Minutos antes de disputar el partido frente a Dominic Thiem en el Abierto de Australia, por el que podría retener el primer puesto del ranking ATP, el tenista español Rafael Nadal quiso ingresar al estadio, pero no llevaba una identificación que le habilitara el paso. Pero lo que ocurrió fue insólito y surrealista.[{adj:69652 alignright}]
Las cámaras del lugar captaron al jugador de 33 años dirigiéndose a una de las zonas exclusivas para jugadores y periodistas acreditados. Todo parecía normal hasta que llegó a la puerta, en donde se topó con un guardia que lo detuvo para pedirle su tarjeta de acreditación, algo que Nadal claramente no tenía.
El tenista español se paró en seco, hizo un gesto con el que le indicaba que tenía su credencial del lado de adentro y sonrió, sin poder creer lo que estaba sucediendo. Finalmente llegó otro guardia, habló con su compañero de trabajo y lo dejaron ingresar.
Algo similar le ocurrió a Roger Federer, también en el Abierto de Australia, pero el año pasado. A diferencia de Nadal, el suizo debió esperar a que un colega le acercara la acreditación para mostrársela al guardia y así poder llegar a destino.
Queda claro que para los guardias del Abierto de Australia, la seguridad está primero.