Vandana Shiva expresa en su vida una síntesis de oriente y occidente, con la consecuencia previsible de que el aspecto occidental quedó subsumido en la sabiduría ancestral que puede cambiar de formulación, pero no de esencia.
Cuando Mohandas Gandhi, decidido a terminar con el imperio británico en la India, caminó en caravana con miles de seguidores hacia el mar y al llegar a la costa entró en el agua y recogió un puñado que se le escurrió entre los dedos, iba vestido de mujer.
En realidad pocos occidentales advirtieron el detalle. Pero el mensaje no era para ellos, sino para las mujeres de la India, que sí lo entendieron bien e hicieron lo que Gandhi les estaba sugiriendo: se pusieron al frente de la rebelión de la sal.
La sal era básica para la alimentación india. Sin ella los alimentos putrescibles no podían conservarse. El cálculo usurario del los ingleses lo preveía, y así como estaban decididos a generar y mantener el hambre en sus dominados, querían el monopolio del negocio de la sal. Nadie podía dejar evaporar al sol el agua del mar para recoger la sal, tan sencillo como eso, porque la ley inglesa lo prohibía.
Vandana y Gandhi
Vandada Shiva sigue el ejemplo de Gandhi. Defiende el método del "ahimsa" o "sin acción" -traducido inadecuadamente como "no violencia"- y del satyagraha (fuerza de la Verdad). Ahimsa y satyagraha implican no obedecer leyes injustas. Ella también supo que las mujeres debían ponerse el frente de otra lucha por la tierra, vida y la armonía que se está librando ahora, de la que depende la alimentación del mundo más que la conservación de los alimentos de la sal en la India. Es la monopolización de la comida por cuatro o cinco empresas multinacionales que patentan semillas, privatizan la vida con las patentes y no permiten a nadie sembrar nada que no hayan vendido ellas.
Los orígenes
Vandana Shiva nació en Dehradun, antiguo estado de Uttar Pradesh, India, el 5 de noviembre de 1952. El padre era guardabosques y la madre granjera. De ellos y de las doctrinas ancestrales de su país aprendió a amar y respetar la naturaleza y a saber que una brizna de pasto o un mosquito son tan sagrados como el corazón del Buda y merecen el mismo respeto. Como dijo Sri Nisargadhata Maharaj: "ni un grano de arena existe sin conciencia", lo que otorga a cada cosa una dignidad, como se dice en occidente, que los propios occidentales, que consideran la naturaleza como objeto inerte de explotación y lucro, no admiten ni entienden.
Los padres de Vandana respaldaron a Gandhi en la lucha que emprendió para liberar a la India de Imperio Británico. Ella, después de estudiar en occidente, volvió a su país y tomó otra inspiración: se hizo feminista porque como Gandhi preveía que las mujeres están mejor preparadas que los hombres para llevar adelante la revolución por la alimentación y el tipo de energía que pueden poner en sus actos con ese fin es tanto más eficaz.
En 1973 Vandana participó en el movimiento Chipko, formado principalmente por mujeres para impedir la tala de bosques en el Himalaya, mediante la resistencia no violenta.
El Bhagavad Gita
Tomó de Gandhi, que se fundó en las ideas milenarias del hinduismo, en particular en el Bhagavad Gita que consideraba su "segunda madre", los principios de su lucha, que son inmemoriales en la India. Inició con otras mujeres una lucha a favor de los campesinos jaqueados, expoliados y a veces obligados al suicidio por las compañías multinacionales que están monopolizando el negocio de las semillas y haciendo depender de ellas la alimentación del mundo, es decir, la vida o la muerte.
Cae la perla de la corona imperial
Las mujeres indias dieron fuerza e hicieron invencible el movimiento contra los ingleses, que como discípulos incondicionales del Shyloc de Shakespeare, retenían con obstinación característica su dominio indio, la "perla de la corona" de Su Majestad Británica. Pero se cayó de la real cabeza justo cuando Churchill decía que nunca la abandonarían. La codicia rompe el saco, y Shyloc no era una buena guía ni para la guerra del opio contra la China ni para la guerra de la sal en la India ni para enfrentar las revueltas de los cipayos.
Como no será una buena guía para los negocios de Monsanto, Syngenta o Down Chemical, que son los que enfrenta Vandana en la India y en todo el mundo.
Churchill se explayó en fáciles condenaciones a Gandhi. Por ejemplo: "es alarmante y nauseabundo ver cómo el Sr. Gandhi, un abogado sedicioso (¡fracaso de la educación occidental!) haciéndose ahora el fakir, de esos tan conocidos en Oriente, trepa semidesnudo las escalinatas del palacio virreinal mientras sigue organizando y dirigiendo una campaña de desobediencia civil, para parlamentar de igual a igual con el representante del Rey Emperador».
