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Caleidoscopio
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El 5 G, guerra entre imperios

¿ Estados Unidos, pudo frenar la capilaridad de los equipos provenientes de fabricantes chinos al negarles acceder a recursos provenientes de sus Fondos de Servicio Universal (FSU)? ¿O la reciente no homologación en territorio norteamericano frenar su uso y desalentarlo en otros territorios? Todo parece indicar que no, o al menos es lo que refleja el reciente ránking publicado por IPlytics, en el que Huawei lidera la cuestión medida por cantidad de patentes registradas o declaradas a nivel global. Una carrera que aún tiene mucho kilometraje por recorrer.

El 5G produjo otra revolución en las comunicaciones, pero también en las relaciones entre las grandes potencias tecnológicas y en la vida de cada uno de nosotros: para bien, según unos, para mal según otros.

Y llegó de la mano de Huawei, la empresa china que parece haberse adelantado a sus competidores norteamericanos, al punto que ha suscitado la reacción más impolítica que política del entonces presidente Donald Trump y sus muchachos, que se han reaccionado con la ternura y la mesura a que nos tienen acostumbrados.
Sin embargo, por muchas que sean sus amenazas y peligrosas que sean sus medidas coercitivas, por espectaculares que sean sus movimientos dirigidos a meter miedo, Huawei, la China y sus aliados están determinados a resistir la embestida. Al contrario, ven oportunidades donde sus rivales quieren mostrar obstáculos; ven un bufón en vez de un león.

Lo bueno
El 5G permite llamar por teléfono, escribir como hasta ahora pero navegar por Internet muchísimo más rápido mientras estemos conectados a más dispositivos que ahora.

El 5 G, la quinta generación en comunicaciones inalámbricas, hace posible, por ejemplo, abrir un archivo en internet a la misma velocidad que uno guardado en la computadora, o videos a la velocidad de un pestañeo: entre 10 y 20 veces más rápido que las conexiones actuales.

El 5 G llegó para resolver el cuello de botella en las comunicaciones que existe actualmente en las grandes urbes, donde se suma la actividad simultánea de millones de personas y también de cosas, desde que hay por ejemplo autos inteligentes conectados a la red.

El 5G permite descargar en un segundo un video que ahora tarda 15 segundos en bajar al móvil, porque en lugar de la velocidad de dos gigas por segundo actual, tendremos una de 20 gigas por segundo.

Un resumen, con algo de propaganda, mientras el 4 G permite conectar personas entre ellas, el 5G permitirá conectar personas con todo lo que las rodea, sean personas o cosas. Es decir, no se limita a la comunicaciones interpersonales sino salta al tránsito de vehículos, a la medicina, a las viviendas.

5 G significa "quinta generación". Acá vino a parar por ahora el 1G que se inició en 1990, y que fue 2G cuando comenzaron los contactos entre celulares mediante mensajitos de texto. El 3 G permitió navegar por internet y el 4 G permitió lo mismo que antes, pero a más velocidad.

El 5G hace posible todo lo anterior a más velocidad y permitirá popularizarse a muchos dispositivos que hoy no pueden hacerlo por falta de espacio.

Pero cuando llegue el 5 G, será necesario cambiar los dispositivos actuales, que no lo soportan. Muchos se resistirán, pero el peligro de quedar definitivamente a un costado del camino los hará aflojar.

El 5G implica costos de instalación que posiblemente dificulten la llegada de la nueva tecnología a algunas zonas. Algo similar pasó con la fibra óptica, que se prometió liberalmente pero que en realidad no llegó a muchos sitios que la esperan todavía,

La cuestión política en un tema tan omnipresente toma la forma de guerra entre imperios. Desde que los chinos hicieron ver hasta dónde habían avanzado en 5 G, el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, empezó a ver peligros de que los chinos espíen a los ciudadnos norteamericanos. Mussolini decía odiar a la gente memoriosa. Trump en sus huellas no tuvo memoria suficiente para recordar el contenido de las denuncias de Assange ni de Snowden, justamente de vigilancia indebida de los ciudadanos...por el gobierno de los Estados Unidos.

El blanco de Trump fue la empresa china Hauwei, cuya vicepresidente fue apresada en Canadá hace tiempo, acusada de evadir la prohibición norteamericana de colaborar con Irán.

La empresaria estuvo bajo arresto domiciliario. Su padre es el presidente de la empresa. Dijo que nada detendrá a Hauwei y que ya tienen un sistema operativo para sus teléfonos, que usarán cuando sus proveedores norteamericanos dejen de suministrarle el que usa ahora.

Se burló de las acusaciones de estar robando información tecnológica de los EE. UU. ¿Si ellos no han desarrollado el sistema, qué vamos a robar? preguntó.

Pero Trump, entonces presidente, siguió presionando a sus socios para que renuncien a los servicios y equipos que ofrece Haiwei, argumentando que la empresa podría dar mal uso a los datos que obtendrá.

El ruso Serguéi Terentiev, director de desarrollo tecnológico de la compañía NIITS, que instrumenta el 5G en Rusia, consideró que los argumentos de Trump no tenían más fundamento que la competencia en el mercado de las telecomunicaciones, donde varias empresas decisivas, empezando por Apple, han confesado que los chinos los han superado y ven amarillento el porvenir.

Terentiev dijo que la tecnología 5 G solo controla aspectos como la identificación del usuario, su localización y la interceptación del tráfico.

Los datos de los usuarios se conservan en aplicaciones, pero el 5 G no es una aplicación, dijo Terentiev

"La única perspectiva desde la cual la 5G puede afectar a la seguridad personal de los usuarios es por el hecho de que se integra cada vez más en nuestras vidas, y no solo en la telefonía móvil, sino en todos los dispositivos que usamos. Por lo cual, desde este punto de vista si ofrece un mayor control", explicó.

Mientras soportaba las amenazas de Trump, Hauwei conquistó el mercado ruso, dominó el chino y salió a Europa.

Lo malo
Cada novedad en telecomunicaciones, como el 5G, tiene asignada una frecuencia diferente, generalmente mayor que la anterior. Por esta vía, el 5 G ha recibido para operar la frecuencia de 75 megaherzios. Es decir, una vibración electromagnética que oscila a razón de 75.000 millones de veces por segundo.

Esa frecuencia es, casualmente o no, la misma que una un nuevo método de controlar multitudes, aplicándoles mediante un cañón en un camión de policía un haz de microondas capaz de provocarles la sensación de que los están quemando vivos.

El 5 G tiene entonces la misma frecuencia que las armas no letales electromagnéticas, que operan sobre microcanales que tenemos en las glándulas sudoríparas.

Los efectos del 5 G entonces, podrían tener un efecto no querido, actuando sobre nosotros por así decir metiéndose dentro de nuestra piel y quizá también en nuestro ojos.

El control de la población avanza, ya sea mediante descargas eléctricas de 10.000 voltios por pistolas que incorporó hace unos años el gobierno argentino al arsenal de la policía, mediante el uso de microondas.

Puede ser casualidad que el 5 G tenga la misma frecuencia que las microondas policiales, o puede ser una coincidencia buscada y querida por los que tienen interés en controlar una población cada vez más descontenta, aunque pasiva.
De la Redacción de AIM.

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