La gloria es el principal condimento de motivación para los futbolistas, pero en un segundo plano también corre un incentivo económico difícil de ignorar por las cifras que maneja la Fifa para aquellos que llegaron lejos en el certamen. En este caso la AFA se aseguró una cifra de ocho dígitos en dólares por lograr su tercera Copa del Mundo.
Antes del comienzo del evento, el máximo órgano rector del fútbol ya había anunciado en 2020 que contaría con un presupuesto de 1.696 millones de dólares para invertir. De ese total, el 26 por ciento se iba a destinar en premios para las selecciones nacionales. Esto es igual a 440 millones, sin contar el incremento por cada fase que se avanzó en el torneo.
Ya por meterse en semifinales la Albiceleste, junto a Croacia, Marruecos y Francia, se había adjudicado 25 millones de dólares. Y por quedarse con la estrella en juego en el Lusail Iconic Stadium elevó su ganancia a 47 millones de la misma moneda mientras que el subcampeón galo embolsó 30 millones.
Un escalón más abajo aparece el ganador del encuentro por el tercer y cuarto puesto, que cobró 27 millones. Aquellos que fueron eliminados en cuartos de final se llevaron 17 millones, los de octavos 13 millones y los que se volvieron temprano en fase de grupos, nueve millones cada uno.
Si bien no existe una información oficial sobre cómo es el reparto de los premios luego del Mundial, históricamente fue de 50 por ciento para la AFA y otro 50 para plantel, cuerpo técnico y delegación. Además, los mismos jugadores suelen ofrecer generosamente parte de su porcentaje destinado a pilares fundamentales de la convivencia como los médicos, utileros, empleados y auxiliares, por ejemplo.
Fuera del terreno de las asociaciones, los 26 futbolistas de cada plantel percibieron 10 mil dólares por cada día que permanecieron en Doha participando de la Copa del Mundo. Es decir, desde que comenzó el certamen hasta la final, se aseguraron 280 mil cada uno por las poco más de tres semanas de estadía en terreno asiático.
Las cifras, claro, son parte de la carnada en el anzuelo. Pero de ninguna manera superan al hecho de calzarse la corona, de lo que hoy disfruta Argentina.