La revolución del 25 de mayo de 1810, el inicio de la Argentina como país independiente, fue acompañada e incluso precedida por movimientos con fines emancipadores del dominio español en varios países que por entonces eran colonias de la corona goda.
Las causas que llevaron a este desenlace fueron, entre otras: la Independencia de los Estados Unidos de América ocurrida el 4 de julio de 1776; la Revolución Francesa en 1789 y las nuevas ideas, así como la "Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano", y la extrema debilidad a que había llegado la metrópolis como consecuencia de las invasiones napoleónicas.
Además, los criollos conocían las ideas libertarias sostenidas por fray Bartolomé de las Casas, Francisco de Vitoria, Francisco Suárez y Juan de Solórzano, entre otros y el pensamiento de patriotas hispanoamericanos como Francisco Miranda y Antonio Nariño.
Un factor desencadenante fue la caída de Fernando VII y la invasión napoleónica en España, y otro de más vieja data la pobre administración española en las colonias y el sistema de monopolio comercial.
Además, las invasiones inglesas habían demostrado la ineficacia del sistema político hispano, así como la toma de conciencia del pueblo de su propio poder; la formación de fuerzas criollas, y el apoyo posterior de Inglaterra a las ideas de emancipación.
Las colonias que se consideraban propiedad del rey, producida la caída de éste, cortaban los vínculos con España.
Las agitaciones políticas y reuniones secretas habían comenzado más de un año antes, y en ella tuvo un papel esencial Mariquita Sánchez de Thompson, mujer de gran influencia, inteligencia y belleza.
En Buenos Aires, un grupo de patriotas con ideas revolucionarias se venían reuniendo en la jabonería, negocio de Hipólito Vieytes, en la casa de Rodríguez Peña y en la quinta de Mariano de Orma, gestando las ideas revolucionarias que culminarían saliendo a la luz el 25 de Mayo. Entre ellos estaban Belgrano, Saavedra, Rodríguez Peña, Alberti, Paso.
El viernes 18 de mayo de 1810, el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros anuncia al pueblo la caída de Andalucía en poder de los franceses, hechos que ya eran conocidos por las noticias llegadas a Montevideo al recalar una fragata inglesa.
Los patriotas se reunieron con Cornelio Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, considerando que el momento de llevar a la acción sus ideas revolucionarias había llegado.
El sábado siguiente los patriotas comisionaron a Juan José Castelli para presentarse ante el síndico procurador Julián de Leiva, y por otro lado a Manuel Belgrano y a Cornelio Saavedra a que se apersonaran ante el alcalde en primer voto, Juan José Lezica, para solicitar que, con la aceptación del virrey Cisneros, fuera convocado un cabildo abierto para que deliberara el pueblo sobre su destino.
El 20 de Mayo, Cisneros se reunió con las fuerzas militares y Saavedra no fue lo suficientemente enérgico en su posición, por lo que Cisneros no resolvió nada.
Los revolucionarios enviaron a Martín Rodríguez y Castelli, quienes- haciendo caso omiso de la cólera del virrey- lograron que aceptara convocar a Cabildo Abierto.
El 21 de mayo apoyados por vecinos que solicitaban la solicitud de un Cabildo Abierto, los regidores recibieron por parte del Virrey Cisneros una autorización escrita en que accedía a la voluntad popular de convocar a una sesión pública para el día siguiente, en la que se convocara a la parte más representativa y más sana del vecindario.
El martes 22 de mayo se reunió el cabildo abierto con una afluencia de alrededor de doscientas cincuenta personas. Se inició un debate que fue comenzado por el escribano del cabildo, Justo Núñez, luego prosiguió el Obispo de Buenos Aires, Benito de Lué y Riega, quienes aconsejaban no innovar.
Las ideas revolucionarias patrióticas fueron expuestas y defendidas por Castelli, uno de los cerebros más claros de la revolución, quien exaltó los derechos del pueblo de Buenos Aires para ejercer la soberanía y poder tener un gobierno propio.
Prosiguió haciendo uso de la palabra el militar Ruiz Huidobro, quien expuso que habiendo cesado en el cargo el Rey Fernando VII, también caducaba el mando del virrey Cisneros, y que el Cabildo debía decidir el sucesor.
Siguieron otras exposiciones, y posteriormente se realizó una votación, pero dado lo extenso de las sesiones de ese día, y lo avanzado de la hora, se dejó el escrutinio para el día siguiente.
Del escrutinio, celebrado el miércoles 23, resultó: 155 votos por la destitución del virrey Cisneros; 89 votos por su continuación solo o con asesores, y 27 abstenciones.
Previo a este sufragio, se expusieron muy diversas opiniones. La falta de unidad en las ideas quiso ser aprovechada por los síndicos que designarían presidente de la junta provisional, al propio Cisneros.
El 24 de mayo, reunido el cabildo dispuso que la Junta de Gobierno fuera presidida por Cisneros, además de dos españoles (Juan M. Solá y José Santos Incháurregui) y dos criollos (Castelli y Saavedra). Asesorados por el síndico reaccionario español Julián de Leiva, se redactó un reglamento.
Juraron ese día y fueron aprobados por los mandos militares.
Pero cuando trascendió que el virrey seguía al mando, comenzó a agitarse la población agrupada en la plaza Mayor, encabezados por French, Beruti y otros.
Por la noche los dos criollos miembros de esta Junta, presentaron su renuncia. Y el síndico volvió a citar para el día siguiente.
Los patriotas reunidos durante toda esa noche en casa de Rodríguez Peña, deliberan sobre los miembros que integrarán una lista que será presentada ante el cabildo.
El viernes 25 de Mayo los cabildantes aceptaron la renuncia indeclinable del virrey, que aceptó el descontento popular hacia su investidura; los jefes militares le negaban su apoyo.
Después de muchos artilugios del síndico Leiva para coartar los objetivos patriotas, los cabildantes decidieron aceptar la Junta revolucionaria presentada, avalada por firmas, y respaldada por el pueblo en la Plaza, quedó integrada la primera junta de gobierno, inicio de la Argentina como país independiente.
Estaba integrada por el presidente Cornelio Saavedra, los secretarios Juan José Paso y Mariano Moreno; los vocales Manuel Alberti, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Miguel de Azcuénaga, Domingo Matheu y Juan Larrea.
De la Redacción de AIM.
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