Un fakir es en oriente un hombre infradotado que se ha quedado en su desarrollo espiritual en los primeros pasos y se gana la vida exhibiendo presuntos "logros" en las ferias. Considerar "fakir" a Gandhi pinta de cuerpo entero a Churchill y muestra cómo, por su racismo "blanco" que recomendaba exterminar a los negros y a los pieles rojas de Abya yala, fue y es admirado por los ingleses.
Esa guerra iba a permitir a los indios preparar de nuevo sal, lo que estaba prohibido por el gobierno de Su Majestad británica, atento como Shylock solo a sus lucros, aunque no fueran honrados, y que por eso quería monopolizar el negocio; pero que de esa manera condenaba al hambre a los nativos, imposibilitados de conservar los alimentos.
El papel de las mujeres
Vandana impulsa a las mujeres agricultoras a recuperar el tradicional papel que habían tenido durante siglos, el de guardar las semillas para preservar la especie y volver a plantarla; negándose a obedecer, dentro del satyagraha, las leyes internacionales de comercio o acatar las reglas de la economía de mercado para crear su propio mercado independiente.
Pero así como Churchill derramó toda la basura que pudo sobre Gandhi sin poder dominarlo, Vandana viene sufriendo ataques de origen no tan evidente, pero de todos modos rastreables: de las cuatro o cinco empresas productoras de semillas transgénicas y de herbicidas para matar todo menos las plantas transgénicas. El nuevo paso de la "revolución verde".
Los ataques de las multinacionales
Una pequeña muestra de estos ataques contra Vandana, todos con un sello empresario de superficialidad que los desautoriza de entrada, es: "no hay evidencia disponible de un 'resurgimiento' del suicidio de granjeros en India en los últimos cinco años". Del periodista especializado Guillaume Gruere (Vandana había denunciado con conocimiento directo el suicidio de campesinos a los que les fallaban las semillas que compraban a Monsanto y se quedaban sin poder sembrar de nuevo y sin recursos. A las multinacionales siempre le faltan pruebas, porque ellas se arreglan para que no lleguen hasta dentro de dos o tres décadas. Así hicieron las tabacaleras con la nicotina, que solo aceptaron que provocaba cáncer y Epoc cuando la cantidad de muertos en los hospitales fue abrumadora).
El periodista científico Ronald Bailey escribió que Vandana Shiva es una "ludita": si hay algo nuevo, ella se opone. Para Bailey todo lo nuevo es mejor por definición e implica progreso; luego oponerse a Monsanto es negar el progreso, la ciencia, la civilización, la cultura. Un conocido periodista argentino dijo que había "cuatro locos" que impedían la construcción de una planta de Monsanto en Córdoba y pedía la policía contra ellos. Aducía que las semillas de Monsanto tienen "toda la tecnología", es decir, son novedad, progreso, ciencia, cultura, y los locos, además de locos son oscurantistas, retrógrados, ignorantes, etc.
El Liberty Institute of Delhi premió a Shiva con el "Bullshit Award for Sustaining Poverty" (Premio Basura por el Mantenimiento de la Pobreza) en 2002 in Johannesburgo.
Pero hay otro testimonio, que como desvarío cabe consignar: Ana Luz García encontró igualdad entre Vandana y las hipérboles de feminista española Lucy Irigaray: para Ana Luz "las ideas de Shiva son como una versión mística de las sandeces sostenidas por la posmoderna psicoanalista, socióloga, feminista y filósofa Luce Irigaray, quien dice, por ejemplo, que la ecuación de Einstein E=Mc2, que relaciona la energía con la masa y la velocidad de la luz, es sexuada, ya que privilegia la velocidad de la luz sobre otras velocidades igual de esenciales para la vida, porque es más rápida. También sostiene que el estudio de la mecánica de fluidos ha sido injustamente postergado porque los científicos, que son todos hombres, prefieren estudiar la mecánica de sólidos, sólidos como el pene, no como la vagina que es no-sólida y emite fluidos". No sabemos qué pensará Vandana de estos desvaríos "feministas", ella que es feminista de otra cepa, pero sin duda no le quitan el sueño.
El feminismo de Vandana
Para el Gita y toda la tradición hindú, y en general para el saber tradicional del mundo entero, incluido occidente hasta el desvío que empezó a tomar su fuerza actual en el renacimiento europeo, la tierra es sagrada y tiene de lo femenino la receptividad, aquello que la hace recibir la semilla y permitirle dar fruto, que la transforma en vida plena.
Los principios del ecofeminismo son para Vandana:
1) La Tierra es sagrada y es la conexión entre todos los seres vivos.
