Además de alimentación, ejercicio y descanso hay otros factores que influyen sobre la longevidad. Incluso alguno es más determinante según explica María Puntí, autora de La pirámide de la longevidad.
En los últimos años el concepto de longevidad ha encontrado el verdadero significado de su ser. No es llegar a vivir más, una meta que puede alcanzarse sin esfuerzo, sino tener una vida de calidad. "Cuando hablamos de calidad de vida en el ámbito de la salud, hablamos del bienestar emocional, físico y de la preservación de las habilidades funcionales. Claro que podemos vivir noventa y cinco años, pero ¿de qué manera? No tiene sentido centrarnos en vivir más, debemos centrarnos en vivir sin dolor, conservando nuestra vitalidad y alegría hasta el final de nuestros días", explica María Puntí en su libro titulado La pirámide de la longevidad (Vergara).
La autora es dietista, docente y directora de la academia Integra Salud School (ISS), titulada en Microbiota Humana (Tech School os Nutrition) y también en Salud de Precisión y Nutrición, Medicina y Práctica Ortomolecular (Sesap). María Puntí es fundadora y directora de dos clínicas de salud integrativa donde trabajan sobre cinco pilares: nutrición, ejercicio, microbiota, descanso y gestión emocional. Estos pilares coinciden con los cinco escalones que definen su pirámide de la longevidad, aunque con matices.
La influencia de la inflamación en la longevidad
En el libro, María Puntí explica cómo su experiencia clínica le ha permitido identificar los hábitos de estilo de vida más influyentes sobre la salud. A todos los pacientes que acudían desesperados después de haber tomado suplementos y otras fórmulas esperanzadoras les explicaba que no es posible lograr ninguna mejora de salud si antes no se modifican hábitos como la alimentación, el ejercicio físico y la salud psicoemocional. "Si no tenemos estos tres pilares bien asimilados e instaurados en nuestra rutina, cualquier tratamiento o pastilla va a ser en vano y significará empezar la casa por el tejado", explica la experta.
Alcanzar calidad de vida supone vivir libre de enfermedades y afecciones, un asunto que la experta relaciona directamente con la inflamación, la nueva pandemia que asola la sociedad moderna. "Distintos estudios científicos demuestran que las personas de larga vida tienen un perfil inflamatorio menor (menores niveles de interleucina-6 y proteína C reactiva) y mayores niveles de protección frente a la inflamación a través de una mayor respuesta antiinflamatoria", describe María Puntí, señalando el control de la inflamación como el principal objetivo si queremos gozar de una longevidad saludable.
Los cinco escalones de la pirámide de la longevidad
La autora dibuja cinco escalones en la pirámide de la longevidad determinando el mayor o menos nivel de atención que debemos prestar según su incidencia, desde la base hasta la cúspide:
1. Salud emocional y tribu. Aunque se suele considerar la alimentación como la base de nuestro bienestar, para la experta en dietética es mucho más influyente la salud emocional (estrechamente vinculada a la alimentación) y el sentimiento de pertenencia a la tribu que cualquier otro factor. "Aunque es innegable que la dieta es fundamental, después de muchos años de experiencia con mis pacientes y de estudiar en profundidad los factores relacionados con la longevidad, me he dado cuenta de que la alimentación no es lo más importante", reflexiona en su libro. Haciendo un análisis de cómo viven en las zonas azules del planeta (regiones con personas más longevas), deja claro que el estrés que nos domina hoy en día es el asesino silencioso. En las zonas azules, ese estrés no dirige las vidas de sus habitantes, porque se relacionan con la tribu, se mantienen en contacto con la naturaleza, hacen ejercicio, alimentan su espiritualidad y priorizan lo más importante. Es decir, cuidan de su salud emocional.
2. Nutrición inteligente. A la hora de determinar este escalón, la experta pone perspectiva en la era de la sobreinformación nutricional que vivimos. "La gran confusión se debe a múltiples razones. Una de ellas es la dificultad de sacar conclusiones en el área de nutrición por la falta de estudios científicos rigurosos. El mismo doctor John Ioannidis, profesos de medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford e investigador en políticas de salud, explica que prácticamente el 95% de los estudios científicos en el campo de la nutrición están sesgados, es decir, no son fiables ni concluyentes", comenta María Puntí, que en su capítulo sobre qué poner en el plato aprovecha para echar por tierra algunos mitos de nutrición como que los lácteos inflaman.
3. Salud digestiva. "Los gases constantes y el dolor de barriga son uno de los peores enemigos para una longevidad saludable", cita María Puntí dejando claro que el estado de la microbiota no es una moda, sino el tercer escalón en la pirámide de la longevidad. La experta pone el foco sobre situaciones cotidianas a las que se tiende a restar importancia, ("tener gases molestos no es normal") reiterando la necesidad de cuidar nuestras tripas, teniendo en cuenta todos los detalles que hablen de su estado. Para ello, la autora ofrece consejos prácticos que favorecen el cuidado de la microbiota, señalando lo que si y lo que no ayuda a mantenerla equilibrada.
4. Movimiento. En este apartado, María Puntí tiene claro que el sedentarismo rema a favor de una pésima calidad de vida y que la falta de ejercicio físico es la clave del aumento en la tasa de obesidad. Todo ello señalando que no es lo mismo actividad física que ejercicio físico, que es lo que realmente demanda nuestra salud. El discurso de la experta se centra en el trabajo de fuerza como clave de longevidad, sin restar importancia a otro tipo de ejercicios, remarca la necesidad de trabajar el músculo cuando se trata de calidad de vida.
5. Ritmos circadianos. En este punto se trata de dormir mejor para vivir más y hacerlo adecuándonos a los ritmos de luz. "Por la noche es cuando se activan la mayoría de procesos encargados de la limpieza y reestructuración celular. El sueño puede considerarse un estado anabólico en el que el cuerpo lleva a cabo procesos de recuperación y regeneración", señala la experta. "Durante el sueño se facilita la síntesis de proteínas, la reparación de tejidos y la consolidación de la memoria, lo que contribuye a mantener un equilibrio metabólico y energético saludable".
Un plus: contacto con la naturaleza
Aunque este pilar no se dibuja en La pirámide de la longevidad de María Puntí, si queda reflejado como un factor esencial en base a la evidencia que se muestra en las conocidas zonas azules del planeta. De hecho, además de un capitulo final extraordinario, el contacto con la naturaleza se dibuja a lo largo de su libro como una de las claves contra la inflamación.
"Se han realizado muchos estudios sobre los efectos de la naturaleza en la salud del ser humano, pues se ha observado que exponerse a los entornos naturales comporta beneficios en la percepción del dolor, en la inflamación y la salud mental. También se ha observado que puede contribuir a la reducción de la presión arterial, a fortalecer el sistema inmunológico, y a mejorar sueño, concentración y reducción de la ansiedad", explica la experta que, para cerrar La pirámide de la longevidad subraya lo perjudicial de la polución para nuestro bienestar y señala diferentes tratamientos asociadas al disfrute de la naturaleza, como la terapia del bosque, a modo de escape a la contaminación para aumentar la calidad de vida.
Fuente: Telva.-
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