Más allá de que la Unión Europea se niega a discutir el tema, los diputados aprobaron por 317 votos a 301 una enmienda que habilita al Gobierno a encontrar una solución alternativa a la "frontera dura" en la isla de Irlanda.
Con grandes diferencias dentro de la sociedad por la inminente salida de la Unión Europea, el Reino Unido atraviesa un momento crítico. De a poco, sin embargo, comienza a encontrar ciertos puntos de consenso que le permiten dar sus primeros pasos hacia adelante. Este martes, el Parlamento británico respaldó a la primera ministra, Theresa May, al aprobar una enmienda que le permite reclamar la reapertura de las negociaciones por el Brexit, a pesar de que Bruselas se niega a hacerlo.
Una mayoría de diputados británicos le dio un fuerte apoyo a May para que pueda exigirle a la UE nuevas concesiones en el acuerdo del Brexit. El Partido Conservador de May y sus socios del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP) se aliaron para aprobar por 317 votos frente a 301 una enmienda que habilita al Gobierno a encontrar una solución alternativa que le permita, en efecto, evitar la vuelta a la "frontera dura" entre Irlanda e Irlanda del Norte.
"No será fácil negociar y sé que hay un apetito limitado para esos cambios en la Unión Europea, pero ahora los diputados dejaron en claro lo que quieren", dijo May luego de la sesión.
En exactamente dos meses se va a concretar la salida del Reino Unido de la Unión Europea: 29 de marzo.
May confía en que el mensaje que enviaron los diputados británicos servirá para dejarle "claro" a Bruselas las condiciones que pide el Parlamento para ratificar un acuerdo de salida y alejar el fantasma de un Brexit no negociado. "Tenemos la oportunidad de demostrarle a la Unión Europea qué es lo que se necesita para superar esta confusión", agregó la mandataria.
La primera ministra, que en las últimas semanas había rechazado la posibilidad de pedir a Bruselas modificar el acuerdo sellado a finales de noviembre, cambió su férrea estrategia y defendió la necesidad de buscar cambios "significativos y legalmente vinculantes" en el texto.
Anticipando las dificultades que tendrá para forzar la mano de Bruselas, May regresará al Parlamento el 13 de febrero para exponer los pasos que planea dar si para entonces no se lograron las modificaciones que reclama.
La propuesta de May consiste en revisar por completo el punto más conflictivo del texto: el denominado "backstop", destinado a evitar una nueva frontera en la isla de Irlanda.
El "backstop" establece que el Reino Unido permanezca en una unión aduanera con la UE. Y solo podría ser anulado por mutuo acuerdo de ambas partes, lo que hace temer a los euroescépticos británicos que su país quede atrapado en las redes europeas indefinidamente.