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Caleidoscopio
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Números, catástrofes y extinciones

Desde hace varias décadas, hay expertos que prevén que nos aproximamos a la sexta gran extinción de la vida en el planeta, no sólo de la vida humana, sino de toda vida. La pandemia de coronavirus bien pudo ser el comienzo del fin, pero solo afectó al homo sapiens y favoreció a las demás especies al disminuir la presión humana sobre ellas. Ahora, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anuncia la movilización de reservistas y amenaza a Occidente con usar armas nucleares.

El presidente ruso, Vladimir Putin, emitió este miércoles por la mañana, en Rusia, un mensaje grabado al país en el que anunció una “movilización parcial” de cara a reforzar el frente en Ucrania, en su primer mensaje a la nación desde el que realizó el 24 de febrero cuando comunicó el inicio de la invasión.

A lo largo de su discurso, aseguró que mantendrá la defensa en el Donbass, en el este de Ucrania, y apuntó contra “la violencia que genera Occidente”. “Ellos están intentando suprimir cualquier movimiento independiente para mantener su supremacía. El objetivo de Occidente es debilitar y destruir”, dijo el mandatario. Y agregó desafiante: “En el 91′ lograron separar a la Unión Soviética. Ahora es el turno de Rusia de hacer lo mismo”.

Putin dijo tener armas nucleares “más poderosas” y estar dispuesto a usarlas si es necesario en su conflicto con Occidente, que según él se niega a encontrar una solución pacífica a los problemas en el Donbass.

“Aquellos que nos hablan de chantaje nuclear deberían recordar que nuestro país tiene muchas armas de destrucción masiva mucho más modernas que las de OTAN y si hay una amenaza a nuestra integridad territorial, usaremos todos los medios a nuestro alcance para proteger a nuestros ciudadanos. No estoy mintiendo”, desafió.

Chernobil, hace tiempo
De manera similar, el desastre nuclear de Chernobil favoreció la proliferación de animales en los 5000 kilómetros cuadrados de exclusión, donde reaparecieron entonces especies que se creían extinguidas hace milenios.

Cuando estalló el cuarto reactor de la central nuclear en Ucrania, la nube radiactiva, por cuestiones meteorológicas, se posó sobre Alemania. El gobierno alemán prohibió a los chacareros comercializar su cosecha, pero no la desperdició. Empaquetó las hortalizas radiactivas y las envió como "ayuda humanitaria" a Bolivia y otros países de su misma consideración. Así actúa parte de la especie que ahora sufre una peste que la pondría en peligro el ritmo de crecimiento del número de enfermos no merma.

Hace tiempo
Las grandes extinciones anteriores, iniciadas hace quinientos millones de años, se debieron a causas conjeturales, de que en algunos casos hay indicios, como períodos glaciares intensos, agotamiento del oxígeno en los océanos, impacto de asteroides, erupciones volcánicas enormes, y erupciones gigantescas de lava. Al final, proliferó el homo sapiens, que aparece como responsable posible de la sexta extinción.

Peligros que ve la física
Una causa posible de extinción fue la mencionada por Stephen Hawkins cuando se creó el acelerador de hadrones en la fronteza francosuiza. Hizo notar que la generación de un ínfimo agujero negro en ese aparato podría derivar nada menos que en una nadificación o nulificación de la materia que se extendería al universo entero.

No a los seres humanos y a sus mascotas, no a los animales salvajes que no han desaparecido todavía, no a nuestro planeta ni al sistema solar, sino a todas las galaxias, al universo entero.

La respuesta que le dieron los físicos encargados de los experimentos fue que si eso no ha pasado aún no tiene porqué pasar en el futuro. Si la nulificación del universo es inquietante, la respuesta de los físicos no lo es menos.

El crecimiento exponencial
Los cálculos matemáticos basados en la expansión de cualquier fenómeno de manera exponencial; es decir, respondiendo a una ecuación donde el tiempo esté en el exponente, tiene la impresionante capacidad de crecer desmesuradamente, de modo que parece increíble al sentido común, porque en realidad nunca se experimenta un crecimiento así salvo en sus etapas iniciales.

