El barrio Belgrano de Paraná tiene una larga historia de formación y arraigo entre sus vecinos, informó a AIM el vecinalista Omar Noriega Bernabé, quien destacó que hacia 1960: “la mayoría de las casas eran ranchos. Las calles intransitables, era oscuro, no había luz ni asfalto”, y, destacó que en la actualidad, “las viviendas empezaron a mejorar gracias a la gente, no entró un programa de ayuda, sino que cada vecino hacía lo que podía. En 2014, todo el barrio tuvo agua y cloacas, aunque algunos lugares aún no tienen red”.

En diálogo con esta Agencia, Noriega recordó que llegó al barrio hacia 1960: “la mayoría de las casas eran de barro o de chapa, eran ranchos. Las calles eran intransitables, era oscuro, no había luz y calle Pronunciamiento no tenía asfalto”.

“Las viviendas se alumbraban con faroles de gas, y algunos tenían lámparas de kerosene. Después, en 1962 cambió un poco cuando se hicieron las 90 viviendas, se abrieron algunas calles que dan a Pronunciamiento”, explicó.

“El sector más pobre era el que estaba sobre el arroyo, detrás del Dispensario y la plaza principal”, apuntó y subrayó que por aquel entonces “los otros sectores para el lado de Avenida Ejército eran como de otro barrio”.

“A partir de 1980 surgieron otras instituciones como el Comedor de las Abuelas, el barrio ya tenía la escuela N° 88, pero en la etapa de 1990 fue bastante difícil en el tema seguridad, porque creció la población y muchos optaron por llevar a los chicos a otras escuelas de afuera”.

“Otras personas compraron lotes y se fueron asentando, ocuparon parte de una cancha que todavía está, porque aunque los terrenos eran municipales la dueña pedía dinero por ellos”, denunció e informó que en 1995 se hizo un intento de comprar el lugar, durante la gestión del ex intendente Julio Solanas, se pagaron algunas cuotas pero no prosperó y ahora esas personas son consideradas intrusadas”.

Violencias, trabajo comunitario y respuestas
Por otra parte, destacó que “los hechos de violencia en 1990 y 2000 hicieron que algunos se fueran al barrio “El Perejil” o “Capibá” y así fue como gente del interior de la provincia vino y ocupó las casas mediante compras”.

“Ellos hicieron mejoras porque antes llovía y se inundaba todo, y hacia 2010 y 2014 las obras del Promeba (Programa de Mejoramiento de Barrios) mejoraron sustancialmente el área del arroyo, porque ahí los terrenos no tenían seguridad y se desbarrancaban”.

“También era una zona insegura porque en calle Espejo se juntaban pibes que robaban”, manifestó y remarcó: “las viviendas empezaron a mejorar gracias a la gente, no entró un programa de ayuda, sino que cada vecino hacía lo que podía. En 2014, todo el barrio tuvo agua y cloacas, aunque algunos lugares aún no tienen red”.

“En el tema social surgió el comedor Pacha Rodríguez que le fue agregando actividades como costura, arreglo de ropa y merienda”, describió y aseveró que “el Club de abuelas hizo lo mismo, y se crearon los Exploradores, que brindan catequesis y actividades”.

En cuanto a la alimentación de los chicos y chicas está bastante cubierta porque la escuela es de jornada completa, y al mediodía se retira la comida en el comedor El Pacha y a la tarde en Club de Abuelas”, concluyó.
De la Redacción de AIM.