En medio de la agitada vida moderna hay quienes se proponen la redención social como objetivo y una mayoría que procura pasarla lo mejor posible, cosechar sin sembrar y dejar a cada cual al cuidado de sí mismo.
En general, cualquiera se considera bueno, si no excelente; por lo menos nadie se considera malo y cree que con eso alcanza. Y como dice un refrán, todos se quejan de falta de dinero, pero nadie de falta de inteligencia.
Incluso los que sufren reveses importantes entienden que las adversidades se soportan mejor en compañía y tratan de unirse con sus semejantes con la idea de que así se fortalecerán ellos mismos y fortalecerán su causa.
Pero con solamente creerse bueno, justo y sociable no alcanza; porque nada garantiza la verdad de una creencia. Con serlo efectivamente sí alcanza, pero se ha hecho muy escaso.
El Tao Te King, libro fundamental del taoísmo, dice:
"Cuando la Vía se pierde
surgen la bondad y la justicia.
Cuando aparecen el saber y la educación,
se extiende la hipocresía.
Cuando la familia no vive en armonía,
se habla de deberes filiales.
Cuando el Estado se sume en el desorden,
se alaba la fidelidad del buen ciudadano".
Esto significa que la bondad, la justicia, el amor filial, la sinceridad, la fidelidad, el patriotismo son necesarios y recomendables cuando se han perdido, como parece nuestro caso. Son virtudes necesarias por haber caído quienes las recomiendan en una condición insuficiente.
Un discípulo aplicado conseguirá mediante una disciplina férrea superar la condición individual y ya no verá necesidad alguna de bondad, justicia, fidelidad ni nada por el estilo.
En esa condición no se tienen ya necesidades sociales, que aparecen cuando los individuos necesitan contrastar sus personalidades separadas unas contra otras y encontrar alivio, consuelo y satisfacción en semejante "roce".
"Cuando se secan las lagunas, los peces se revuelcan en el barro y mantienen húmedos lamiéndose unos a otros con sus babas. Pero tanto mejor sería que se perdieran en la inmensidad de ríos y mares". (Chuang Tse)
Estos peces lamiéndose en el barrio, ¿no se parecen a los seres humanos valorándose y distinguiéndose en su vida social, puliendo, comparando y vigilando sus personalidades?
Esto puede ayudar a algunos y desilusionar a otros, pero quizá reflexionarlo pueda servir, porque sale un poco del caldo que estamos acostumbrados a revolver. Allí flotan buenos y malos, lindos y feos, sabios y necios, y nos resistimos a no tener preferencias. Todos iremos sin preferencias al mismo destino, como cualquier caldo.
De la Redacción de AIM.
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