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Caleidoscopio
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A la izquierda, a la derecha y al centro

La política dice buscar la libertad, la igualdad y el progreso. Hoy en día casi nadie declara otra cosa, de modo que por esa vía no hay distinción que permita definir la izquierda y la derecha; abstracciones como libertad, igualdad y progreso ya no son pertinentes.

La misma idea del progreso, determinante en nuestros tiempos, no reconoce filiación única en la izquierda ni en la derecha. Muy posiblemente nació en Francia en el siglo XVIII con Turgot y Concordet, próximos a la fisiocracia, y de allí la tomaron Herbert Spencer y Darwin en Inglaterra, Hegel, Marx y muchos otros hasta hoy.

El progreso, dogma de los "progresistas", es más bien un resultado de la actividad creadora del capitalismo. El manifiesto del partido comunista observa que la burguesía creó, apenas un siglo después de nacida, fuerzas productivas más variadas y colosales que todas las generaciones anteriores juntas. Y enumera: "la subyugación de las fuerzas naturales, las máquinas, la aplicación de la química a la industria y a la agricultura, la navegación a vapor, los ferrocarriles, los telégrafos eléctricos, la roturación de continentes enteros, la canalización de los ríos, las poblaciones surgiendo de la tierra como por encanto". Y sigue con una pregunta retórica, porque envuelve la respuesta: ¿qué siglo anterior había sospechado que semejantes fuerzas productivas durmieran en el seno del trabajo social?"

Entre los signos de progreso que Marx y Engels enumeran hay algunos bien conocidos en nuestro tiempo, mucho menos atractivos ahora: la aplicación de la química a la agricultura, la roturación de continentes enteros, la canalización de los ríos y el crecimiento de las megalópolis.

Se ha dicho que éste del manifiesto es el mayor elogio hecho nunca a la burguesía, que entonces encarnaba el progreso

Del poder del rey al rey sin cabeza
El origen de las denominaciones de izquierda y la derecha como categorías políticas se ubica en la revolución francesa. La pregunta: ¿Qué poder debe tener el rey? abrió en agosto de 1789 un debate apasionado entre los interesados en tumbar la corona francesa y los que querían mantenerla con limitaciones, a la inglesa.

A la derecha del presidente de la asamblea se ubicaron los más conservadores, y a la izquierda los que propiciaban medidas más radicales, los revolucionarios.

Por las posiciones que defendía cada grupo respecto de la monarquía y del antiguo régimen se conocieron luego como izquierdistas y derechistas.

Ateos como en la iglesia
Sin embargo, falta saber por qué se ubicaron así los miembros de la asamblea. Una versión es que en los templos católicos de Francia, tradicionalmente el pueblo se sentaba en los bancos de la izquierda respecto de la posición del altar y los aristócratas a la derecha. Y quizá por fidelidad al pueblo los revolucionarios reprodujeron esa posición en la asamblea.

Con más generalidad, izquierda y derecha son ideas relativas a un eje central. En la asamblea nacional francesa el centro era el asiento del presidente; en la iglesia el pasillo que separa los bancos. Las manos son izquierda y derecha con respecto al cuerpo a que pertenecen. De una mano amputada flotando en el vacío, como observó Kant, no se puede decidir si es izquierda o derecha.

Incongruentes
La topología, una rama moderna de la matemática que paradójicamente no emplea números, estudia el tema en profundidad y en abstracto, y llama "incongruentes" a objetos como las manos izquierda y derecha, que son simétricos pero imposibles de superponer.

La topología la construido superficies de una sola cara, la cinta de Moebius, tal que recorriéndola se aparece alternativamente de un lado o de otro o recipientes sin interior ni exterior, la botella de Klein.

Izquierda y derecha se definen políticamente respecto del Estado, que es la referencia fundamental que permite acordarles sentido.

Y en Nicea también
Mucho antes de la revolución francesa, en el año 325, en los orígenes institucionales del catolicismo, la izquierda y la derecha también estuvieron presentes: los obispos "revolucionarios" respecto de lo que pretendía Constantino, los arrianos, se situaron a la izquierda. Los que hicieron suyas las necesidades políticas del emperador y fundaron la ortodoxia, encabezados por Atanasio en el concilio de Nicea, estaban a la derecha.

Izquierda y juventud, derecha y senectud
La distinción, que remite siempre al fundamento corpóreo y a los conceptos matemáticos de simetría y congruencia, tuvo otra expresión tras la muerte de Hegel en 1831. Entonces se diferenciaron una "izquierda" hegeliana y una "derecha". Pero no solo las palabras izquierda y derecha, con su sentido político, caracterizaban las diferencias, sino las de "jóvenes hegelianos", los izquierdistas y "viejos" los derechistas. Izquierda y derecha se refieren al espacio, pero jóvenes y viejos al tiempo.

Aristóteles entra al juego
Partiendo de los jóvenes hegelianos, el filósofo marxista alemán Ernst Bloch, a mediados del siglo pasado propuso tomando como base a Avicena, filósofo medieval musulmán, una izquierda y una derecha aristotélica, comprometiendo por primera vez al estagirita en estos asuntos.

En "Avicena y la izquierda aristotélica", que mira al siglo XIII con ojos del siglo XX, Bloch pretende que a partir de Avicena se abren dos ramas con sentido político: la derecha desemboca, como pretende la academia, en Tomás de Aquino, y la izquierda en Giordano Bruno.

Avicena y Averroes son para Bloch hitos en la construcción de la izquierda aristotélica que pasando por Bruno llega a la modernidad.

El crecimiento total
La modernidad asiste al crecimiento de muchas cosas, algunas de manera explosiva, y al empequeñecimiento inadvertido de otras; pero sobre todo crece la confusión en todos los terrenos, en el político tanto o más que en cualquier otro. Según el escritor y psicólogo Angel Rodríguez Kauth: "Los conceptos de izquierda y derecha (...) han caído en una franca confusión de sus referentes". Para él, "la izquierda tradicional trata de ser aceptable a las clases altas y medias; y la derecha histórica, antaño defensora de los privilegios, se hizo populista para ganar electores". La conclusión desborda la política: "la contemporaneidad puede observar de qué manera se están traslapando los discursos y se hace muy difícil discernir quién está a la diestra de quién".
De la Redacción de AIM.

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