Vivimos una época muy convulsionada en todo el mundo, con mucha violencia e intolerancia en distintos ámbitos conocidas como agresiones o peleas callejeras y para esto sirve la defensa personal. “Si hay una persona o un grupo muy exaltado lo mejor es retirarse o tratar de desescalar la situación dándole la razón, aunque probablemente no la tenga, utilizando palabras que traten de disminuir la furia”, dijo a AIM Mariano Peter, practicante de pakua.
La agresiones callejeras, explicó Peter a esta agencia, “se ven en la calle sobre todo con temas de tránsito, pero también se ve en escuelas y canchas de fútbol”. Señaló además la importancia de diferenciar “artes marciales, deportes de contacto y sistemas de defensa personal”.
Artes marciales, deportes de contacto y sistemas de defensa personal
Al ser muy parecidos y no haber diferencias nítidas, es importante distinguir entre ellas.
De este modo, las artes marciales “son disciplinas desarrolladas para la guerra y que enseñan técnicas de combate cuerpo a cuerpo y también con armas”, como espadas, escudos, lanzas, garrotes, nunchakus. “Este conjunto de técnicas, golpes y caídas va acompañado de enseñanzas filosóficas, a veces de tinte religioso, con una disciplina muchas veces muy estricta que va acompañado también de enseñanzas históricas, tradicionales. No es solamente combate; también es meditación, enseñanzas morales y éticas, código de conducta, respeto, disciplina, tradición e historia”. Encontramos aquí en pa kua, karate, kun fu, judo, sumo y muchas de ellas se han originado hace miles de años y en la actualidad tienen competición, por lo que se han convertido en deportes de contacto.
Por otro lado, los deportes de contacto, explicó Peter, “son disciplinas deportivas que fueron inventadas para competir y que están reguladas, no se puede hacer cualquier cosa, tienen que ser practicados en determinados lugares y bajo determinadas reglas”. Por haber contacto, “se incorporan técnicas, golpes de pié, de puño, de codos, cabezazos, y se entrena para competir y superar al adversario”. Las mismas son practicadas en lugares como ring, jaula, gimnasio, octógono, tatami y con indumentaria apropiada. Entre los más conocidos están el boxeo, kick boxing, muay thai.
Aquí lo importante es tener en cuenta que “están limitados por reglas y carecen totalmente de enseñanzas éticas, morales, históricas, de tradición ya que se trata de una competición para ganarle al otro generándole el mayor daño posible”. Algunos de los deportes de contacto son artes marciales, “pero tienen una modalidad competitiva”.
Los sistemas de defensa personal “son conjuntos de técnicas exclusivamente destinados a repeler el ataque de un agresor. Si te atacan en la calle necesitás responder rápido. Como en el caso de los deportes de contacto, carecen totalmente de filosofía, cualquier enseñanza moral y ética”. Los que más se destacan son krav magá de Israel, systema de Rusia, CQC.
Explicó Peter que “la mayoría de las artes marciales ya tienen incorporada además la defensa personal, por eso hay muchas artes marciales que además son deportes de contacto, porque tienen competición; y además hay artes marciales que tienen incorporados los sistemas de defensa personal”.
Para la defensa personal callejera “las tres sirven con mayor o menor efectividad; hay artes marciales que son más específicas para repeler determinado tipo de agresión”.
La defensa personal en sí misma
Hay que partir por tener en cuenta que “la primera defensa personal es la verbal, gestual o psicológica para evitar la pelea; y como dicen grandes maestros, el músculo más importante en una pelea es el cerebro y siempre hay que evitarla, siendo preferible pasar por cobarde”.
Dentro de los tips más importantes, señaló Peter, “si hay una persona o un grupo muy exaltado lo mejor es retirarse o tratar de desescalar la situación dándole la razón, aunque probablemente no la tenga, utilizando palabras que traten de disminuir la furia”.
Aquí es muy importante la actitud corporal, “nunca hay que ir retrocediendo o salir corriendo; debemos quedarnos quietos o caminar sin dar la espalda, mirándolo siempre de frente”. Esto tiene una explicación biológica porque “cuando tenemos a alguien que viene a agredirnos y nosotros empezamos a retroceder o correr dando la espalda nos ponemos en modo presa y el agresor en modo depredador, al igual que hacen los animales”.
Para desescalar la intensidad de la situación “debemos poner las dos manos al frente como diciendo tranquilidad, tenés razón; además porque es un signo de no querer agredir, siendo a la vez una posición de guardia, por lo que si esto no funciona y viene un golpe inmediatamente nos podemos defender”.
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