A principios del siglo pasado el maestro japonés Daisetz Teitaro Suzuki advirtió que el oriente no estaba muerto, solo dormía. Dijo que una energía enorme estaba latente en él y que el gigante despertaría.
En “Doctrina zen de lo no mental”, dice que el silencio del Oriente “es el silencio del trueno, logrado en medio del relámpago y del rugido corrientes eléctricas opuestas. ¡Ay de quienes lo confunden con decadencia y muerte, pues serán avasallados por una imponente eclosión de actividad surgida del silencio eterno!”
No lo tomaron muy en cuenta porque los pocos occidentales que por entonces trataban de entender al oriente y creían conocer a Suzuki no estaban muy dispuestos a equiparar aquellas “nebulosas doctrinas místicas” con las que daban fundamento a su propia civilización, positiva, constructiva, clara, adulta y racional.
Pero Oriente ha despertado, aquella eclosión se ha producido y la China está en vías de convertirse en primera potencia mundial, según la marcha de los acontecimientos. Sus guías prácticas son ahora conocidas; pero es difícil encontrarlas donde están: a la vista. Las estrategias son sencillas de entender pero difíciles de aplicar, porque es necesario poseer el equilibrio que permite no turbarse ante el bien ni el mal, el dolor ni el placer, y tratar a los dos polos de todas las cosas como complementarios necesarios, sin preferencias.
Las 36 estrategias o estratagemas son un clásico chino milenario. Parecen un agregado de experiencias de militares, gobernantes, poetas, filósofos, comerciantes y gente común. Pueden haber crecido así, pero el escrito tiene una unidad que no se consigue por el acarreo. Es el punto de vista taoísta que está detrás incluso de lemas confucianos que aparecen en primer plano.
A pesar de su antigüedad ninguna estratagema cayó en desuso. Recuerdan a Maquiavelo, a Goebbels, a Napoleón, a Mao, al imperio moderno, a las tácticas del barrio y la oficina, de la guerra y del amor, a Ramírez y Sarratea, al pescado podrido de los periodistas. Todo expuesto para satisfacción de los que quieran servirse según la idiosincrasia y la capacidad de cada uno y sin forzar a ninguno. La estrategia final es actuar sin estrategia, fuera de las formas, pero eso no se nombra.
Como ejemplo de la estrategia 1, el escritor español Carlos Pérez comenta los informativos de la televisión:
Esta estrategia del entretenimiento y distracción se aplica en primer lugar a los noticieros televisados, principal fuente de información pública. Desde el inicio de los años 90, los espacios de noticias televisados no contienen casi información. Se sigue llamando “Noticieros televisados” lo que en realidad debería llamarse “magazines o revistas”. Un noticiero contiene de promedio máximo 2 a 3 minutos de información. El resto está constituido de reportajes anecdóticos, de hechos diversos, de micro-sondeos en la calle y de reality shows sobre la vida cotidiana. Haga la prueba cuando vuelva a ver las noticias en la TV: ¿hay alguna noticia verdaderamente importante?
Incluso los acontecimientos importantes se tratan como una “revista”. Por ejemplo, en una cumbre internacional verá imágenes de limusinas oficiales y los saludos delante de un edificio, pero ninguna información, ningún análisis a propósito de los temas discutidos por los jefes de Estados.
Asimismo, un atentado será tratado por micro-entrevistas en la calle en el lugar de los hechos, con las impresiones y testimonios de los testigos, o la entrevista a un bombero o un policía. Verdaderamente se rodea un estado (la imagen que “vende”) para salvar a otro (lo que de verdad importa).
Otra forma de emplear esta estrategia a nivel personal es en una conversación o entrevista. Si le están acosando y le sacan a colación temas delicados a los que no quiere responder, siempre puede desviar la atención hacia otros asuntos que también le interesen al interlocutor pero que sean “inofensivos” para usted.
Estrategia 1. Rodear un Estado para salvar otro
Atacar directamente a un enemigo poderoso y unido es una invitación al desastre.
Hay que emplear una confrontación indirecta: concentrar fuerzas para golpear en el punto más débil del enemigo, aprovechar sus fallos, resolver un problema mediante la concentración en un aspecto que parece al margen pero que en calidad es la clave o desviar el problema sobre otra circunstancia.
2. Moverse sin ser visto a plena luz del día
Cuanto más obvia parece una situación, más secretos profundos puede esconder.
La gente tiende a ignorar lo que les es familiar y espera que los secretos estén escondidos. Se tiende a descuidar las actividades abiertas que esconden estrategias subyacentes. Significa crear un frente que después se rocía con un ambiente de familiaridad y de normalidad. Una vez hecho esto, se puede maniobrar sin ser visto, ya que todo el mundo se acostumbra a ver lo obvio y acostumbrado.
3. Matar con espada prestada
Consiste en utilizar los recursos ajenos en provecho propio. Si otro puede hacerlo por ti, no lo hagas tú y apúntate el éxito.
