Ingresó en la Cámara de Diputados un proyecto de Ley por el que se declarará al Colegio Nacional de Paraná como patrimonio histórico provincial, ya que “es reconocido por su importancia histórica y cultural en la educación provincial, siendo uno de los primeros establecimientos educativos de nivel fundados en la provincia”, confirmó AIM.
La iniciativa la impulsó la diputada Gabriela Lena, quien señaló que “es necesario y fundamental en este aniversario de los 110 años de la inauguración del edificio escolar, la declaración como patrimonio arquitectónico, cultural, urbano, educativo y paisajistico de Paraná”m, ya que “este amplio edificio, con sus jardines que lo rodean, junto con su campo de deportes emplazado enfrente, conforman un espacio urbano que constituye un nodo arquitectónico pero al mismo tiempo es un verdadero mojón histórico, social, cultural, paisajístico de la ciudad”.
El Colegio Nacional
Los Colegios nacionales surgieron bajo la presidencia de Bartolomé Mitre, quien mediante un decreto de1863 creó el Colegio Nacional de Buenos Aires. En Entre Ríos, el gobernador Clemente Basavilbaso emitió un decreto el 28 de febrero de 1889, creando el Colegio de Enseñanza Secundaria, motivado por las gestiones que había iniciado un grupo de notables vecinos ante el ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública de la Nación, Filemón Posse. Las clases comenzaron el 1º de abril de 1889, siendo su primer rector Leónidas Echagüe, quien había sido gobernador de la Provincia en 1871 y lo volvería a ser en 1899. La nacionalización de la institución se efectivizó el 11 de julio 1889 mediante la Ley Nacional 2467, denominándose Colegio Nacional de Paraná; el actual nombre de "Domingo Faustino Sarmiento" le fue concedido en 1961, año del sesquicentenario del nacimiento del educador. La actual sede del Colegio se inauguró el 12 de agosto de 1914. Situado en un terreno con una fuerte pendiente, el edificio se organiza en dos plantas y un subsuelo, con una tipología en forma de U rodeando a un patio central y retirado de la línea municipal, permitiendo la presencia de jardines en su entorno, que contribuyen a destacar su monumentalidad.
La diferencia de nivel sobre calle Garay obliga a acceder mediante una gran escalera paralela a la vereda, situación que le da jerarquía al ingreso principal. Accediendo al edificio, un gran vestíbulo nos recibe, rematando en una monumental escalera de mármol que conduce al piso superior. A partir de allí se pasa a las galerías abiertas que, rodeando el patio, permiten el ingreso a las aulas. La fachada muestra un lenguaje ecléctico con una marcada simetría y un cuerpo central que se adelanta, separándose de sus laterales. La piel del edificio es tratada con almohadillado y revestida en piedra parís aportándole su característico color. Una cornisa de importantes proporciones envuelve todo el edificio y conforma su coronamiento junto con un muro considerable delicadamente decorado. La cornisa forma un arco de medio punto en el eje de composición del planteo como modo de celebrar el ingreso principal, enfatizado por un balcón soportado por grandes ménsulas.
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