2) La naturaleza fue reemplazada por el patriarcado, y las mujeres, parte de la naturaleza, se encuentran subordinadas frente al hombre y a la producción.
3) Todo ser viviente debe ser respetado
El ecofeminismo que ella impulsa es tan solo dar un aspecto práctico actual a los principios eternos como los que rigen la sacralidad de la tierra, tanto en la India como en Abya yala, como la sacralidad del principio que la fertiliza, activo o masculino, que es su complemento necesario de modo que ninguno es más importante que el otro.
El ecofeminismo es poner la vida en el centro de la organización social. Las mujeres, considerando su determinismo biológico sexual, se han ocupado siempre de generar y proteger la vida.
Según Vandana, el principio fundamental del ecofeminismo, derivado de las ideas ancestrales, es reconocer que el mundo es una Tierra viva y sagrada, capaz de sostener todas las formas de vida. Pero la economía occidental en trance de dominar el mundo niega la tierra, se desentiende de ella y genera desiertos y esterilidad, contra la esencia femenina misma. Nuestra civilización está extrayendo de la tierra no solo más de lo que necesita sino más que lo que la tierra puede dar. La tierra, gracias a la nueva industria y a los "adelantos" científicos modernos, está siendo saqueada a velocidad creciente. Según Vandana “la industria minera, la industria maderera, la industria genética, son aquellos que están robando los genes y pretenden que ellos son los creadores”.
Para ella la ecología, una parte de la síntesis que es el ecofeminismo, afirma que no se pueden destruir los fundamentos mismos de nuestra vida, que la economía llama "recursos naturales" y reserva usurariamente para uso exclusivo del Imperio. El feminismo es testimonio de que no somos iguales y por eso somos fértiles y generamos vida, pero somos parte inescindible de la misma especie: la humana, que desafortunada y ciegamente se viene atribuyendo todos los derechos y negando todo el resto de la vida.
El segundo principio del ecofeminismo implica que la creatividad de la tierra ha sido desplazada por el capitalismo.
La presencia invasiva y disolvente de éste, para Vandana, tiene consecuencias que ella expresa como no podríamos hacer nosotros: "La paternidad triunfante forma parte de la vida celestial (el yang, el purusha, Inti), mientras que el cuidado de los niños está relacionado con la tierra que lo bendice todo.
Pero la reproducción simplemente desaparece y es reemplazada por la producción, redifinida como producción de la vida, producción de salud, de comida, de nutrición, de agua, y se convierte, por violación pretendida de principios inviolables por estar fuera del alcance del hombre, en la destrucción de cada uno de estos recursos. "De esta forma la destrucción se vuelve creación y la creación desaparece. A esto lo llama la frontera de la creación, instalada por el capitalismo".
Y el capitalismo, dentro de su ideología, entiende que la creatividad de la naturaleza, de los seres humanos, de las mujeres, de las comunidades indígenas, de todos los seres humanos, en sus relaciones con el cuidado de la naturaleza y de la comunidad humana; es no actividad, no productivo.
De ahí resultan cosas como que las mujeres no trabajan (no son productivas al modo capitalista). Y que las agriculturas de las comunidades indígenas no son productivas, ni tampoco lo es la agricultura orgánica frente a la industrial. Sin embargo, actualmente la agricultura tradicional, "indígena" no avasallada todavía por las multinacionales, es el 70 por ciento de la producción mundial.
Biopiratas
Para Vandana la biopiratería, que consiste en robar conocimientos milenarios a los nativos y patentarlos como propios de las empresas multinacionales, es posible porque la evolución de la naturaleza y la evolución de los seres humanos son definidas como no inteligentes y no creativas. “Nosotros somos definidos como materias primas pasivas”, dice Shiva. “Si tú produces lo que consumes entonces no estás produciendo.” Una paradoja de las definiciones capitalistas.
Recuerdos de Abya yala
Pero más significativo que todo esto es el respeto a la diversidad, a toda forma de planta, de animal, a todo organismo del suelo, toda forma de comunidad humana, toda cultura que ocupa su espacio bajo el sol, que no niega a nada su luz.
Para Vandana no se debe medir el crecimiento con los parámetros que proponen los economistas con la idea de que son probados científicamente y no hay otros. Sí hay: se puede medir el crecimiento en términos de la vida en las instituciones de la sociedad que mantienen la vida.
Porque las enormes ganancias que con el motor del crecimiento de las empresas monopólicas es el crecimiento de la contaminación y el crecimiento de la contaminación es la aproximación de la muerte.