4. Relajarse mientras el enemigo se agota
Hay que forzar a los enemigos a gastar su energía mientras se conserva la propia. Cansar al adversario persiguiendo objetivos inútiles o hacerles venir desde muy lejos, mientras se permanece en el terreno propio.
5. Saquear una casa en llamas
Los adversarios que ya tienen problemas son más fáciles de vencer que los que no tienen tales distracciones. Hay que aprovechar totalmente las desgracias del enemigo e incluso aumentarlas para restarles fuerza.
6. Fingir ir al este y atacar por el oeste
Se crea una falsa impresión para hacer pensar al enemigo que el ataque viene de un lado, cuando en realidad está llegando por otro. El adversario no debe descubrir las intenciones de los falsos movimientos: si no se hace con inteligencia, puede volverse contra uno. Hay que difundir información errónea acerca de las intenciones propias. Así se fuerza al enemigo a concentrar sus defensas en otro frente, dejando vulnerable el que a nosotros nos interesa.
7. Crear algo de la nada
Se crea una falsa idea en la mente del adversario haciendo que la fije como real. Si se es capaz de crear algo a partir de nada, las circunstancias más insignificantes pueden conducir al éxito. La mentira repetida mil veces puede llegar a aceptarse como verdad. Convertir algo pequeño en enorme, creado a partir de actitudes preexistentes para avivar los miedos, aumentar los prejuicios o desviar la percepción de los hechos. Una variante es hacer pensar a los demás que uno no tiene nada cuando en edad se tiene algo.
8. Atravesar un desfiladero en la oscuridad
Opone maniobra abierta, predecible y pública, a otras encubiertas, sorpresiva y secreta. Significa atraer la atención sobre una línea de acción y desarrollar otras alternativas.
9. Observar los fuegos del otro lado del río
Consiste en dejar que los enemigos se destruyan entre ellos. Hay que aprovechar las contradicciones del adversario.
10. Ocultar la daga tras la sonrisa
Significa ganar la confianza del contrincante y actuar solamente cuando ha bajado la guardia.
11. Sacrificar el ciruelo por el melocotonero
A veces hay que hacer sacrificios parciales en aras de la victoria total, hacer concesiones para conseguir el objetivo principal. Exige un cuidadoso cálculo de beneficios parciales y globales, así como ganancias a largo y a corto plazo.
12. Robar un cordero al pasar
Hay que aprovechar las oportunidades que surgen. Cualquier error del enemigo debe ser una ventaja propia.
13. Golpear la hierba para asustar la víbora
Si el adversario es cauteloso e insondable, hay que crear cualquier tipo de agitación para observar su reacción. Atacando un blanco secundario, se puede asustar al enemigo para que haga públicos secretos importantes.
Se puede hacer creer al enemigo que se le está cercando y así se entregará más fácilmente. Hay que provocar al enemigo y estudiar su respuesta antes de lanzar una verdadera ofensiva. También sirve para probar a las personas y ver cómo son en realidad.
14. Levantar un cadáver de entre los muertos
Significa no utilizar lo que todo el mundo utiliza, sino servirse de lo que nadie se sirve. Hacer revivir algo que ha caído en desuso por descuido o dejadez.
Encontrar utilidades a cosas que habían sido hasta entonces ignoradas o consideradas inútiles.
15. Atraer el tigre fuera de las montañas
Es mejor hacer salir al enemigo para luchar que adentrarse en territorio peligroso y desconocido para combatirle. Hay que sacarle de su entorno para hacerlo más vulnerable al ataque. Un paso más de esta estrategia es hacer entrar al tigre en las montañas propias.
16. Deshacerse del enemigo permitiéndole escapar
Se utiliza para evitar derramamientos de sangre. Funciona mejor que intentar arrinconarle y provocar una lucha desesperada. No se debe presionar demasiado al enemigo. Cualquier asedio debe dejar una escapatoria para que el enemigo no se sienta decidido a luchar hasta la muerte. Una vez que empiece su fuga, se debilitará y será fácil destruirlo.
17. Fabricar un ladrillo para obtener jade
Engatusar al adversario con algo de poco valor para obtener un beneficio mayor. Una variante en el mundo de las negociaciones es empezar con una pequeña petición para obtener una predisposición favorable a peticiones más amplias.
18. Capturar al cabecilla para prender a los bandidos
Una fuerza se deshace cuando se pierde lo que la mantiene unida. Si uno se enfrenta a una oposición masiva, hay que centrarse en sus líderes.
19. Robar la leña debajo de la caldera
Este método tiene como objetivo mermar los recursos del enemigo y minar su moral. Tiene doble sentido: privar al enemigo de su sostén físico y también del psicológico.
20. Pescar en aguas turbias
Hay que utilizar la confusión general en provecho propio. Los tiempos de crisis proporcionan oportunidades excepcionales. No hay que confundirlo con “saquear una casa en llamas”, que significa aprovecharse de las adversidades concretas del enemigo, mientras que “pescar en aguas turbias”, consiste en aprovecharse de una situación general de confusión y de caos.
