Un informe de las Naciones Unidas señalaba hace algunos años que 13 millones de personas morían anualmente en todo el mundo como consecuencia de la contaminación ambiental antropogénica, es decir, resultado de la actividad humana.
La contaminación ambiental es la presencia en el medio ambiente de componentes nocivos -químicos, físicos o biológicos- que perjudican a los seres vivos. Es una contaminación originada en la actividad humana, en particular la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero o la explotación desmedida de los recursos naturales, que entre nosotros se llama extractivismo y es una de las consecuencias de la subordinación del mundo pobre al al poder mundial, que puede todavía enviar a la periferia los venenos que engendra su actividad.
La contaminación es consecuencia evidente de muchos factores, algunos difíciles de evaluar, pero que confluyen todos para conformar una realidad muy visible.
Entre los factores aludidos están la tala excesiva de árboles; las emisiones de desechos de la actividad industrial a la atmósfera y a ríos y arroyos; el uso de petróleo, carbón y gas; la producción de energía con combustibles fósiles, el uso multitudinario de automóviles; el uso de plásticos y sustancias no biodegradables en espacios naturales.
Consecuencias de la contaminación ambiental
Según el informe de las Naciones Unidas, el calentamiento global es una consecuencia de la de la contaminación ambiental. El cambio climático implica un aumento progresivo de la temperatura media de la atmósfera, no por causas naturales como en otras épocas geológicas, en que alternaron períodos cálidos y glaciales, sino como consecuencia de la actividad humana en apariencia imposible de detener, ya que por encima de ella decide la necesidad de lucro.
Contaminación del océano
La contaminación de los mares es otra consecuencia de los desechos y afecta la vida silvestre de los océanos y la salud humana. El mar se contamina por derrames de petróleo, de residuos tóxicos, del vertido ilegal y la acumulación de plásticos.
Como resultado del derrame de petróleo en los mares, del que de vez en cuando hay alguna información catastrófica, sobre todo ahora en que los tanques petroleros estudian viajar custodiados por buques de guerra, los animales marinos -aves, peces y mamíferos- no pueden evitar los daños que produce un derrame. El petróleo les cubre la piel, las plumas y patas y los inmoviliza hasta la muerte.
Algunos peces ingieren el petróleo creyendo que es comida. Las focas y delfines se alimentan cerca de los derrames de petróleo atraídos por los bancos de peces que se reúnen en el lugar. El resultado es que el petróleo se incorpora a la cadena alimentaria, puede llegar hasta las personas y afectar la salud humana.
El petróleo ingerido daña las vías respiratorias de mamíferos y aves, y produce neumonía, enfisemas y la muerte. El aceite pegajoso causa de hipotermia en las aves porque les deteriora las plumas y destruye el aislamiento de la piel de las focas. Las aves y los mamíferos marinos se convierten en presas fáciles cuando están cubiertos de petróleo y esto hace que se extiendan rápidamente sus efectos dañinos en la cadena alimentaria.
Consecuencias del vertido ilegal de residuos tóxicos
Los residuos tóxicos que van a parar al mar son una forma muy dañina de contaminación; llegan al agua a través de vertederos, minas, granjas y fábricas que arrojan residuos químicos y metales pesados a los drenajes. Un agravante es el tratamiento inadecuado o nulo de los residuos por los vertederos privados de quienes siguen desconociendo que la contaminación del agua es un problema.
Los tóxicos y los metales pesados como el plomo, afectan la salud, causan daños en el cerebro, los riñones y en el sistema reproductivo, causan defectos de nacimiento, crecimiento lento y problemas de audición. Es posible que los tóxicos en el mar estén agotando la población mundial de peces.
Mientras tanto, el problema crece, ya hay islas de plásticos de gran tamaño que flotan en los océanos Pacífico, Atlántico e Indico.
La contaminación es un riesgo para la salud de los seres vivos que habitan los ecosistemas contaminados, incluyendo a los seres humanos. Además, la tala indiscriminada, la explotación excesiva de los recursos naturales y la emisión de contaminantes al medio ambiente -gases a la atmósfera, vertidos en medios acuáticos, residuos sólidos- provoca la destrucción de ecosistemas. Muchas especies de animales y plantas sufren la reducción de su hábitat natural incluso hasta la extinción.
La contaminación es la mayor causa de muerte en países subdesarrollados y cobra 13 millones de vidas al año
La última Asamblea Mundial de la Salud concluyó que una cuarta parte de las enfermedades que afectan a los humanos son consecuencia de los factores ambientales, como la contaminación del aire, del agua y de la tierra.
“La contaminación es la principal causa de muerte en países de renta baja y media. Quiénes más la sufren son las mujeres y niños que viven en la pobreza y en los entornos más contaminados
La ONU convocó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a destinar más recursos a la protección global de la población frente a esos desechos.
Según cifras oficiales la OMS solamente empleará el 2,5% de su presupuesto total para atender los temas vinculados al medio ambiente y la salud humana.
La contaminación hogareña
La OMS, entiende que la “contaminación interior” es actualmente el peor de los problemas y mata unas 4,3 millones de personas al año. El problema básico radica en que 2.800 millones de seres humanos aún emplean leña, estiércol o carbón para cocinar y mantenerse calientes, respirando aire contaminado dentro de sus casas todos los días. La contaminación del aire interior proveniente de la cocina y la calefacción con chimeneas abiertas, equivale a fumar dos paquetes de cigarrillos diarios, han calculado los especialistas.
Las tareas domésticas, particularmente junto a las cocinas, hacen que las mujeres tengan una exposición mayor que los hombres, así como los hijos que las acompañan generalmente dentro de esos hogares contaminados por el humo y los gases tóxicos.
ONU y OMS han convocado en ese sentido a abordar un programa efectivo para solucionar el tema: simplemente con cocinas mejoradas que disipen el humo al exterior, se salvaría medio millón de vidas al año; la inversión de orden los 5.000 millones de dólares para abarcar a la mitad de las 2.800 millones de personas afectadas, ahorraría costos sociales y ambientales del orden de los 52.000 millones de dólares, entienden los expertos.
De la Redacción de AIM.
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