Un ejemplo clásico es la retribución que el legendario inventor del ajedrez pidió al príncipe al que le enseñó el juego: apenas un grano de trigo en la primera casilla, dos en la segunda, cuatro en la tercera, ocho en la cuarta, 16 en la quinta y así, duplicando cada una la anterior, hasta completar las 64 casillas del tablero.

Al príncipe le pareció un pedido absurdamente pequeño y mandó a sus ministros satisfacerlo de inmediato. Al tiempo volvieron con la noticia no había trigo para llenar la casilla 64. Es que el crecimiento geométrico de la cantidad, contra lo que indica la intuición, hacía que al final fueran necesarias casi un billón de toneladas de trigo, un número con 12 ceros, cantidad que no se alcanzaba ni con la cosecha de mil años.

Como ejemplo, el crecimiento de las nanopartículas, que se replicarían en una "plaga gris" de nanorrobotos, a diferencia del coronavirus que tanto nos preocupa ahora, sería una masa plateada compuesta de partículas del tamaño de un átomo que por algún fallo, mutación accidental o un ataque no dejarían de replicarse, crecerían indefinidamente, quedarían fuera de control y acabarían consumiendo toda la materia del universo. Fin y a dormir.

El primer replicador fuera de control podría ensamblar una copia en mil segundos, luego los dos replicadores ensamblan dos más en los siguientes mil segundos, los cuatro construyen otros cuatro, y los ocho construyen otros ocho. Después de diez horas, no hay 36 nuevos replicadores, sino más de 68 miles de millones. En menos de un día, pesarían una tonelada; en menos de dos días, sobrepasarían el peso de la Tierra; en otras cuatro horas, excederían la masa del Sol y todos los planetas combinada.

Sin embargo, esta funesta predicción tiene un fallo: las nanotecnologías deberían ser capaces de derribar leyes físicas fundamentales, como la de la degradación de la energía.

La naturaleza es pródiga, pero la competencia es mucha
Este modo de multiplicación de las nanopartículas es en esencia el mismo de los virus y las bacterias. Sin embargo, el crecimiento exponencial no sigue la predicción matemática cuando empieza a faltar el alimento. En una caja de Petri -una caja redonda de vidrio con tapa- las bacterias crecen exponencialmente en un caldo de cultivo mientras tienen alimento; pero el crecimiento se desacelera hasta cesar del todo y desaparecer la colonia cuando han consumido todo y deben luchar con sus propios desechos.


Aquí y ahora
El antiguo orden nuclear, arraigado en los resultados impensables de la Guerra Fría, se estaba desgastando antes de que Rusia invadiera Ucrania.

Ahora, está dando paso a una inminente era de desorden como ninguna otra desde el comienzo de la Era Atómica.

Los recordatorios regulares de Rusia en los últimos tres meses sobre su poderío nuclear, aunque en gran medida fanfarronadas, fueron la última evidencia de cómo la amenaza potencial ha resurgido de formas más abiertas y peligrosas.

Amenazas de fatalidad
El presidente de Rusia? Vladimir Putin abrió la guerra de Ucrania con una declaración de que estaba poniendo sus habilidades nucleares en algún tipo de alerta elevada, un mensaje claro a Washington para que retroceda.

No hay evidencia de que haya movido armas nucleares o haya aflojado los controles sobre su uso, dijo recientemente William Burns, el director de la CIA.

Fue la última expresión de una estrategia de Putin para recordarle al mundo que incluso si la economía de Rusia es del tamaño de la de Italia y su influencia se ve eclipsada por el ascenso de China, su arsenal nuclear sigue siendo el más grande.

En los años previos a la invasión de Ucrania, Putin acentuaba regularmente sus discursos con videos de propaganda nuclear, incluido uno que mostraba un enjambre de ojivas que descendían sobre Florida.

En marzo de 2018, cuando anunció el desarrollo de un torpedo con armas nucleares de 24 metros de largo destinado a cruzar un océano y cubrir con radiactividad un área más grande que California, lo calificó de "increíble" y "realmente fantástico", mientras un video adjunto lo mostraba explotando en una gigantesca bola de fuego.

