Annalena Charlotte Alma Baerbock es la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, dentro del gabinete de Olaf Scholz. Pertenece al partido "verde" y hace honor al color porque sus opiniones no parecen del todo maduras. "Hay países a cientos de miles de kilómetros de Alemania" dijo Baerbock dejándose llevar por un entusiasmo sin medida o poco respetuoso de ellas.
Hace más de dos milenios, Eratóstenes, director entonces de la biblioteca de Alejandría, logró la hazaña de determinar el tamaño de la Tierra con poco error, usando instrumentos precarios con mucho ingenio. Midió un arco de meridiano entre dos localidades de Egipto y calculó para el planeta una circunferencia máxima de 40.000 kilómetros; es decir, desde entonces sabemos que no hay lugar sobre la superficie terrestre que esté a más de 20.000 kilómetros de otro, la distancia a la antípoda.
¿Cómo es posible entonces que haya lugares alejados centenares de miles de kilómetros de Alemania? O Baerbock tuvo en el ejercicio de su cargo político revelaciones enormes, que apenas empieza a compartir, o se trata de sitios de planetas alucinados, que quizá visite en sueños.
De todos modos, los políticos incurren con frecuencia en imprecisiones y descuidos, y a veces en errores que permitirían sospechar en ellos cierto vacío interior si no supiéramos de la formación estupenda con que ejercen su vocación de servicio.
Recientemente, por ejemplo, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, agradeció al primer ministro de Camboya, Hun Sen, poner a Colombia al frente del bloque de naciones del sudeste asiático. Colombia sin duda no quiere ni puede presidir un bloque asiático, ya que es un país americano que está a 18.000 kilómetros de Camboya.
Parece que Hun Sen se sintió algo incómodo confundido con un colombiano siendo él camboyano de pura cepa, pero ya sabemos que Biden tiene momentos oscuros, en que comete errores que rápidamente explican seguidores suyos que parecen preparados para sólo hacer la luz.
Mucho más joven y mujer, la primera ministra británica que se destaca por ser la que menos duró en el cargo, Liz Truss, incurrió en un error similar: confundió el mar Báltico con el mar Negro, unos pocos miles de kilómetros, nada más. Uno da salida a Rusia por el Mediterráneo, el otro por el mar del Norte; pero la diferencia no pareció sustantiva a la efímera Liz.
De la Redacción de AIM.
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