El 13 de julio de 2002, el máximo organismo del fútbol dio a conocer el resultado de una encuesta universal: Elija usted el gol del siglo veinte. Ganó, por abrumadora mayoría, el gol de Diego Maradona en el Mundial de 1986, cuando bailando, con la pelota pegada al pie, dejó a seis ingleses perdidos en el camino.
Esa fue la última imagen del mundo que vio Manuel Alba Olivares.
Él tenía 11 años, y en ese mágico momento los ojos se le apagaron para siempre. Ha guardado el gol intacto en su memoria, y lo relata mejor que los mejores locutores.
Desde entonces, para ver fútbol y otras cosas no tan importantes, Manuel pide prestados los ojos de sus amigos.
Gracias a ellos, ese colombiano ciego fundó y preside un club de fútbol, fue y sigue siendo director técnico del equipo, comenta los partidos en su programa de radio, canta para divertir a la audiencia y en los ratos libres trabaja de abogado.
Del capítulo para el 13 de julio de "Los hijos de los días" de Eduardo Galeano.
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