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Caleidoscopio
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Enrique Santos Discéolo, Discepolin.
Enrique Santos Discéolo, Discepolin.

Enrique Santos Discépolo

El 23 de diciembre de 1901, hace 119 años, murió en Buenos Aires una de las figuras paradigmáticas del tango, Enrique Santos Discépolo, "Discepolín", compositor, músico, dramaturgo y cineasta nacido el 27 de marzo de 1901 en el barrio porteño de Balvanera.

Discepolín era hermano del dramaturgo Armando Discépolo, punto fundamental del grotesco, varios años mayor, que fue su maestro tras la muerte de los padres de ambos. Armando lo guió por el camino de la cultura y le descubrió la vocación teatral.

Con Armando inició su carrera de actor en 1917. Al año siguiente escribió sus primeras obras teatrales: El señor cura, El hombre solo y Día feriado. En 1920 actuó en la obra Mateo, una de las más conocidas de Armando. En 1925 compuso la música del tango “Bizcochito” y la letra y la música de “Que vachaché”.

De 1927 compuso es el tango “Esta noche me emborracho”, que cantó "La ñata gaucha", Azucena Maizani. Luego escribió “Chorra”, “Malevaje”, “Soy un arlequín” y “Yira-yira”

Entre 1931 y 1934 escribió otros tangos muy conocidos, como Wunderbar y Tres esperanzas y de regreso de Europa “Cambalache”, “Desencanto”, “Alma de bandoneón”, “Uno” y “Canción desesperada”. En 1947 compuso “Cafetín de Buenos Aires”.

El critico Sergio Pujol hace notar que el vasco francés Pierre Vidal Naquet se interesó en una obra suya en la letra de "Cambalache" como imagen del azar insolente, de la confusión de valores y la desacralización le pareció la más adecuada para sellar su texto de denuncia del revisionismo neonazi en Europa.

Antes, el escritor español José Camilo Cela lo incluyó entre sus poetas populares preferidos y Ernesto Sabato no ha dudado en identificarse con la filosofía pesimista de quien supo escribir en "Que vachaché": "El verdadero amor se ahogó en la sopa", hace notar Pujol.

De él tomamos los párrafos que siguen: "A diferencia de otros creadores populares que desplegaron su talento de modo instintivo y un tanto naif, para luego ser reivindicados por futuros exégetas, Discépolo fue siempre consciente de sus aportes. Podría incluso asegurarse que toda su producción artística está articulada por estilo común, un cierto aire o espíritu discepoliano que la gente reconoce inmediatamente, con afecto y admiración, como si su obra -más de una vez definida como "profética"- expresara el sentido común de los argentinos. La singularidad de Discépolo sigue inquietando, tanto dentro como fuera del universo del tango. Mientras la mayoría de sus coetáneos hoy suena extraña para las nuevas generaciones, el hombre que escribió y compuso "Cambalache" persiste, está vigente. O para decirlo con una de sus imágenes preferidas: sigue mordiendo.

"En una época en la que la autoría y la composición estaban claramente diferenciadas en el marco de las industrias culturales, Discépolo escribía letra y música, aunque esta última era imaginada con apenas dos dedos sobre el piano, para luego ser llevada al pentagrama por algún músico amigo (generalmente Lalo Scalise). Esta capacidad doble le permitió a Discépolo trabajar cada tango como una unidad perfecta de letra y música. Con un agudísimo sentido del ritmo y de la progresión dramática, con un gusto melódico impecable (Carlos de la Púa lo definió como un "Pulgarcito Filarmónico"), Discépolo se las ingenió para hacer de sus breves y muchas veces violentas historias una auténtica comedia humana rioplatense.

Discepolín murió el 23 de diciembre de 1951, en el departamento céntrico que compartía con Tania, su mujer.

Había tomado un compromiso politico con el peronismo en su participación en un programa radial oficialista. Uno de los amigos que se distanciaron de él por esta cuestión política, Nicolás Olivari, lo recordó años después de su muerte como "el perno del humorismo porteño, engrasado por la angustia", una insuperable definición de su personalidad.

tango Discepolo

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