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Caleidoscopio
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Los signos de los tiempos

"Zhongguo" es el nombre con que los chinos llaman a su país histórico, que viene desarrollando su cultura ancestral sin interrupción desde hace alrededor de 6000 años; no hay ninguna otra cultura tan antigua en el mundo.

El nombre "China" con que conocemos al país, se originó en comerciantes árabes de tiempos de la edad media europea.

Llamaron "Cin" al país, tomando el nombre de la dinastía reinante. Luego llegaron al extremo oriente los mercaderes venecianos, que adaptaron el nombre a su lengua y lo llamaron Cina, que en italiano se pronuncia "China". Para los chinos actuales su país se llama Zhongguó, como siempre, y no saben que tiene otro nombre en occidente.

Zhongguó es significativo desde el punto de vista de las doctrinas tradicionales, porque significa "país del centro", de "zhong", centro y "guó", nación, estado o país.

La condición "central" de un país o una región no se refiere, como tendería a pensar un occidental, a su poder político o económico, sino a su significado como cultura portadora de principios universales.

El punto como unidad geométrica y el número uno como unidad aritmética son símbolos de la unidad primordial, y los símbolos trasponen el orden cuantitativo al orden trascendente.

Todo cambia

A lo largo de los tiempos, estos centros simbólicos van cambiando: unos se retiran y otros aparecen. Egipto ha sido uno; pero también los ha habido en nuestra América. A pesar del encono con que los españoles trataron de borrar las culturas autóctonas porque no eran cristianas, la investigación ha rescatado algo de la cultura tolteca en México, que era también un "centro del mundo", un foco de orientación superior.

La Tula (Thule, Tile) legendaria persiste en leyendas europeas de un continente desaparecido, ubicado al norte de Escandinavia; y también es el nombre de los ancestros de los esquimales. Tula, por una casualidad extraña, es además el nombre de una ciudad tolteca precolombina, fundada por el dios Quetzalcoatl ("pájaro-serpiente"), que se llamó Tollán y Teotihuacán (de "Teolt", dios; el posesivo "hua" y "can", "lugar", es decir, el lugar donde están los dioses, y también "el sitio donde los hombres de convierten en dioses"). Teotihuacán era para los toltecas el ombligo del mundo, es decir, su centro y origen.

Algunos estudiosos han llegado a la conclusión de que los toltecas no eran un pueblo sino una función, es decir, un grupo que tenía la misión de preservar la doctrina. Se trataría de una función similar a la que en otro lugar del mundo cumplieron los caldeos, que no eran un pueblo sino una casta sacerdotal y científica originaria del sur de Babilonia.

Es notable la interrelación -y la confusión- entre los diversos significados de Tula, porque a pesar de todo se interrelacionan por el origen ordenador y formador.

La explosión europea

Durante la Edad Media, que fue solo europea como demostró el filósofo argentino-mexicano Enrique Dussel, fallecido recientemente, Europa era una región pobre y estancada, donde los hijos de la inmensa mayoría campesina, sometida al régimen feudal, solo podían heredar la miseria de sus padres y legarla a sus propios hijos, sin cambios. Fue la última estática social que hubo en occidente.

En el renacimiento, los esquemas medievales comenzaron a relajarse, se activó el comercio, crecieron las ciudades, se formaron principados dispuestos a sostenerse al precio del veneno y del puñal, y finalmente, con la incorporación de América a sus planes, Europa se derramó sobre el mundo.

Cuando terminó la segunda guerra mundial, el imperio británico, que había forzado su dominio sobre la mitad del mundo, debió ceder su hegemonía a los Estados Unidos, que esperaban, como la antigua Roma, ser la gran unión que no tendría fin.

Se revuelven los tiempos

Sin embargo, ningún poder fundado en los puntos de vista de la modernidad, relativos y vacilantes, puede pretender eternidad ni tener el sello de los "centros del mundo" tradicionales, ninguno ofrece una orientación superior sino todo lo contrario.

Por eso, limitados al poder material, se van sustituyendo unos a otros con mucha rapidez. En esta era del mundo, la hegemonía de los Estados Unidos encuentra una contestación creciente en las potencias emergentes, sobre todo en la China, en la antigua Zhongguo. Sin embargo, es posible que China no pueda ya volver como lo que fue porque las guerras del opio, "la gran humillación", los golpes que recibió del imperio británico en el siglo XIX, que la encontró adormecida, hayan quebrado su tradición.

De Gibraltar a Malaca

Un signo de los tiempos es la importancia decreciente del tráfico atlántico del comercio, que fue floreciente en tiempos de la triangulación de esclavos y mercaderías entre Africa, Europa y América, y la creciente del que pasa por el estrecho de Malaca, que vincula el mar de la China con el Indico.

Cuando Donald Trump era presidente electo a fines de 2016, sus consejeros le recomendaron usar la fuerza militar para cerrar el estrecho de Malaca y ahogar el comercio chino.

Entonces los medios de prensa oficiosos chinos los invitaron a probar la iniciativa, pero aclararon que debían enfrentar a una potencia nuclear. La circulación por el estrecho de Malaca es vital para China y no puede permitir que nadie la estorbe.

Los dilemas de occidente

No pasó nada, tanto como ahora hay sugerencias de que Israel limite sus acciones militares contra sus vecinos, sobre todo Irán, a pesar de la poca disposición de Netanhayu a moderarse.

Es que si Irán sufre un ataque devastador, puede atacar las refinerías de todos sus vecinos árabes, cortar el estrecho de Ormuz y dejar sin buena parte de su petróleo a occidente y a China. Entonces occidente quedaría en aprietos y China debería intervenir quizá militarmente a favor de Irán.

La situación de occidente se ve comprometida: no tiene ya la superioridad militar de antaño y sus rivales pueden tomar medidas drásticas que lo pongan ante situaciones sin salida.

En el caso de que Israel cumpla su amenaza de bombardear las centrales nucleares de Irán, una respuesta simétrica de Irán provocaría en Israel un desastre equivalente al ucraniano de Chernobyl.

Pero Israel, que es un país pequeño y vulnerable, no puede permitirse una situación de ese tipo sin quedar arruinado y al borde de la desaparición. Es solo un ejemplo de los dilemas a que se enfrenta occidente y todo el mundo en momentos en que la hegemonía de la potencia dominante declina y se ve en el horizonte un cambio de manos.

Ser o no ser

Según la trampa de Tucídides, una potencia no cede a otra la hegemonía sin guerra. Y es guerra lo que se prepara en Europa, en medio Oriente y en Taiwán.

Por ahora, "Zhongguo" está expectante, recomienda prudencia y contención; pero ya tiene la flota naval más numerosa del mundo y confía en superar en potencia a la estadounidense, por lo menos en el Pacífico. Los Estados Unidos se preparan para la guerra con China antes de 2027, porque estiman que después ya no podrán superarla.

La tarea que China se propuso a fines del siglo pasado fue crecer sigilosamente hasta irrumpir con fuerza cuando ya no fuera posible detenerla, como hizo al inicio de este milenio. Del enfrentamiento que parece inevitable puede surgir una nueva hegemonía o el hundimiento de la humanidad en el planeta que la acoge desde hace más de 200.000 años. De la Redacción de AIM.

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