"En todos los pueblos indígenas el cuerpo es la fuente de donde brota el conocimiento. (El conocimiento es función de la totalidad del ser) El cuerpo es el espacio desde donde todos los curadores o chamanes obtienen su conocimiento y, a través de él, pueden curar otros cuerpos. Entonces para el ecofeminismo, el cuerpo de las mujeres y todos los cuerpos son seres que conocen. Para el ecofeminismo no hay una mente desligada del cuerpo".
Son definiciones que las separaciones que occidente viene practicando sobre todo desde Descartes han hecho evidentes para los occidentales, que las entienden como una segunda realidad. La primera es la que señala Vandana, que no ha muerto ni en las concepciones populares ni en los puntos de vista persistentes en Abya yala.
Para Vandana espiritualidad es reconocer que todo está interconectado y actuar en consecuencia. Todo debe ser respetado, y entre todo, las mujeres. La violencia contra ellas implica desconocer la interconexión y reducir la riqueza de la totalidad a una de sus partes: para los modernos, la materia como única realidad con la idea de descubrir sus relaciones internas con máximo detalle dejando afuera al resto. “Las relaciones no pueden ser medidas en pulgadas y pies, la medida en la que tú puedes destruir, las dimensiones en que tú sostienes o destruyes la vida, solo pueden ser pensadas en términos negativos o positivos de energía; tales relaciones no pueden ser medibles sino vividas y por eso el nuevo mundo imaginado es un mundo de interconectividad y de múltiples dimensiones de la espiritualidad. Porque la integridad y la espiritualidad no son diferentes y reconocer la integridad de cada persona y cada especie ya es, en sí mismo, espiritualidad.”
Un gran científico opina
Vandana no es ajena a la ciencia moderna, que estudió en las universidades norteamericanas, y que los occidentales consideran prueba de superioridad, pero que apenas si prueba que se han perdido en un laberinto de detalles, especialidades, sub y microespecialidades hablando cada uno una jerga que apenas entiende el otro, que ejemplifican la fractura a que han llegado a la par que la insignificancia de los resultados.
Fue justamente el premio Nobel austríaco Erwin Schrödinger, uno de los inventores de la mecánica cuántica, quizá la medalla más preciada de la ciencia moderna, quien arrojó algunas sombras sobre esta fácil presunción de superioridad.
Contratado para dar conferencias a un grupo de damas austríacas, capaces de pagarlas muy bien, vino a decir reconociendo que retomaba una sabiduría milenaria: "La conciencia nunca ha sido experimentada en plural, sino solo en singular. Hasta los casos patológicos de conciencia desdoblada o doble personalidad, las dos personas alternan, nunca se manifiestan simultáneamente". Consideró luego propio de "simples" y de "los filósofos occidentales" la creencia en mentes o almas separadas, unidas a un cuerpo, y siguiendo las Upanishads entendió que esa concepción es resultado de la ignorancia de sí mismo, una ilusión a favor de la multiplicidad, un efecto de "maya".
Sin embargo, para Schrödinger "la experiencia inmediata es que la conciencia es un singular del que se desconoce el plural. Existe una sola cosa, y lo que parece un plural no es".
Imaginamos la incomodidad de las opulentas damas austríacas cuando confesó que en meditaciones sobre la presunta multiplicidad de las almas había llegado a pensar si los animales la tenían o si las mujeres quizá no la tenían. Era sin duda una broma del gran físico, porque era enormemente aficionado a las mujeres (en alma y cuerpo), al punto que se hizo pasar por judío para salir subrepticiamente de la Alemania nazi con un físico judío amigo, nada más que porque era amante de su mujer, con la que siguió en gozosa relación en Inglaterra. Su palabra vale no obstante como ejemplo de ciencia occidental y sobre todo de más allá.
Su ejemplo en esta materia no hizo escuela. Stephen Hawkins no quiso seguir hablando con sus discípulos cuando le propusieron una doctrina hindú sobre el origen del universo y les recomendó no apartarse de la seriedad científica. Y el médico argentino Marcelino Cereijido, investigador biológico, decía que solo falta que creamos como en la India que el mundo fue creado por Vishnú cuando se enojó porque lo echaron de la Trimurti (Trinidad) Esta es una leyenda popular equivalente a los cuentos de la abuela.
Del curriculum de Vandana extraemos: obtuvo una maestría en filosofía de la ciencia en la Universidad de Guelph (Ontario, Canadá), con la tesis titulada "Los cambios en el concepto de periodicidad de la luz". En 1979, recibió el doctorado en Filosofía, en la Universidad Ontario Occidental; presentó una tesis sobre las bases filosóficas de la mecánica cuántica, titulada "Variables ocultas y localidad en la teoría cuántica". Más tarde, se dedicó a la investigación interdisciplinaria sobre ciencia, tecnología y política ambiental.
De la Redacción de AIM
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