“Cuando diseño algo que voy a tejer sea en crochet, dos agujas o telar no lo copio de ningún lado, sale de adentro mío y poder hacerlo es grandioso”, expresó a AIM la fundadora de Carmelo Tejidos, Carolina Melo, quien agregó: “ser tejedora significa tener la posibilidad de crear mi propio camino”.
En diálogo con esta Agencia, la artesana expresó que una de las cuestiones primordiales de su trabajo es el hecho de conocer las técnicas: “sobre las que ya aprendí me gusta probar cosas diferentes y para mí eso es elegir lo que voy tejiendo en mi camino, a veces hay errores y destejo”.
Y continuó: “Entonces saco los puntos o la hebra del telar, todos los días intento hacer eso en mi vida: elegir para dónde voy, qué color le pongo, qué punto hacer y en qué momento”.
“Para mi tejer es grandioso y lo hago en dos agujas desde que era muy chiquita: mi mamá me enseñó a poner los puntos a los seis años y a los ocho me enseñó a tejer el famoso punto Santa Clara, después vino el crochet y más tarde, con los años, el telar”.
Carolina trabajó durante un largo tiempo sin una marca para su emprendimiento, “hasta que encontré Carmelo en un texto que leí y me di cuenta de que es la fusión de mi nombre y mi apellido y me encantó: me gusta mucho su vibración al nombrarlo”, explicó.
¿Qué sentimos al tejer?
Respecto de las experiencias que pudo conocer a lo largo de estos años aseguró a AIM que “en las personas que tejen se despiertan vivencias muy subjetivas y de ahí la importancia de juntarnos a hacerlo en ronda y compartir el saber, la intención y los conocimientos de cada una”.
“El sentir primero es individual y después al relacionarse con otras tejedoras y tejedores uno puede expandir el conocimiento de la técnica, y despertar nuevas formas de ver en los demás”, detalló.
Procesos, valores y texturas
En esta línea, la tejedora expresó a AIM que asignarle un valor económico a sus trabajos es difícil, “porque uno en lo artesanal pone otro tiempo, es lo contrario a lo industrial y se le brinda mucha dedicación a cada punto y trama”.
“En mi caso me gusta combinar texturas y colores, pero como siempre es el paso a paso, el tiempo es otro y difiere en cada pieza”, apuntó y relató: “sé el tiempo aproximado que me lleva realizar una pashmina o una bufanda, pero todo siempre va cambiando”.
“Antes de empezar a tejer, me encanta ver cómo quedan los ovillos, experimentar un tono al lado del otro y resuelvo usar cierto material, pero a medida que voy avanzando y se plasma en el telar, ya se ve diferente” detalló y explicó: “entonces, ese es otro tiempo y ahí elijo otro color y busco otra vez, y revuelvo las cajas; me apasiona”.
En esa línea expresó: “el valor que les doy a mis trabajos es totalmente inherente al amor que les pongo, y la gente responde muy hermosamente” y añadió que “cuando me presento con Carmelo en ferias lo disfruto mucho porque tengo meses de trabajo previo”.
“Cuando las personas ven los tejidos se enamoran de lo que hago, charlamos, me felicitan y me lleno de ese amor, y ahí encuentro también el valor que le dan al tejido”, concluyó.
Talleres 2022
Por otra parte, informó a AIM que en sus talleres se construye un telar a escala: “cada una coloca clavito por clavito y después les enseño a trabajarlo: la técnica de tejido, los distintos materiales y eligen los colores para utilizar”.
“Es un taller intensivo, de tres horas de duración y mi idea es intentar sostenerlo en el tiempo, porque el 2021 me transformó muchísimo y empecé a descubrir que el telar que trabajo, que es el telar bastidor, tiene muchísimas posibilidades y me gustaría transmitir eso y que cada persona pueda descubrir las potencialidades de esta herramienta maravillosa”.
“Pueden estar al tanto de los talleres que brindaré en mis redes sociales: @carmelotejidos en Instagram y Facebook, comparto todo en historias y en feed”, informó.
De la Redacción de AIM.
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