El ideograma chino “crisis” está compuesto de dos caracteres: “peligro” y “oportunidad”.
21 Desprenderse del caparazón de la cigarra
Significa dejar atrás las falsas apariencias creadas con un fin. La fachada queda intacta, pero la acción se realiza en cualquier parte.
22. Cerrar la puerta para atrapar al ladrón
En esencia consiste en cercar al enemigo y cerrar todas las vías de escape. Pero exige algunos requisitos previos: se debe tener al menos una concentración superior de fuerzas en el lugar, o una superioridad absoluta; tiene que haber alguna especie de trampa, ya sea física o psicológica; hay que traer al enemigo con algún engaño y hay que cerrar la trampa en el momento adecuado para que realmente el adversario pueda ser atrapado dentro. Si éste percibe alguna posibilidad de escape, seguirá luchando desesperadamente,
pero si sabe que su lucha no tiene sentido, acabará entregándose.
23. Aliarse con un estado lejano para atacar al estado vecino
Si uno se alía con enemigos (o simplemente neutrales) distantes, mientras se ataca a los cercanos, se pueden minimizar las dificultades logísticas y consolidar además cada victoria. Hay que recordar que estamos hablando de alianzas, no de paz perpetua. Existen intereses permanentes, pero no amigos eternos.
24. Tomar prestado el derecho de paso para atacar al vecino
Se asegura el uso temporal de los recursos de otro aliado para atacar a un enemigo común. Tras haberlos empleado para vencer al enemigo, se emplean ahora contra el aliado que los facilitó. Se emplea para cuando, si tenemos dos adversarios, uno está amenazado por el otro. Si se interviene en ayuda del primero, se amplía la influencia sobre ambos al mismo tiempo. La clave de la estrategia es la capacidad de pedir prestado un camino de paso.
25. Reemplazar vigas y pilares con madera podrida
Consiste en robar, sabotear, destruir o eliminar de alguna manera las bases que sostienen al enemigo y sustituirlas por las propias.
26. Matar al pollo para asustar al mono
En esta estrategia se trata de usar tácticas para producir miedo, amenazar, asustar o plegar a otros a la sumisión.
27. Hacerse el tonto y mantenerse listo
Las personas más inteligentes no dejan ver siempre lo inteligentes que son.
Las que son menos listas y piensan que son muy listas, actúan de forma temeraria. Hay que esperar, hacerse el tonto y aprovechar la oportunidad.
28. Retirar la escalera después de subir
Atraer al enemigo a una trampa y después cortarle la vía de escape: al codicioso, con promesa de ganancia; al inflexible, con argucias; al arrogante, con apariencia de debilidad. También quiere decir sumergir a los propios aliados en una situación de crisis que les obligue a inventar nuevas soluciones al problema.
29. Adornar los árboles con flores falsas
Se trata de presentar una apariencia poderosa, incluso si las fuerzas reales son mínimas. Otra variante es que el fuerte se presente como más fuerte para disuadir a los rivales, o más débil para confundirlos. En general, hay que hacer ver que se tienen más fuerzas que las que se poseen.
30. Hacer que el anfitrión y el invitado intercambien sus sitios
El invitado puede cambiar de posición con el anfitrión de muchas maneras: aumentando sus fuerzas hasta que se halla suficientemente fuerte para vencer al anfitrión, infiltrándose como amigo y tomando poco a poco el control o penetrando en el territorio después de haber hecho salir al anfitrión.
31. Utilizar una mujer para tender una trampa a un hombre
En un sentido más amplio, significa ofrecer al adversario cualquier clase de tentación irresistible.
32. Abrir de par en par las puertas de la ciudad vacía
Hay que utilizar esta estrategia cuando se está en situación muy vulnerable. Se basa en la propensión de la gente a desconfiar de lo que se reconoce abiertamente. Si no se tiene ningún medio de defensa y se revela abiertamente al enemigo, es probable que sospeche lo contrario. Se afirma no ser más de lo que se es con la esperanza que los demás imaginen que somos mucho más.
33. Dejar que el espía siembre la discordia en su propio campo
No existen situaciones en las que los espías no puedan ser empleados. Se aconseja manipular a los agentes enemigos para que sirvan a los objetivos propios.
34. Hacerse daño a sí mismo para ganar la confianza del enemigo
La gente tiende a sentir simpatía por los que padecen calamidades. Hay que aparentar ser víctima de tu propia gente para ganar la simpatía y confianza de los enemigos.
35 Encadenar juntos a los barcos enemigos
Cuando dos saltamontes están atados por el mismo hilo, ninguno se puede escapar. Trata de cómo convertir en debilidad la fuerza del enemigo. Se intenta entorpecer al enemigo con su propio peso.
36. Retirarse
Retirarse cuando todo falla es la estrategia definitiva. Pero no significa huir definitivamente. Al enfrentarnos con un enemigo infinitamente superior, se puede rendir, negociar o retirarse. La retirada no significa la derrota total, el compromiso significa una media derrota y la rendición, la derrota total.
De la Redacción de AIM.
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