El doctor David S. Ludwig basa su investigación en cómo la comida afecta a las hormonas, el metabolismo, el peso corporal y el bienestar.
"Las dietas convencionales no funcionan, hay que olvidarlas". Así de tajante se muestra el descrito por la revista 'Time', como el "activista contra la obesidad" David S. Ludwig, que centra su investigación en cómo los alimentos afectan al metabolismo, a las hormonas, al peso corporal y al bienestar. En su lugar nos explica tres fases que debemos seguir para adelgazar y no pasar calamidades y que desarrolla en su libro 'Por qué siempre tengo hambre', en el que también da las razones por las que las dietas tradicionales no funcionan. Además, en su web puede verse el proceso de adelgazamiento de algunos pacientes que siguen sus métodos. "Comer en exceso no te hace engordar, sino que es ese proceso lo que te hace comer de más. Las células grasas juegan un papel clave a la hora de determinar cuánto peso ganas o pierdes. Las dietas bajas en grasa actúan en tu contra, ya que provocan que las células grasas se autoabastezcan con más calorías, dejando muy pocas para el resto del cuerpo", asegura Ludwig. "Esta 'grasa hambrienta' activa una peligrosa reacción en cadena que te deja siempre con sensación de hambre, a la vez que tu metabolismo se hace más lento y, al final, acabas ganando peso, aunque comas menos", explica.
Supera los antojos
Durante esta primera fase debes comer mucha grasa, por lo menos el 50 por ciento de las calorías totales que ingieras, en torno a un 25 por ciento de carbohidratos y un 25 por ciento de proteína. Durante dos semanas debes eliminar todos los productos derivados de los cereales, las patatas y los azúcares añadidos.
Las dietas bajas en grasa actúan en tu contra, ya que provocan que las células se autoabastezcan con más calorías Los frutos secos, alimentos ricos en grasas o lácteos enteros son bienvenidos. Y como en todas las fases de este plan, las proteínas de alta calidad son imprescindibles. Esta fase es la más estricta, pero según su creador, "no es ni de lejos tan severa como lo son las dietas bajas en carbohidratos y ayunos intermitentes, cuyas prioridades son eliminar nutrientes principales casi completamente. Puedes tomar carbohidratos integrales y naturales como fruta, legumbres o verduras sin almidón", comenta el experto. Está diseñada para darle un empujón a la pérdida de peso. "Ya en las fases siguientes hay más flexibilidad, variedad y adaptación a las preferencias de cada uno", apunta Ludwig.
Reprograma las células grasas
Constituye la dieta básica, a la que puedes volver siempre que quieras. En esta segunda fase se debe reducir la cantidad de grasa, aunque no en exceso, solo un 10 por ciento menos, aumentando la ingesta de carbohidratos hasta el 35 por ciento y añadiendo arroz integral, avena, quinoa o verdura almidonada (no patata) y continuando con la misma proporción de proteínas que en la primera etapa. Comer en en exceso no te hace engordar, sino que es ese proceso lo que te hace ingerir más "Haciendo esto reentrenarás tus células adiposas de manera que tu peso disminuya progresivamente hasta que se estabilice en su nuevo punto óptimo inferior. El proceso puede tardar algunas semanas o meses (depende de cada persona y su peso inicial)".
Adelgaza para siempre
El objetivo de esta última fase es descubrir las necesidades exclusivas de tu cuerpo y elaborar un plan a seguir en lugar de depender de unas recomendaciones nutritivas arbitrarias. Puedes incluir la patata, el arroz blanco, el pan, aunque tratando de que todos los cereales sean integrales molidos y que conserven la fibra o grano entero. Ingiere una cantidad entre 115 y 170 gramos de proteína en cada comida y llena la mitad del plato con alimentos naturales como las verduras o frutas sin almidón (lechuga, tomate, pepino, acelga...) e incluir media taza de cereales o verduras con almidón (patatas, ajos, judías verdes...) hasta tres veces al día.
El Confidencial.-
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