El Riesgo País de Argentina se mantiene en el rango más alto de los últimos cuatro años. La incertidumbre que pesa sobre la recuperación económica acrecienta la percepción de riesgo sobre la capacidad de pago de los bonos soberanos.
El Riesgo País de la banca JP Morgan exhibió para la Argentina un incremento de 22 enteros o 2,7 por ciento, a 804 puntos básicos, la puntuación más alta desde las 817 unidades del 31 de diciembre pasado. Durante la rueda llegó a ubicarse en 809 unidades.
El Riesgo País mide la brecha de tasas de interés entre las emisiones de deuda de los Estados Unidos y los títulos públicos de países emergentes. La tasa del bono del Tesoro norteamericano a 10 años alcanzaba este lunes 2,517 por ciento anual.
En estos términos, una colocación de deuda soberana de la Argentina debería ofrecer en el mercado un rendimiento aproximado de 10,5 por ciento anual en dólares para encontrar demanda, una tasa de probable impago dado el presente económico y financiero del país.
"Los inversores exigen un mayor premio para los vencimientos de corto plazo. Entienden que, en ese horizonte, Argentina podría tener mayores dificultades para honrar sus compromisos de deuda", definió Nery Persichini, gerente de Inversiones de GMA Capital. "Argentina se desacopló nuevamente de los mercados emergentes debido a la incertidumbre política y una macroeconomía vulnerables que todavía batalla para equilibrarse", añadió.
Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Hacienda, la deuda pública ascendió a 345.385 millones de dólares y representó el 90 por ciento del PBI al cierre del cuarto trimestre de 2019. El 76,2 de los pasivos del sector público están nominados en moneda extranjera.
El flojo desempeño económico, el endurecimiento de las condiciones financieras internacionales y los riesgos políticos de un año electoral suman pesimismo a la hora de invertir en bonos argentinos.
Desde Research for Traders subrayaron que se "acrecentó la incertidumbre política de cara a las elecciones presidenciales, con indefiniciones en cuanto a las candidaturas hacia un nuevo gobierno. Además, la recesión económica y las elevadas expectativas de inflación generan mayor desconfianza en los inversores".
Además, hay que tomar en cuenta las exigencias del acuerdo stand by con el Fondo Monetario Internacional (FMI), para alcanzar el equilibrio fiscal primario este año.
Un informe del Grupo SBS apuntó que "los ingresos fiscales continuaron sufriendo la recesión (en febrero), mientras que el gasto indexado debería comenzar a aumentar de peso pronto, alejando al Gobierno del déficit primario cero y agregando presión adicional sobre la dinámica de la deuda".
Para Portfolio Personal Inversiones el informe del FMI conocido el viernes puede "generar algunos ruidos" mientras el país atraviesa una recesión económica, porque "la preocupación recae sobre la baja en la recaudación, en especial, para alcanzar el déficit primario cero. La recomendación apunta a aumentar el IVA y realizar un recorte adicional de subsidios".
La semana pasada, la agencia calificadora Fitch reportó que los riesgos para el crédito de todos los sectores económicos de Argentina continuarán en 2019 a partir de un panorama fiscal desafiante y volatilidad cambiaria, entre otros factores.
Fitch agregó que el riesgo para la sustentabilidad de la deuda argentina es elevado y que las metas fiscales bajo el acuerdo del país con el Fondo Monetario Internacional (FMI) parecen cada vez más difíciles de lograr.
"La turbulencia sobre los países emergentes amainó levemente. No obstante, los activos argentinos siguen presentando claroscuros, y probablemente, lo hagan a lo largo de abril", consideró Portfolio Personal.
Jorge Fedio, analista técnico de Clave Bursátil, consideró que "los títulos públicos en dólares continuaron perdiendo paridad, no así las acciones que comienzan a registrar mejoras, pero todo bajo un entorno de reducidos negocios que hacen a un mercado chato y opaco".
Los bonos en dólares con legislación Argentina sufren un castigo exagerado en estas horas, pues el país cuenta con el dinero del FMI para cumplir sus obligaciones.
Como a la baja de precios en el mercado secundario le corresponde una suba en la rentabilidad implícita, el Bonar 2025 ya está rindiendo un 16,6 por ciento anual en dólares; el Bonar 2020, un 15,7 por ciento; el Bonar 2024, un 15,3, mientras que el Discount 2033 rinde un 14,7 en moneda dura. Se trata de rentabilidades sin competencia en los mercados internacionales en lo que se refiere a renta fija.