El empeoramiento del conflicto diplomático entre Estados Unidos y China con el pretexto de un globo aerostático que cruzó el territorio norteamericano parece a medida para mostrar qué cerca está el ridículo político del peligro militar. En el centro del conflicto, que muestra cómo con poco se puede montar en el aire un teatro explosivo de fantasía, está la necesidad de mantener o conquistar la hegemonía que define a los imperios.
El globo chino llegó volando de Asia a Alaska y Canadá, apareció en el estado de Montana y fue derribado apenas llegó al Atlántico tras cruzar todo el territorio estadounidense. Podría ser espía, pero también un verdadero "globo de ensayo" dirigido a provocar el conflicto y podría también -globo por globo- recordar la visita de Nancy Pelosi a Taiwan.
La guerra de Ucrania y la de Taiwan que ya se anuncia, son síntomas de la incapacidad del imperio declinante de aceptar que está midiendo su hegemonía frente al imperio emergente, que su poder es discutido, contestado e incluso ignorado, y que en los hechos es fácilmente eludido. El perro viejo suele volverse agresivo y no querer que se le acerquen por el lado ciego.
La palabra "imperio" ha designado estructuras políticas diferentes, no es lo mismo Asiria que Egipto, los Guptas de la India que el Sol Naciente o que el sionismo. Se suele tomar como norma a Roma y luego a Hispania, Britannia y Estados Unidos, intercalando fallidos como Holanda y haciendo calzar falsamente en el concepto al Incario y a los aztecas.
Una definición mencionable es la del filósofo y economista estadounidense James Petras, que tiene ahora 88 años:
“Estado imperial” (identificado sobre todo con Estados Unidos) es «que impone nuevas reglas que moldean el comportamiento de los demás Estados». Ahora bien este «estado imperial» responde a las demandas y los intereses de sus capitalistas que tratan de desplazar el capital hacia el exterior a fin de realizar actividades lucrativas a nivel mundial.
En este sentido, el término «globalización» vendría a ser un sustituto de «imperialismo»: «el concepto de globalización entró en la jerga periodística para describir el fenómeno de expansión de capitales y de empresas norteamericanas, europeas y japonesas conquistando espacios económicos»
Los Estados Unidos están con razón orgullosos de su aviación militar: tienen 2000 aviones de caza, más que cualquier otra potencia del mundo. Un caza F 22 Raptor de quinta generación, capaz de alcanzar los 2400 kilómetros por hora, disparó un misil AIM 9X contra el globo, que tenía el tamaño de tres autobuses y volaba a unos 18.000 metros de altura. El costo de la operación fue de unos 500.000 dólares: 85.000 la hora de vuelo del "Raptor" y 380.000 el misil.
El avión, que cuesta alrededor de 150 millones de dólares, fue usado por orden presidencial para derribar en las costas de Carolina del Sur el globo aerostático que viajaba pausadamente movido por el viento. Posiblemente hubiera bastado un rifle calibre 22 si hubiera sido posible llevarlo a esa altura, pero mejor era bajarlo a tierra y estudiar los instrumentos a bordo para decidir sobre seguro si era espía. Ahora hay que encontrar sus restos en la profundidad del mar y tratar de descubrir de qué se trataba cuando estaba entero. Como sea, el piloto fue felicitado por el presidente por un hecho poco hazañoso y nada heroico.
El globo fue motivo de una controversia que en otras circunstancias sería difícil de creer, hizo crecer más todavía las tensiones entre China y los Estados Unidos y suspendió abruptamente una visita del canciller norteamericano, Antony Blinken.
El ministro de Defensa estadounidense, Llyod Austin, describió la acción militar de la mayor potencia aérea del mundo contra el globo como resultado de la planificación del alto mando militar y la autorización del gobierno de Joe Biden.
Contra la afirmación del gobierno chino de que era un globo meteorológico, Austin lo consideró espía: "estaba siendo utilizado por la República Popular China en un intento de vigilar sitios estratégicos en los Estados Unidos continentales".
Es casi obligado recordar el antecedente de la guerra de dos días en 1969 entre El Salvador y Honduras, después de un partido de fútbol entre los seleccionados de ambos países. Casualmente, en esa guerra participaron aviones militares obsoletos producidos por la industria estadounidense.
Tras bajar el globo chino, que observaba desde lo alto quién sabe qué ni con qué finalidad, funcionarios estadounidenses se apresuraron a elogiar la actitud del presidente Biden y su equipo de seguridad nacional. Afirmaron que siempre pondrán la seguridad del pueblo estadounidense en primer lugar "mientras responden eficazmente a la inaceptable violación de nuestra soberanía parte de la República Popular China".
Ahora otro esfuerzo militar tiende a recuperar del mar los restos del globo para ver que contenía. Si resultara cierta la versión china, estaríamos ante otro “error” como la búsqueda de armas químicas en Iraq, que finalmente no aparecieron, pero en el intento hubo un millón de muertos.
El Pentágono advirtió antes que nadie que el globo estaba sobre "instalaciones sensibles" en Montana, en el norte de los Estados Unidos, y terminó muy rápidamente con la visita de Blinken a China, que fue publicitada con la finalidad de evitar el empeoramiento que se produjo
El globo llevó -en una enorme sobreactuación- a suspender la operación en los aeropuertos de Wilmington, Carolina del Norte, y Charleston y Myrtle Beach en Carolina del Sur.
La cancillería china, para no desentonar en la actuación, dio a conocer una declaración en que asegura qye Estados Unidos insistió en usar la fuerza con una aeronave civil no tripulada, "un globo meteorológico que extravió el rumbo", en una reacción "claramente desproporcionada".
En la parte más seria del documento, China asegura que "salvaguardará resueltamente los derechos e intereses legítimos de las empresas afectadas y se reserva el derecho de dar más respuestas de ser necesario".
No hay mención de en qué pueden consistir las otras respuestas prometidas, pero quizá estemos acá también frente a una posible escalada de violencia como la que se produce en Ucrania, ahora con Taiwan de telón de fondo.
De la Redacción de AIM
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