Un popular programa de noticias dominical en Rusia presentó recientemente una animación que nuevamente mostraba el torpedo gigante, afirmando que el arma podría explotar con una fuerza de hasta 100 megatones, más de 6,000 veces más poderosa que la bomba atómica estadounidense que destruyó Hiroshima, y ??convertir a Gran Bretaña “en un desierto radiactivo”.

Todo fue un poco torpe, incluso para un Putin magullado.

Pero dentro del Pentágono y el Consejo de Seguridad Nacional, su bravuconería ha centrado la atención en otra parte del arsenal ruso:

armas tácticas o de “campo de batalla”, armas relativamente pequeñas que no están cubiertas por ningún tratado y son fáciles de transportar.

Rusia posee una reserva de unos 2.000, 20 veces más que los arsenales de la OTAN.

Están diseñados por los rusos para desdibujar la distinción entre armas convencionales y nucleares, que los estrategas temen que haga que su uso sea más pensable.

En juegos de guerra y ejercicios de campo, las tropas rusas han simulado la transición de las armas nucleares convencionales a las tácticas como un experimento para asustar a los adversarios.

En la doctrina militar rusa, esto se llama “escalar para desescalar”.

Preparar una respuesta
Una señal de los riesgos de esta nueva era ha sido una serie de reuniones urgentes en la administración para trazar cómo debería responder Biden si Rusia lleva a cabo una detonación nuclear en Ucrania o alrededor del Mar Negro.

Los oficiales no discutirán los resultados clasificados de esos ejercicios de simulación.

Pero en un testimonio público ante el Congreso el mes pasado, Avril Haines, directora de inteligencia nacional, dijo que los funcionarios creían que Putin buscaría su arsenal solo si “percibe que está perdiendo la guerra en Ucrania y que la OTAN está interviniendo o a punto de intervenir.

Los funcionarios de inteligencia dicen que creen que las posibilidades son bajas, pero eso es más alto de lo que cualquiera estaba proyectando antes de la invasión.

“Hay muchas cosas que haría en el contexto de la escalada antes de llegar a las armas nucleares”, dijo Haines.

La Casa Blanca, el Pentágono y las agencias de inteligencia están examinando las implicaciones de cualquier posible afirmación rusa de que está realizando una prueba nuclear o el uso por parte de sus fuerzas de un arma nuclear de campo de batalla relativamente pequeña para demostrar su capacidad.

Como insinuaba el artículo de opinión de Biden, sus asesores están analizando en silencio casi por completo las respuestas no nucleares, muy probablemente una combinación de sanciones, esfuerzos diplomáticos y, si se necesita una respuesta militar, ataques convencionales, a cualquier demostración de detonación nuclear.

La idea sería "señalar una desescalada inmediata" seguida de una condena internacional, dijo un funcionario de la administración que habló bajo condición de anonimato para brindar información sobre temas clasificados.

“Si respondes de la misma manera, pierdes la autoridad moral y la capacidad de aprovechar una coalición global”, dijo Jon Wolfsthal, un experto nuclear que estuvo en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración de Obama.

Wolfsthal señaló que en 2016, la administración Obama realizó un juego de guerra en el que los participantes acordaron que una respuesta no nuclear a un ataque ruso era la mejor opción.
Haines, entonces asesor adjunto de seguridad nacional del presidente Barack Obama, dirigió la simulación.

Scott Sagan, especialista en estrategia nuclear del Centro para la Seguridad y Cooperación Internacional de la Universidad de Stanford, calificó el desarrollo de una respuesta no nuclear como un desarrollo "extremadamente importante".

“La respuesta no necesita ser una respuesta en especie”, dijo.

Pero los detalles importan.

Una prueba de Rusia sobre el océano, donde nadie muere, podría ser una cosa; uno en una ciudad ucraniana que mata gente podría resultar en una respuesta diferente.

Henry Kissinger señaló en una entrevista con The Financial Times que “casi no hay discusión a nivel internacional sobre lo que sucedería si las armas realmente se usaran”. Y agregó: “Ahora estamos viviendo en una era totalmente nueva”.
De la Redacción de AIM.

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