.
Imagina conmigo que tu día es simplemente un pequeñísimo cuadrito dentro de toda tu vida que es la gran pantalla. Piensa que, si procrastinas algo importante, el pixel se verá negro. Y mientras más días continúas procrastinando más píxeles negros acumulas.
Estás de acuerdo que a largo plazo la pantalla completa que es tu vida (tu año, mes o semana) no se verá bien ¿cierto? Lleva un registro de los días sin procrastinar y no pierdas tu racha.
- Estrategia origami: estableces pasos mínimos
Si esa actividad que procrastinas constantemente se ve del tamaño del monte Everest, lo que tienes que hacer es doblarla varias veces hasta que sea mucho más fácil para comenzar. La única regla es que dividas esa actividad que pospones en algo tan fácil que cualquier otra actividad con la que decidas procrastinar se vea más compleja.
Una forma de hacerlo es crear una lista con pasos pequeños y muy específicos, y comenzar con el primer paso.
- Estrategia de la rana
Así como el libro del autor Brian Tracy lo explica, empieza el día terminando la tarea que menos te motiva para así olvidarte de ella y seguir el día con otras cosas que más disfrutas. La tarea que menos te motiva es una rana asquerosa, no lo pienses mucho ¡a primera hora cómete esa rana!
- Estrategia del diálogo interno o visualización creativa
Las frases como «tengo que” o “debo de” implican que no tienes decisión propia y promueve el auto-sabotaje, la falta de motivación y de autocontrol.
Por eso, replantea tu diálogo interno, diciendo «yo decido hacer…» o “yo elijo empezar a…”. Esta forma de hablarte implica que tú tienes el control y te ayuda a esquivar la procrastinación. Visualiza lo que desees conseguir, y visualízate consiguiéndolo.
- Estrategia de la claridad mental
Muchas personas procrastinan porque no tienen claro qué es lo que tienen que hacer exactamente.
Y el esfuerzo de pensar cómo empiezo, qué sigue o cómo se que ya terminé, se convierte en algo incómodo y tedioso que tu cerebro prefiere evitar. Escribir lo que tienes que hacer de forma específica o los pasos a seguir te da claridad mental y ayuda a que no procrastines.
Además, escribir lo pasos a seguir, también te ayuda a visualizarlo en tu mente de forma realista y a superar los posibles obstáculos que aparezcan.
- Estrategia de la planificación realista
A veces procrastinamos simplemente porque el día está muy saturado, lleno de pendientes y eso genera estrés, ansiedad y agobio. Además, como se vuelve difícil identificar las actividades y tareas importantes, es más probable que termines posponiendo estás con actividades menos relevantes.
Algo que yo hago y me ha ayudado mucho a planear de forma realista, es escribir mis tareas de atrás hacia adelante.
Me explico mejor, empiezo por la hora en la que quiero dejar de trabajar y por lo tanto en la última tarea que estaré realizando en el día, a partir de ahí voy rellenando de forma más realista el resto de las tareas que me planteo hacer, hasta terminar por la primera y más importante tarea.
También puedes planear según tus niveles de energía y atención. Enfrenta las tareas más difíciles en tus mejores momentos ¿trabajas mejor por la mañana o por la tarde?
Planea tus tareas del día de forma realista, y prioriza las tareas más importantes.
- Estrategia del spray anti-perfección
Seguramente piensas ¿qué hay de malo con querer hacer las cosas bien? Bueno, en realidad, absolutamente nada, pero, hay una gran diferencia entre querer terminar una tarea lo suficientemente bien y tener la expectativa de hacerla a la perfección.
La «perfeccionitis aguda» hace que procrastines, ya que nunca será lo suficientemente buena si aspiras a la perfección.
En tu mente (y de forma inconsciente), la idea de no lograr terminar una tarea o actividad de forma perfecta o tener resultados perfectos, te genera miedo y una falta de confianza en ti extrema. De alguna forma, pospones el momento de empezar o de terminar, porque estás convencido de que no hay manera de cumplir con lo altos estándares que has establecido para ti mismo.
Esto significa que debes de esforzarte sin disminuir tus estándares personales, pero sobre todo, invertir el tiempo de forma inteligente para lograr resultados lo suficientemente buenos, resultados que tengan espacio para seguir mejorando con el tiempo.
Antes de empezar una tarea rocíate con un spray anti perfección, aprende a ser realista y decirte a ti mismo: “yo puedo hacerlo bien ahora a tomar acción”.
Siempre recuerda que hay una diferencia entre quién eres y lo que logras.
Por Tania Sanz para HabitualMente.com
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