¿Qué papel juega el apego en nuestra forma de relacionarnos? ¿Un tipo de apego no seguro es una condición insalvable para mantener una relación de pareja que pueda ser saludable para los dos? ¡En este artículo lo analizamos!
Casi el 40 por ciento de la población (incluyendo a niños y adolescentes) tienen problemas o trastornos de apego. En una sociedad como la actual, en la que la salud mental y el desarrollo emocional son más visibles, es lógico que los estilos disfuncionales de apego parezcan más evidentes. Lo que ayer eran “defectos” de la persona, hoy son problemas a solucionar con la ayuda de una terapia. Entonces, ¿cómo querer a alguien con problemas de apego?
Puedes tener a tu lado a alguien con muchísimo potencial, pero con un discurso y una forma de actuar que son el reflejo de una serie de experiencias del pasado. Y quieres quererle, pero no es fácil. ¿Cómo tomarse un estallido de rabia después de meses evitando un conflicto que querías resolver? ¿Cuántas veces es necesario decir “te quiero” para que se lo crea?
Por eso, para construir una relación sana y que os haga crecer, te traemos algunos consejos para cada tipo de apego insano. No te pierdas nada, pues todo el mundo tiene derecho a que le quieran y, sobre todo, a querer a los demás sin que ello suponga dolor.
Los estilos de apego determinan comportamientos y formas de actuar en las relaciones de pareja.
¿Qué tipos de apego existen?
Seguramente ya hayas oído hablar del apego, pues es un tema cada vez más presente en el lenguaje popular. El apego, según la teoría de John Bowlby, es el vínculo afectivo que se establece entre la madre y el bebé, cuya función es asegurar el cuidado y el desarrollo psicológico de este último.
Por tanto, qué estilo de apego se establezca en la infancia determinará ciertos rasgos de personalidad y comportamientos que se tengan en la vida adulta. Vamos a ver qué estilos de apego se han descrito hasta la fecha:
Apego seguro: es propio de las personas que han crecido en entornos con figuras de referencia cercanas, predecibles y consistentes. Con ellas aprendieron que los entornos sociales no son amenazantes y que los demás suelen responder a la confianza que depositamos en ellos. También aprendieron que lo que cada uno hagamos influye en cómo se sienten los demás, por lo que en la comunicación no todas las formas son válidas, por mucho que porten el mismo mensaje.
Apego ansioso: en este caso, los cuidadores son poco consistentes y, por lo tanto, de alguna manera, impredecibles. La idea que nos solemos hacer de los entornos sociales creciendo en un ecosistema de cuidados de este tipo es que nuestras actuaciones están totalmente desligadas de lo que nos ocurrirá.
Apego evitativo: los cuidadores no han cubierto las necesidades del infante, por lo que este ha aprendido que no puede esperar nada de los demás, incluso en los momentos más críticos. Las personas con este tipo de apego han interiorizado la idea de que están solas frente a los obstáculos o las dificultades que se encuentran, y que hacen bien en no contar con nadie. Suelen ser muy autónomas y prudentes, pero al mismo tiempo es muy complicado llegar a conectar a nivel emocional con ellas.
Apego desorganizado: es una mezcla entre los dos tipos de apego anteriores. Al contrario que las personas con un patrón de apego evitativo sufren profundamente cuando no logran crear una intimidad con sus personas de interés. Las reconocemos porque suelen emplear con frecuencia un modus operandi muy característico: el de alejarse, para luego echar en cara al otro que no ha estado cerca cuando necesitaba su ayuda -una persona con un apego evitativo se alejaría igual, pero no lo haría para provocar que el otro hiciera algo para que la distancia entre los dos no aumentara-. La emoción que predomina en sus vidas en lo que se refiere al contacto social suele ser la frustración.
Existe otro tipo de apego que parece quedar restringido a la infancia. Se trata del apego reactivo, que se caracteriza por conductas inhibidas y emocionalmente retraídas hacia los cuidadores, junto con otros trastornos sociales y emocionales.
Querer a alguien con problemas de apego
Ahora que hemos dado un repaso a los tipos de apego, vamos a ponernos en el lugar del acompañante, de esa persona que acepta una relación con alguien que tiene problemas de este tipo. ¿Cómo influye el estilo de apego? ¿Qué hacer para quererles sin resultar herido?
Querer a alguien con apego ansioso
Ya sea tu pareja, tu amistad o tu familiar, querer a alguien con problemas de apego ansioso puede ser agotador. Ninguna palabra de amor basta nunca es suficiente compromiso; la relación absorbe o es conflictiva, la estabilidad es casi un imposible.
En este caso, lo mejor es siempre ser claro en la incondicionalidad del amor que se profesa y en el compromiso. Es importante acentuar las interacciones positivas y manejar con delicadeza las negativas, pero sin olvidar nunca los límites. Es un camino largo, pero es posible que la persona acabe por sentirse segura.
¿Cómo relacionarnos con alguien con apego evitativo?
Tal como dice el término, las personas con apego evitativo tienden a evitar los conflictos y a retraerse cuando se trata de expresar sus emociones. Hacer ejercicio de derecho sobre su propio espacio puede llegar a ser una técnica para no enfrentarse a los problemas cotidianos.
Aun así, es muy valioso respetar la autonomía y dejar bien claro que se es una persona en la que se puede confiar. Otras técnicas son restar importancia a los problemas que magnifican, así como reconocer los sacrificios y esfuerzos que hacen. Todo ello tiene como objetivo reducir los niveles de ira y la distancia que ponen con los demás de manera automática.
Las personas con apego evitativo necesitan que se respeten sus espacios y en ocasiones sus huidas.
Querer a alguien que presenta un estilo de apego desorganizado
Este es, probablemente, el apego que más problemas acarrea en las relaciones. La ambivalencia entre los deseos de la persona y su forma de establecer vínculos es muy amplia, por lo que los problemas son muchos. Se trata de personas con humor volátil, que enseguida se retraen y en quienes la ira y la ansiedad domina su estilo comunicativo.
Ten en cuenta que estas personas han tenido un desarrollo plagado de problemas graves relacionados con sus cuidadores.
Por eso, aunque en los tres casos es conveniente contar con el apoyo de un psicólogo, en el caso del apego desorganizado es prácticamente un requisito para que la relación sea funcional. Aun así, cualquier relación requiere de esfuerzo por ambas partes, así que no temas querer a alguien con problemas de apego: todos tenemos cosas que resolver.
Fuente: La Mente es Maravillosa
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