Un organismo regulador de Estados Unidos, vinculado a la Security and Exchange Commission (SEC), calificó esta semana de hiperinflacionaria a la Argentina porque sumó tres años con más del 100 por ciento de inflación.
Esta calificación poco halagüeña, que nos trae a la memoria los tiempos finales de Raúl Alfonsín, cuando debió dejar el gobierno antes de tiempo, sobreviene en momentos de debilidad política de Cambiemos y de necesidad de respaldo internacional para tener financiamiento.
El organismo internacional alertó a las consultoras financieras del país a que ajusten por hiperinflación los balances de los clientes que se rigen bajo las Normas Internacionales de Información Financiera.
Este golpe, inesperado para un gobierno que por sola presencia creía tener respaldo internacional, llevó a la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas a analizar si instruye a los consejos profesionales de cada provincia a adaptar las presentaciones contables de las empresas argentinas a los parámetros de la Niif o deja de lado esa sugerencia.
Por su parte la Inspección General de Justicia (IGJ) deberá entregar su propio despacho. El Gobierno, a través del ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, presiona para demorar la resolución y evitar el cimbronazo interno que tal disposición podría generar.
Fuentes especializadas coinciden en que esta calificación será un gran desaliento a las inversiones internacionales y un duro revés a la intención de Mauricio Macri de volver a colocar deuda en las plazas globales para evitar un nuevo descalabro cambiario como el que a duras penas parece controlado.