Los bancos centrales del mundo se van adaptando, en su mayoría gradualmente, al nuevo contexto de mayores tasas de interés globales. El mes pasado, de los principales 33 bancos centrales del mundo, en 27 hubo decisiones de política monetaria. Entre los países desarrollados hubo aumentos de tasas en Estados Unidos y en Noruega. Mientras que por el lado de los emergentes, Argentina, Indonesia, Filipinas, República Checa, Rusia y Turquía aumentaron la tasa. De modo que frente al mes anterior aumentó el número de bancos centrales que dieron un ajuste de tuerca a las condiciones monetarias.
La FED decidió subir la tasa en 0,25 puntos a 2,25 anual en línea con lo esperado. Pero señalizó que podrían haber aumentos graduales adicionales en el futuro ante las expectativas de un mercado laboral presionado y una actividad económica en expansión. Si bien fue Turquía quién más subió la tasa de referencia en puntos (6,25 puntos al 24 por ciento anual), Argentina no se quedó atrás y la ajustó en cinco puntos a 65 (hoy está en el 73 por ciento) liderando, ampliamente, el ranking mundial. Además, el Banco Central se comprometió a mantener como mínimo la tasa en el 60 por ciento hasta fin de año sino cede la inflación.
Mientras que Filipinas subió las tasas medio punto a 4,50 y los bancos centrales de Indonesia, República Checa y Noruega la subieron 0,25 puntos a 5,75, 1,50 y 0,75, respectivamente. El que sorprendió fue Rusia también con una suba de 0,25 puntos a 7,50 por ciento ante el temor de presiones inflacionarias vinculadas con un contexto externo más adverso. Por su parte, Brasil decidió mantener la tasa en 6,50 pero envió la señal de una posible suba de ser necesario (probablemente de medio punto si hay traspaso a precios de la depreciación del real).
Cabe mencionar también otros casos de la región. Colombia decidió mantener, por cuarto mes, la tasa en 4,25 por ciento (ante la estabilidad de la inflación) y se espera lo seguirá haciendo hasta 2019, cuando comenzaría el ciclo de alza de tasas. En paralelo anunció un esquema de acumulación de reservas por dos años (licitan opciones de venta de divisas) que comienza este mes, con el objetivo de atemperar los efectos de una reducción potencial de la línea de crédito flexible con el FMI. Las reservas actualmente están en u$s47.500 millones (casi 15 por ciento del PBI, la meta que perseguía Federico Sturzenegger en el Banco Central) mientras que la línea con el FMI de u$s11.000 millones (25 por ciento de las reservas) sería el techo deseado de las reservas adicionales. Todo ello sin alterar la política monetaria.
En cuanto a México, también se decidió mantener la tasa en 7,75, en línea con la expectativa del mercado. Descartan subas adicionales salvo que la inflación señalice algún rebote que no sea transitorio. De todos modos, se mantiene cauteloso ante los riesgos sobre el peso mexicano, pese la reciente renegociación del Nafta. Si bien no se esperan subas de las tasa este año ante el comportamiento de la inflación, las turbulencias que afectan a los emergentes, constituyen un riesgo de alzas adicionales de las tasas en el corto plazo. Por último, en el caso de Perú donde se decidió mantener la tasa en 2,75 en línea con la inflación dentro de la meta de dos por ciento. Solo si se acelera el crecimiento y ello impacta en la inflación podría verse subas de la tasas este año.
Ya para octubre, se espera entre los desarrollados una suba de 0,25 puntos a 1,75 en Canadá mientras que tanto la Eurozona como Japón se espera que mantengan las tasas. En la región, la atención estará en Chile donde se espera una suba de 0,25 puntos a 2,75, por presiones inflacionarias que ataquen la meta del tres por ciento debido a la reactivación.
A nivel global, el IIF espera que la Fed suba la tasa por cuarta vez este año en diciembre, tres veces el año próximo y una vez en 2020, mientras que el BCE finalizaría su programa de QE en diciembre de este año y comenzaría a elevar las tasas hacia fines de 2019. No esperan cambios significativos en Japón dado que la inflación subyacente se mantiene muy por debajo del objetivo del dos por ciento.
Con relación a las perspectivas de crecimiento global, el IIF advierte que ante los múltiples shocks que experimentan los emergentes, entre ellos, las crecientes tasas de interés globales, las tensiones comerciales y los episodios de estrés idiosincrásico en Argentina y Turquía, redujo la estimación de crecimiento global para 2018 en 0,3 puntos a 3,2 (lo que refleja en gran medida las rebajas en los mercados emergentes). Si bien el pronóstico para Estados Unidos se mantiene en el 2,9, lo rebajaron para la Eurozona en 0,4 puntos al 2,1 y para Japón en 0,2 puntos a 1,2 por ciento.
"La desincronización del crecimiento global se ha profundizado desde abril, con el peso combinado de los movimientos positivos de las producciones industriales que permanecen por debajo del promedio de 2017. Vemos una escalada del conflicto comercial entre EE.UU. y China como el principal riesgo para nuestra perspectiva", señala en un reciente informe el IIF.
Para los emergentes prevén un crecimiento del 4,5 este año impulsado principalmente por China y otras economías asiáticas. "A pesar de esta perspectiva positiva, varios aspectos han cambiado recientemente, incluidas las importantes depreciaciones de la moneda en Argentina y Turquía. Nuestro análisis reciente muestra que el peso argentino y la lira turca ahora están infravalorados, y que el complejo emergente es menos vulnerable, y solo quedan sobrevaluaciones moderadas en India, Indonesia y Sudáfrica", agrega.
Según un índice de monitoreo del IIF sobre los emergentes, el crecimiento está perdiendo fuerza en estos mercados cayendo a niveles de mediados de 2016. Por ello revisaron las previsiones de crecimiento a la baja para todas las regiones de los emergentes para este año, especialmente para América Latina lo que refleja el fuerte ajuste de Argentina.
Fuente: Ámbito